Tierra Adentro
Hitler Putsch, 8-9 de noviembre de 1923.- Odeonsplatz de Múnich tras el enfrentamiento. (CC BY-SA 3.0 DE DEED)
Hitler Putsch, 8-9 de noviembre de 1923.- Odeonsplatz de Múnich tras el enfrentamiento. (CC BY-SA 3.0 DE DEED)

El pasado 8 de noviembre se cumple un siglo del Putsch (golpe) de la Cervecería o de Múnich, en el cual Adolfo Hitler junto con un grupo de fieles radicales intentaron tomar la plaza central y los edificios administrativos de la ciudad, para establecer una base de operaciones del Partido Nazi en crecimiento, y a partir de ello generar un movimiento y marcha nacional que esperaba confrontar directamente al gobierno central alemán, y bajo la amenaza de un enfrentamiento militar directo, derrocarlo1.

Afortunadamente, el golpe no tuvo ni la convocatoria, ni los resultados esperados, sin embargo, dadas las laxas reacciones del gobierno central contra los conspiradores, Hitler incluido, éste último aprendería que no era necesario ocupar medios violentos ni fuera de la institución para asirse del poder, ya que para 1933, sería nombrado Canciller y el resto, como bien conocemos es historia.

Por otro lado, a propósito de este evento, me gustaría hacer una serie de reflexiones generales al respecto, pues los golpes de Estado, como los conflictos o las crisis económicas, son eventos inherentes al propio Estado moderno.

Es así, que en este texto me gustaría comenzar dilucidando al lector los detalles de un golpe de Estado, sus causas y tratamientos hasta el comienzo de la Guerra Fría (1945-1991); para luego actualizar éstas categorías analíticas en un contexto más cercano; y finalmente exponer como en el Siglo XXI, plenamente interconectado económica y tecnológicamente hablando, existe todavía la amenaza de dicho fenómeno y algunos relacionados como la desinformación, que abonan perfectamente a la inestabilidad política, condición altamente indispensable para su aparición.

Los Golpes de Estado desde el S. XVII hasta el S. XX

Para empezar, definamos qué es un “Golpe de Estado”, para ello, los elementos tratados por Edward Luftwak2 y Juan Branco3 se presentan como fundamentales para establecer lo siguiente: reemplazo violento, rápido y contundente de ciertos funcionarios clave en las instituciones de gobierno, ello para generar una disociación de los administradores permanentes del Estado y el liderazgo político, así tomar el control del aparato de toma de decisiones central estatal y finalmente, adquirir el control político efectivo del país y el territorio.

La anterior definición aplica de manera particular a los golpes de Estado durante y después de la Guerra Fría, sin embargo, los términos generales de aquella definición, relacionados a la toma del poder de manera forzada o violenta para controlar en última instancia al Estado por medio de su centro de toma de decisiones constituido en el gobierno, aplicó desde su institucionalización como fenómeno multidimensional desde el S. XVII.

A este último respecto, Michel Foucault4 rescata de manera magistral a Francis Bacon5 (1561-1626) en sus clases en el Collège de France en 1978, y las cuales dan un esquema bastante completo, pero además de ello, aplicable en la actualidad a este tipo de eventos.

En primer lugar, el golpe de Estado tiene como principal objetivo asegurar la continuidad del desarrollo y consolidación del propio Estado por dos vías; una violenta y otra de normalización por medio de la asignación de leyes que continúen el marco y forma estatal.

Adicionalmente, el golpe de Estado posee un elemento representativo teatral y trágico que es necesario para lograr un impacto en la población general, pero este junto con las sediciones6 como condición previa para un golpe deben considerarse como fenómenos naturales, normales y cíclicos en la vida de un Estado.

