Tierra Adentro
Portada "Aprovéchate de mí", 2022. Tierra Adentro.
Portada “Aprovéchate de mí”, 2022. Tierra Adentro.

Muchas de las teorías sobre la disidencia sexual del siglo XX asumen que la cultura no heterosexual está anclada en las ciudades y tiene una relación especial con las grandes urbes. Aquí pienso, por ejemplo, en el trabajo seminal de Gayle Rubin donde argumenta que las disidencias eróticas requieren de espacios urbanos porque en las comunidades rurales, aquellos que se desvían de la heteronorma son fácilmente identificados y castigados. La literatura mexicana parece confirmar, al menos en parte, estas ideas: El vampiro y los escaparates de la Zona Rosa, Salvador Novo y sus recorridos nocturnos por una ciudad que parece no terminarse nunca, los grupos feministas y las redes de apoyo en Amora, la movilidad fronteriza de la reinita pop de Criseida Santos Guevara y los bares legendarios en Tengo que morir todas las noches o Las sombras del Safari. Todos estos ejemplos tienen en común a un personaje no heterosexual que se construye a sí mismo al habitar la gran ciudad. Es por ello por lo que llama la atención que Santi, el protagonista adolescente de Aprovéchate de mí de Xóchilt Lagunes, rechace la Ciudad de México (o Madrid) como espacios idóneos para descubrir y experimentar con su sexualidad. La novela es una ventana a cómo la sexualidad disidente se vive fuera de la ciudad sugiriendo que, en estos espacios, la disidencia no necesariamente se desarrolla en oposición sino en proximidad a la heterosexualidad.

Utilizando como pretexto las canciones de Café Tacvba, Lagunes narra la historia de iniciación de Santi, quien vive en Cuautitlán y se enamora de Manuel, un hombre casado, que sólo lo utiliza para tener sexo. De muchas maneras, Santi es el típico adolescente que está intentando descubrir su lugar en el mundo mientras trabaja en un puesto de barbacoa y se levanta a las 5:30 de la mañana para llegar a la prepa en la que estudia en la Ciudad de México. Le gustan los hombres, pero su relación con una compañera de la escuela llamada Vane le produce una paz que lo deja lleno de incertidumbre. La historia termina como todas las historias de este tipo: el hombre casado abandona a Santi, quien a su vez confiesa la infidelidad a la esposa solo para terminar golpeado e insultado por Manuel. Con esta ruptura, hay la posibilidad de un nuevo comienzo: Santi se gana una beca para estudiar en Madrid y así poder visitar el pueblo donde nace Federico García Lorca, lugar que lo obsesiona por las posibles similitudes con Cuautitlán.

Merecedora del Premio Nacional de Novela Joven José Revueltas 2020, Aprovéchate de mí puede leerse como un intento por restaurar el daño que ha hecho el canon de la heteronorma: una reescritura de Las batallas en el desierto o de ciertos fragmentos de novelas como De perfil. También es un intento por expandir la representación de lo gay a otros espacios y otras formas de relacionarse. Por ejemplo, llama la atención que Manuel es un macho pasivo mientras que Santi es el activo en la relación. Con ello, Lagunes subvierte el cliché de la heteronorma donde el chingado—como diría Octavio Paz—siempre es el que se raja.

Sin embargo, me parece que la posibilidad de restaurar el daño o bien de rellenar los huecos que ha dejado la literatura mexicana cuando de la disidencia sexual se trata, está justo en los momentos en que la novela se desvía de la trama central o de los clásicos binarismos como activo/pasivo, rural/urbano, homosexual/heterosexual para sugerir aquella utopía queer de la que José Joaquín Blanco hablaba en su ensayo “Ojos que da pánico soñar”. Por ejemplo, Vane es una adolescente que no quiere encasillar la forma en la que se relaciona con Santi:

—¿Y qué somos nosotros?

—No sé a qué te refieres.

—Nos besamos como novios […]

—No tienes que ponerle etiqueta a todo, Santi.

Y el propio Santi es un personaje cuya temporalidad desafía la inmediatez de lo queer/cuir que vemos, por ejemplo, con el Vampiro. A Santi le interesa una banda que no es de su generación, cuenta las horas con los rebaños que pasan por su ventana y no entiende el atractivo de Madrid. Quiero saber más sobre estos personajes y sobre las pequeñas utopías que plantean cuando se posicionan en contra de la norma. Pero pareciera que el futuro no es hoy, que antes de perder el pánico a soñar con estas pequeñas utopías se debe reescribir la misma historia de siempre, pero utilizando otros modelos de representación. ¿Es realmente necesario? Me gusta más la otra apuesta de Aprovéchate de mí, aquella que nos invita a tirarnos por la ventana. ¿Qué pasa si nos dejamos caer? ¿Volvemos a empezar? No lo sé. Pero como dice Café Tacvba, el futuro [cuir/queer] es hoy. Solo hay que perder el pánico a soñar.