Tierra Adentro

América Latina íntima

Para Pat Brennan y sus estudiantes Uno es de los sitios a los que ha llegado, del idioma en el que no puede soñar y un día sucede y se despierta preguntándose cuál es su casa ahora, cuando siempre hay corazón en otra parte.

el cambio de espacio del bar a la calle una copa de vino multiplicada en el momento de decidir continuar bebiendo o dejar el instante eterno de la borrachera del embrujo de la llegada trémula del tigre blanco poner tierra indecencia y tiempo de por medio una acusación judicialuna amenaza de muerte el golpe de una correa de cuero en la cabeza un ojo hinchándose en el reflejo de una ventana el piso reventando en el oído el instinto de conservación respirando fatigosamente sintiendo odio por sólo responder al dolor otro instante perdido que envejece junto a ti recordar en el segundo las aventuras los deseos y las personas que mueren por su mano una cuerda un cuchillo o la quemadura del tiempo otro hueso roto para transformarte en un animal en extinción es quizás el momento entre parar o continuar con el goce del desplome la exitosa rutina del fracaso la escena donde todo cambia y el caos entra en acción interpretando cada acto en una casa vacía un teatro abandonado con el telón roído por la química y un manual de psiquiatría los cambios de ánimo el estado de la pérdida de sentido y la desprotección el llanto imparable la exquisita locura la completa falta de amor este refugio fue construido pieza por pieza para ser invadido sin indulgencia ni disimulo por el relámpago por la propia lapidación en este regazo sólo se vive para escribir.

En este fragmento inédito de la novela del escritor brasileño Joca Reiners Terron, a quien los lectores mexicanos conocieron con La tristeza extraordinaria del leopardo de las nieves, dos hermanos se citan en El Cairo para un ajuste de cuentas.

Heredar la biblioteca de un ser querido significa recuperar parte de sus diálogos, sus monólogos y hasta sus invocaciones a los muertos.

En este cuento de la escritora salvadoreña Claudia Hernández, el mundo de los oficinistas parece el de siempre: chismes, despidos, demandas.

Desde Cuba, la poeta Jamila M.

¿Hay espacio en la violenta rutina de un sicario para las mujeres distintas, las que no lo llaman “Ponchito” y no mueren por enviarle fotos de los pies al escote?, se pregunta Aniela Rodríguez, en este cuento que forma parte de la antología Once navajas: narradores al filo de los treinta, disponible gratuitamente en nuestra web.