Sin embargo, existen condiciones elementales que dictarán a los gobernantes la posibilidad de la aparición y desenvolvimiento de un golpe de Estado:

  1. Comienza a circular un discurso contra el Estado y el gobierno.
  2. Se genera una inversión de apreciaciones respecto al gobierno por parte de los opositores.
  3. La inversión de apreciaciones, de buen funcionamiento estatal a uno negativo, permea en el gobierno hasta causar una interrupción y mala ejecución de órdenes políticas en el Estado.
  4. Los allegados al soberano o al Estado como funcionarios clave, comienzan a actuar por iniciativa propia, y no conforme a los lineamientos generales previamente dictados.
  5. Al generarse esta iniciativa propia de los funcionarios, el soberano o el gobierno central en el Estado, pierde esa cualidad aglutinante e impositiva de intereses estatales sobre los particulares o de facciones, y ante ello opta por sostener la estabilidad política por medio de cumplir los intereses de un grupo a expensas de otro, inclusive los estatales.

De forma paralela a estas condiciones de la germinación de un golpe, existen también causas estructurales que abonan a su aparición las cuales, según Bacon, son de dos tipos fundamentales, y quizá en éstas, su vigencia en la actualidad es más que evidente:

  1. Causas materiales: condiciones de pobreza intolerable en el Estado, descontento de la población real o generado, por lo tanto, es necesario para el gobernante tener en cuenta las condiciones de indigencia y el estado de la opinión pública para calcular su peso negativo o positivo respectivo.
  2. Ocasionales: Catástrofes como desastres naturales, guerras, o fenómenos intempestivos que causen un súbito deterioro de las causas materiales.

Como método de prevención ante aquellas situaciones, y la aparición de condiciones para el inicio de un Golpe de Estado, Bacon sugiere disminuir las condiciones materiales de la población, mantener en constante vigilancia y control el descontento popular, y establecer una rivalidad de intereses entre las élites y el pueblo, pues este último es considerado por el filósofo como el más peligroso respecto a un asentamiento de sedición en sus filas que ponga en riesgo al gobierno, y peor aún, una alianza con las élites resultaría en un desastroso e inminente derrocamiento.

Pero, ante ese último escenario catastrófico, también existe una solución adecuada, y ésta es el fomento de la división y ruptura entre los múltiples grupos de las élites y el pueblo, para evitar una futura coagulación de descontentos que exploten en rebeliones generales.

Ahora, y ésta es una condición particular de este periodo respecto a los golpes, exceptuando el periodo de inestabilidad y revolución generalizada durante los S. XIX y principios del XX, los cuales si bien vieron a la luz del mundo por medio de su aparición en Europa las revoluciones que generarían importantes avances sociales, dichas estarían inscritas esencialmente en su institucionalización bajo la estructura del Estado moderno.

Curiosamente, y dejando fuera el episodio con el cual abrimos el texto por no mencionar algunos otros pocos, los golpes dentro de la anterior estructura fueron un evento contado y enmarcado principalmente en dicho continente, aunque gracias al devenir de la historia y sus enfrentamientos, junto con la independencia y consolidación de nuevos Estados en América Latina, Asia y África, ello vendría a cambiar radicalmente.

La era del Golpe de Estado: S. XX en adelante

Toda vez que los enfrentamientos genocidas de la Primera y Segunda Guerra Mundial (1914-1945) fueron dirimidos entre los Estados y potencias imperiales de la época, junto con la doble aniquilación de las aspiraciones alemanas de volverse un Reich continental-global, en franca melancolía atavística del Sacro Imperio Romano Germánico, la competencia por el dominio mundial directo o indirecto entre dos súper Estados (La URSS y Estados Unidos), hicieron uso de la herramienta de los golpes de Estado como mecanismo predilecto de alineación de gobiernos locales a su área de influencia7.

