Tierra Adentro
Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez
Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

La primera vez que tuve una conversación sobre un libro escrito en dos lenguas al mismo tiempo fue precisamente con Yásnaya Elena Aguilar Gil. La visité en la Sierra Mixe, Oaxaca para conversar con ella sobre libros y hacer sus fotos de la Cartografía íntima //. En esa ocasión, bajo mi profunda ignorancia al respecto recuerdo que, le pregunté a Yas si no le parecía buena idea que un libro en mixe tuviera su traducción al español de manera complementaria. En ese caso particular, Yásnaya habría puesto claridad en una postura que yo adoptaría también: Elegir a tu interlocutor es un acto político. Hoy lo entiendo mejor que antes, sobre todo porque comprendo la importancia de elegir. En aquel entonces la lección concluía en que, al poner una traducción al español convertiría el texto mixe en un adorno. Tenía razón. Quien no supiera mixe pasaría de largo por aquellas letras o las contemplaría con extrañeza. Hoy comprendo que la respuesta puede ser aún más compleja. En aquella ocasión, no tuve oportunidad de reflexionar al instante las posibilidades que esto podría implicar.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Conocí a Susi Bentzulul y retomé con ello mi reflexión sobre los libros escritos en lenguas indígenas. Susi publicó recientemente su libro Tenbilal Antsetik que, en tsotsil quiere decir Mujeres olvidadas. Un libro bilingüe de poemas que pueden leerse en tsotsil y en español y que, justamente al tenerlo por primera vez en mis manos recordé aquella conversación con Yásnaya en Oaxaca. Al plantear frente a Susi esta postura de la lengua ornamental para quien no sabe leerlo, comenzó una serie de reflexiones que me parecieron muy interesantes. Por un lado, en efecto reafirmó la necesidad de que existan más libros publicados en lenguas indígenas con el objetivo de crecer el acervo y tener materiales que realmente puedan llegar a las comunidades que más lo necesitan. Por otra parte, Susi me hacía la pregunta totalmente válida de si yo pensaba que todo el libro había sido escrito inicialmente en tsotsil. Por supuesto que también pienso y escribo en español me comentaba Susi. La forma de hacer poesía no viene en un solo idioma, sobre todo para las personas bilingües. Jamás había pensado en esta posibilidad de no segmentar a quien escribe en lenguas indígenas como el único medio para hacerlo.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Leí también La lengua es un lugar que recién publicó Gris Tormenta, en donde varios autores escriben sobre su experiencia de escribir. Jhumpa Lahiri, a quien sigo con bastante interés, cuenta su experiencia de escribir en otro idioma y la licencia que siente tener al hacerlo; esa forma deliberada de tomar las palabras para construir literatura desde ahí, desde una lengua que no es la suya. Las herramientas del idioma en la literatura son por supuesto una suma de posibilidades. Fue ahí donde entendí de manera un poco más precisa la idea de Susi. Un libro como éste no podía quedarse de un solo lado de la lengua y más bien se complementa en las formas que tiene ella como autora para expresar el mundo que la rodea, su forma de ver y observar detenidamente la violencia de género. “Un escritor bilingue está en dos polos, va y viene y parece estar jugando a estar en ambos lados”.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

«Yaya..

¿bu junukal ch’en kom ach’ulel?

¿K’usi laj o avayijel?”

Ja’ jech slajeb la jk’opon.

Vovij jnopbenal k’alal cham:

la jpikbe sts’ijil xchi’uk svokol.

 

“Abuela.

¿en qué cueva fue a parar tu alma?

¿De qué se murió tu nahual?”

Esas fueron las últimas palabras que le dije.

Su muerte sacudió mis sentimientos:

pude palpar su silencio, su dolor.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Ese fragmento del libro es de entrada lo que me cimbra de su obra. La pluralidad con la que habla de un nosotras y la pertenencia de su lengua como algo propio e identitario, pero también familiar. Un dolor heredado como la lengua.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

 

El hecho de que Tierra Adentro me haya publicado, dice Susi, abre la posibilidad de poner sobre la mesa los temas de violencia que vivimos las mujeres tanto físicos, sexuales y los feminicidas. Se ha normalizado y naturalizado por la normas comunitarias de los pueblos; sin embargo, a pesar de que, se romantiza todo lo relacionado con los pueblos originarios, también se ha silenciado toda la violencia bajo este mismo pretexto de las normas comunitarias. Tenbilal Antsetik trata de poner este tema sobre la mesa, centrándonos en mujeres tsotsiles y da la posibilidad de crear diálogos con otras mujeres tsotsiles independientemente de que alguien pueda decir que estos libros son vistos como una cuota indígena, en realidad, es poder crear conversaciones sobre las dinámicas que vivimos alrededor de esa violencia que muchas veces, viene incluso de la familia y no se nombra.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Este libro va definitivamente en contra de la hegemonía lingüística. Los pueblos originarios están resistiendo en la actualidad y escriben las autoras en pleno 2023 en lenguas originarias, siendo conscientes de que, si quisieran podrían hacerlo en español. Justamente aquí está el valor de su decisión y una posición política clara.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

Las mujeres olvidadas de Susi seguramente será de las primeras ediciones dentro de muchas que, están teniendo un alcance tan fuerte como el que tiene el Fondo de Cultura Económica y con el que los y las autoras como Bentzulul podrán seguir sosteniendo su voz y el orgullo de su lengua a través de sus publicaciones.

Susi Bentzulul. Fotografía por Víctor Benítez

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Autores
(Xalapa, 1991) Es fotógrafo de retrato; su trabajo como tal está plenamente comprometido con la industria cultural. En 2017 comenzó su proyecto “Cartografía íntima: Habitaciones literarias” que ha documentado a más de 150 autores residentes en México, Italia, España, Francia, Suiza y Alemania; entre ellos: Jordi Sierra i Fabra, María Fernanda Ampuero, Yásnaya Aguilar, Emiliano Monge, Santiago Gamboa, Carmen Boullosa, Camila Fabbri, Patricio Pron, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Lorea Canales y Jorge Carrión. Su trabajo se ha exhibido en el Seminario de Cultura Mexicana, el Fondo de Cultura Económica y la Galería Oscar Román de la Ciudad de México, así como en distintos recintos culturales de la República Mexicana. Ha hecho documentaciones especiales para la Presidencia de México, el Proyecto Cultural Chapultepec, el Fondo de Cultura Económica, el Colegio Nacional y el Seminario de Cultura Mexicana y recientemente ilustró un boleto conmemorativo de Lotería Nacional para el 80 aniversario del Seminario de Cultura Mexicana.