Los cuentos de Carlos Velázquez
En 2004, Cuco Sánchez Blues, publicado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Coahuilense de Cultura, inauguró la carrera literaria de Carlos Velázquez (Torreón, 1978), que, tras el paso de dos décadas, se ve nutrida por seis antologías de cuentos y media decena de libros de no ficción, además de colaboraciones en distintas compilaciones en las que participa con otros autores. 19 años después, la editorial Océano decidió crear la biblioteca que lleva su nombre con una nueva colección de relatos, El Menonita Zen. La medida no puede ser mejor y los cuentos del torreonense tienen que ser saludados con verdadero entusiasmo.
Esta nueva publicación, que incluye siete piezas, es sumamente valiosa porque permite constatar la evolución estilística de un escritor maduro y dueño de buenas armas narrativas.
La idea principal del relato que abre la antología, “El fantasma de Coyoacanistán”, habla sobre un fantasma (el espíritu del músico Alex Mazapunk) que vive atormentando a una instructora de yoga, Claudia, y a su pareja, el periodista musical Sabino. Ambos son nuevos inquilinos del departamento que en vida ocupó el músico. Las ideas secundarias van desde la vida del rockero hasta la historia de la feliz pareja. La acción se desarrolla en un departamento, en una calle junto a los viveros de Coyacán. Están bien definidas las costumbres de los protagonistas —ambos jóvenes habitantes de la Ciudad de México— y el ambiente se mueve envuelto por un tono misterioso, por lo que se trata de un cuento fantástico y de intriga con ideas dramáticas.
En los relatos que suceden a “El fantasma de Coyoacanistán”, Carlos Velázquez intenta varias empresas, con buen éxito la mayoría de las veces. “El código del payaso” ofrece una historia sencilla, pero rica, ligada a los Brüder-Mythen; es decir, aquellos relatos en los que se presenta una relación entre hermanos que, por lo general, es hostil. En la historia de Rafael y Edgardo predominan varias lecturas: la dialéctica del amo y del esclavo; la lucha de clases; la figura del fraticidio como una repetición de la maldición que pesa sobre Caín, pero todo revestido por un cierto humor macabro muy bien logrado.
“Discos Indies Unidos S.A. de C.V.” me parece uno de los mejores relatos del libro. No solo es la anécdota, estupenda, sino el drama con el que está desenvuelto. Una mezcla que involucra la leyenda de Píramo y Tisbe (descrita por Higino, primero, y Ovidio, después); la tragedia de Romeo y Julieta, descrita por Shakespeare; y Las viudas de los jueves, de Claudia Piñeiro, con un final digno de La noche de los muertos vivientes, de George A. Romero. Todo contenido en la historia de un hombre solitario, Emmanuel, que no consigue el equilibrio y tiene dificultades para sacar su empresa a flote. Lo que más me convence del relato es la lectura del protagonista: un varón que construyó su masculinidad alrededor del trabajo; en específico, alrededor del rol del proveedor, es decir, que define su existencia con relación a su ejercer público. Dado lo anterior, la inestabilidad laboral lo cuestiona y lo coloca en una crisis de identidad.
Acaso un homenaje a The Phantom Empire, “Sci Fi ranchera” es otro cuento redondo que utiliza tramas y escenarios occidentales tradicionales (un rancho ganadero) al tiempo que incorpora elementos de ciencia ficción (extrañas luces en el cielo) que, lejos de volver el texto parcial, lo enriquecen. Existen varios elementos mezclados en la historia de Gumaro, Don Ruperto y las “luces en el cielo”. Por una parte, encontramos en ambas tradiciones narrativas —el relato sci-fi y el western— recursos argumentales y tipos de personajes similares, así como escenarios fronterizos (el escenario compartido de la frontera como algo que no puede ser domesticado) y temas de supervivencia comunes (la fuerza aplicada como medio de subsistencia). El cuento, como es recurrente en la obra del escritor lagunero, está narrado en primera persona, y Velázquez se permite ciertas travesuras —como una golpiza a un enano albino muy chistoso que se comunica con puros “mu, mu, mu”— para regresar al tema del “otro” y de cómo se convive con lo desconocido.
“La Fitness montacerdos” narra, con el ritmo de lo auténtico, los temas de lo cotidiano; cómo, de pronto, los personajes se ven sacudidos por una emoción inesperada, dando lugar a situaciones tragicómicas y a una demoledora meditación sobre la vida en pareja, la pérdida y la infelicidad.
De “La biografía de un hombre es el color de su piel”, admiro el ensamble en forma de rompecabezas oral para contar la historia del ficticio Yoni Requesound, una enigmática estrella de rock y estrafalario representante de la cultura underground.
Por último, “El menonita Zen”, relato que da nombre a la antología, ofrece un juego magnífico de posibilidades que, una vez más, revisita la cultura griega —particularmente el mito de Ícaro—. En la historia de Benito Bonifacio Reyes “Boni” y su padre hay un eco del escape de Dédalo y su hijo de la isla de Creta. En ambos casos —el relato clásico y el de Velázquez— existe una posible lectura relacionada con la metáfora de la migración como respuesta a un yugo paterno.
Las historias a menudo comienzan con oraciones declarativas (“La peor fecha para cumplir años es el día que tu padre se suicida”), que tratan de establecer una intimidad con el lector y lo atrapan de inmediato. Muchas son muy cortas: “Algunas parejas viven en armonía”, “Me doy asco, me doy puto asco”, “Siempre supe que Yoni sería famoso”. Cada una captura un momento de complejidad emocional. Las historias más cortas inician con la misma franqueza y añaden complicaciones al relato durante su desarrollo. A lo largo del volumen, hay un hilo conductor sobre relaciones de parejas, diferencias entre hermanos, desacuerdos entre padres e hijos, ovnis, suicidio. Velázquez, infinitamente inventivo, encuentra enigmas existenciales incluso en las interacciones humanas más simples.
Menonita zen, primera obra de la recién creada Biblioteca Carlos Velázquez, es, en resumen, un verdadero acierto que permite a una generación de lectores percibir los tintes brillantes y fantásticos de la obra del escritor mexicano y nos presenta los temas que le apasionan y obligan al lector a esperar con impaciencia el nuevo libro que Velázquez publicará en editorial Océano a finales de este año.