Dicho primer elemento junto al nacimiento de nuevos Estados en los antiguos territorios de los imperios coloniales inglés, francés, español, portugués y belga hizo el escenario perfecto para que Moscú y Washington, pero especialmente este último, establecieran una serie de condiciones para emplear el golpe de Estado como mecanismo idóneo y encubierto de coordinación de intereses y objetivos en pleno contexto de la Guerra Fría (1945-1991), de los cuales destacan:

  • El patrocinio financiero o militar estadounidense es suficiente para inclinar la balanza a favor del grupo ejecutor del golpe.
  • El gobierno establecido posterior al golpe estará más alineado a los intereses estadounidenses que el anterior.
  • En caso de fallar el golpe, la amenaza de futuros intentos puede delegar al gobierno estadounidense una fuerte carta de negociación sobre el gobierno que no está totalmente plegado a sus intereses.
  • En caso de ejecutar una medida de intervención militar directa y controlada, ésta únicamente debe estar enfocada en distraer al enemigo de sofocar a las fuerzas bélicas instigadoras del golpe.

De forma alternativa, Connor y Hebditch8 actualizan como en su momento hizo Bacon, los cuestionamientos necesarios que determinaron, y actualmente determinan, sobre todo para el caso africano, en el cual el desarrollo y procesos de institucionalización estatal no terminan de culminar debido al arbitrario y premeditado al fracaso trazado de fronteras nacionales por parte de las antiguos poderes coloniales, las condiciones necesarias que de ser en su mayoría afirmativas o negativas, lo ponen en mayor o menor riesgo de experimentar un golpe de Estado:

  1. ¿Antiguo territorio o posesión ultramarina colonial?
  2. ¿Yace en latitudes tropicales?
  3. ¿Existen divisiones religiosas, étnicas o tribales para general una inestabilidad política significativa?
  4. ¿Posee recursos naturales estratégicos, especialmente energéticos como gas o petróleo?
  5. ¿Existe una corrupción y nepotismo persistente en los gobiernos nacionales?
  6. ¿Se encuentra en una posición geoestratégica?
  7. ¿Hay un régimen autoritario o despótico que lleva largo tiempo gobernando?
  8. ¿Los oficiales clave militares han sido entrenados en el exterior?
  9. ¿Existen recursos financieros o condiciones para la operación de grupos militares o milicias privadas?
  10. ¿Ha tenido un golpe de Estado anteriormente?

En contraste al anterior diagnóstico cuasi-médico de la probabilidad de los Estados de experimentar un “mal de golpe de Estado”, existen otro tipo de características cualitativas que política y socialmente ayudan a comprender el por qué de este fenómeno múltiple contemporáneo en la política internacional.

Entre los principales destacan: la inestabilidad política, el débil grado de institucionalización y consolidación en varios Estados derivado de dicha inestabilidad, junto con un frágil o nulo vínculo de relación y confianza entre el gobierno y la sociedad aunado a un endémico subdesarrollo económico9 son causas igualmente válidas no solamente para la presentación de un golpe de Estado, sino también de la generación de un círculo vicioso de disrupción y violencia política que afecta de manera general a los Estados y sus respectivas poblaciones.

Como una posible medida para evitar las sediciones que evolucionen en golpes de Estado, las cuales no son exclusivas de aplicarse en Estados subdesarrollados económica y políticamente10, Rory Cormac propone que aunque éstas implican una temporalidad larga de aplicación, planeación y ejecución, deben orientarse a construir resiliencia social y educación pública para prevenir la intervención de ideas o discursos sediciosos falsos en el mundo real y virtual, para esto último, es necesario una cooperación con las grandes compañías de redes sociales, y acopio de información tecnológica como Google, Facebook, X entre otras11.

Complementario a lo anterior, todos los Estados deben ejecutar campañas políticas preventivas en la esfera real y virtual, que permitan zanjar las diferencias internas proclives a generar inestabilidad política, esto por la razón de que la división y la desigualdad económica, política y social son escenarios idóneos para la proliferación de discursos de carácter sedicioso, que pueden ser introducidos por grupos estatales o no estatales, locales e internacionales que exacerben condiciones artificiales como “guerra de culturas”, “choque de civilizaciones” o simplemente un discurso político tóxico12.

No obstante, y para ofrecer al lector un panorama más completo respecto a la cuestión antes de ofrecer un conjunto de reflexiones finales, el fenómeno de los golpes de Estado en el Estado actual, es un tanto más complejo de desenmarañar y a partir de ello, evidenciar amenazas de este tipo.

Esto por un lado causado al advenimiento desde principios del S. XX de una sociedad de Masas y un Estado masivo desarrollado y perfeccionado en las últimas cuatro centurias, pero ante ello, los problemas multifactoriales que éste enfrenta serán siempre más y no terminarán de acumularse, y mientras no sea posible atenderlos de manera pronta y efectiva, la defensa y atención de peligros de insurrección y golpe se verán obstaculizados por la dinámica anterior, presentándose así un problema técnico toral del funcionamiento estatal13.

Por otro lado, rescatando el argumento esbozado por Curzio Malaparte en el párrafo anterior, existe, al menos desde el periodo de la pandemia de COVID-19 que hizo volver a todos los ciudadanos del mundo rehenes dentro de sus propias residencias ante una amenaza invisible, el buscar un resquicio de confort y estabilidad en un mundo virtual que posee una dualidad de saber infinito altamente explotable y favorable para el desarrollo cultural e intelectual de la humanidad; y otro de carácter oscuro manejado por intereses disfrazados, que se encargaron de esparcir teorías de la conspiración y discursos políticos altamente polarizantes en la sociedad.

Y una vez que terminó el periodo de emergencia sanitaria, y volvimos todos a la nueva normalidad, parece ser que la polarización política gestada en pandemia, está volcándose a la realidad política estatal y social, ante funcionarios públicos totalmente incapaces de mantenerse al tanto de este creciente peligro, junto a la deleznable explotación de nuevos líderes populistas construidos a través del internet, y que paradójicamente como hace 100 años, prometieron la solución a todos los problemas nacionales en Italia y Alemania, y cuyas consecuencias se encuentran debidamente archivadas en la historia.

Conclusión: el futuro de los Golpes

Ante esta nueva realidad, pareciera que durante toda la Guerra Fría, los golpes de Estado fueron ampliamente utilizados por las dos superpotencias en diversos grados de intensidad para afiliar a su esfera de influencia a los países ya independientes, o a los que se encontraban en pleno proceso de, como la mayoría de las naciones del continente africano, principalmente a lo largo de toda la década de 1960.

Sin embargo, desde el fin de aquel enfrentamiento global en 1991, podemos también evidenciar que no solamente los golpes de Estado siguen siendo una actual herramienta para la resolución de conflictos políticos, todo ello al margen de un nuevo proceso geopolítico de escala universal multipolar entre diversas potencias, que se disputan de renovada cuenta el control de regiones del mundo por vía indirecta, por medio del derrocamiento de gobiernos por dicho medio.

Y otros de carácter más violento e intensivo que de igual forma fueron utilizados en la Guerra Fría, nos referimos a las Proxy Wars o Guerras subsidiarias, en la cual dos actores estatales o no-estatales se enfrentan en una guerra local o regional, con el apoyo encubierto, en recursos financieros, bélicos o personales de otras potencias o entes privados con intereses en desenlazar a su favor el conflicto.

Añadido al carácter político y real de todos éstos fenómenos de la realidad internacional, los cuales oscilan en una de las dos grandes esferas de la interacción global que es el conflicto, junto a una relegada y disminuida cooperación interestatal, el campo virtual, y en menor medida con el paso del tiempo, el de los medios masivos de comunicación, se han posicionado como dominantes para moldear la opinión pública local y mundial al momento de desatarse cualquier tipo de enfrentamiento.

Al contrario, de apelar por una resolución pronta del problema, pareciera que su tónica actual es acrecentar únicamente las ganancias de acuerdo al mejor postor entre los bandos enfrentados, en una lógica puramente económica, que dicho sea de paso, contribuye al sufrimiento de las poblaciones que experimentan las guerras por vía del prolongamiento de la muerte y el sufrimiento.

Finalmente, y a manera de brindar una alternativa coherente y menos pesimista a nuestros lectores, es preciso ahora más que nunca, analizar detenidamente la dinámica, origen y propósito de los golpes de Estado, como parte de una red mucho más compleja de actores e interacciones en las relaciones internacionales actuales, para con ello identificar en qué hemos fallado como sociedad perteneciente y contribuyente al desarrollo de un Estado, que desde su propio surgimiento como dinámica primordial en permanente auto-construcción política y social para el aseguramiento de la supervivencia humana, contrastantemente emplea la violencia de manera reiterada para dirimir cualquier controversia. O dicho en un simple cuestionamiento: ¿Es posible humanizar y pacificar al Estado?

Fuentes

Branco, Juan, Coup d’État Manuel insurrectional, Au Diable Vauvert, Francia, 2023.

Charles River Editors, The Beer Hall Putsch: The History and Legacy of Adolf Hitler and the Nazi Party’s Failed Coup Attempt in 1923, Charles River Editors, S/L, S/A.

Connor, Ken y Hebditch, David, How to stage a military coup : planning to execution, Greenhill Books, Reino Unido, 2005.

Cormac, Rory, How to Stage a Coup and Ten Other Lessons from the World of Secret Statecraft, Atlantic Books, Reino Unido, 2022.

Foucault, Michel, Seguridad, Territorio, Población: Curso en el Collège de France (1977-1978), Fondo de Cultura Económica, México, 2022

Luttwak, Edward, Coup d’état : a practical handbook, Harvard University Press, Estados Unidos, 2016.

Malaparte, Curzio, Técnica del golpe de estado, Ed. Zig Zag, Chile, 1934.

  1. Esto en clara inspiración por la “Marcha hacia Roma” hecha por Benito Mussolini del 24 al 29 de octubre de 1922, en la cual junto con 30,000 aliados forzaron al Primer Ministro Luigi Facta y al Rey Víctor Emmanuel III a transferir el poder ministerial a Mussolini, iniciando así el gobierno de  Il Duce, el cual terminaría con su muerte en abril de 1945.
  2. Luttwak, Edward, Coup d’état : a practical handbook, Harvard University Press, Estados Unidos, 2016, pp. 29-72.
  3. Branco, Juan, Coup d’État Manuel insurrectional, Au Diable Vauvert, Francia, 2023, p. 107.
  4. Foucault, Michel, Seguridad, Territorio, Población: Curso en el Collège de France (1977-1978), Fondo de Cultura Económica, México, 2022, pp. 302-316.
  5. Estadista y filósofo inglés, considerado junto con John Locke y David Hume como los padres del empirismo científico, en el cual la realidad puede ser percibida y analizada por medio de los sentidos. Además, de contribuir al desarrollo del inductivismo como método científico-analítico para el conocimiento por medio de postulados generales a partir de observaciones particulares significativas que construyan a los primeros, y ello finalmente abonó al desarrollo y la consolidación del método científico como proceso objetivo de constitución de hechos a partir de la prueba y la experimentación y al inicio de la primera Revolución Científica.
  6. Conducta o discurso que tenga por objetivo la rebelión de la población hacia la autoridad estatal.
  7. Connor, Ken y Hebditch, David, How to stage a military coup : planning to execution, Greenhill Books, Reino Unido, 2005, pp. 211-213.
  8. Ibíd. p. 214.
  9. Cormac, Rory, How to Stage a Coup and Ten Other Lessons from the World of Secret Statecraft, Atlantic Books, Reino Unido, 2022, pp. 134-135.
  10. No hace mucho, el 7 de diciembre del 2022, autoridades alemanas desarticularon un grupo de ultra-derecha que incluía a un antiguo miembro de la realeza nacional, Heinrich Russ, junto con otros miembros del gobierno, agencias de seguridad y parlamento nacional que tenía por objetivo derrocar al gobierno republicano parlamentario, y sustituirlo por uno de carácter monárquico similar al Imperio Alemán (1871-1918). Para más información al respecto, sírvase el lector consultar: https://www.bbc.com/news/world-europe-63885028
  11. Cormac, Rory, Ibíd. pp. 240, 249.
  12. Ibíd. pp. 253.
  13. Malaparte, Curzio, Téncica del golpe de estado, Ed. Zig Zag, Chile, 1934, p. 163.