Tierra Adentro
Donetsk, Ukraine, 2010. Fotografía de dc_ScAn. (CC BY 3.0 DEED)
Donetsk, Ukraine, 2010. Fotografía de dc_ScAn. (CC BY 3.0 DEED)

Una desafortunada característica definitoria de la Guerra Fría (1945-1991) librada entre Estados Unidos y la URSS, y la Nueva Guerra Fría (2008- en adelante), ahora librada entre países, como Rusia, que desafían el orden internacional unilateral y unipolar dominado por Estados Unidos y sus aliados Europeos, son las guerras subrogadas o también llamadas Proxy Wars, en las que un conflicto o guerra local se vuelve uno de carácter geopolítico internacional por los intereses enfrentados de poderes regionales y mundiales, pero también su magnitud y repercusiones se incrementan por los recursos militares y financieros destinados a inclinar la balanza hacia un lado.

Para el caso de Donetsk y Lugansk, regiones pertenecientes a Ucrania hasta 2022, comprenden la cuenca carbonífera del Donets o zona del Donbas1 que es más usada en términos mediáticos e históricos. Aquella área marcaría el inicio de un conflicto separatista en abril de 2014, que pronto escalaría a un enfrentamiento directo con el gobierno de Kiev bajo el apoyo encubierto de Rusia, pero que a la vuelta del tiempo se volvería otro elemento más en la larga lista de Guerras Subrogadas pertenecientes a esta Nueva Guerra Fría.

Bajo este pretexto, y a 10 años de su comienzo, me gustaría abordar una serie de antecedentes relevantes para el estallido del conflicto en 2014; para luego ofrecer una recapitulación de los enfrentamientos entre 2014 y 2022 que no pararon a pesar de las negociaciones internacionales; el periodo más reciente a partir de la intervención directa de Rusia en 2022; y concluyendo con una serie de escenarios posibles para su desenlace.

Donetsk y Ucrania antes del 2014

Un factor importante a considerar, y cuyo peso específico jugó un papel notable para la insurrección en el Donbas en 2014, está estrechamente relacionado con la influencia histórico-política que existe en la parte occidental y oriental de Ucrania respectivamente, pues ello representa una clara división que, conforme concluyamos el texto, puede resultar fundamental para el futuro de la integridad territorial del país.

Ahora, respecto a la parte occidental del país, la cual engloba las regiones de Lvov, Ternopol, Ivano-Frankivsk, Transcarpatia, Volyn y Rivne estuvieron hasta 1939 bajo las distintas influencias políticas del Imperio Austro-Húngaro, Polonia, Rumania y Checoslovaquia2.

Por otro lado, las regiones restantes del país desarrollaron, conforme más al este se acercaron, una relación mucho más estrecha con Rusia en términos políticos, económicos y sociales, pues a partir del periodo soviético hasta 1991 estuvieron incluidas dentro de la República Socialista Soviética de Ucrania, con la excepción de la península de Crimea, la cual fue incorporada hasta 1954 a dicho territorio por el gobierno de Khruschev.

Otro elemento importante respecto a aquellas dos áreases el económico y urbano, pues la parte este se encuentra más urbanizada e industrializada que la parte oeste3 y, por lo tanto, el ingreso económico es mayor en la primera, específicamente en las regiones de la Ciudad de Kiev, Donetsk, Dnepropetrovsk, Kharkov, Odesa, la Región de Kiev, Lvov, Poltava, Lugansk y Zaporizhia, las cuales, acomodadas en orden de ingreso nacional, aportaron en conjunto para el año 2013 el 71% del PIB4 en el país.

Con el paso del tiempo, y adquirido totalmente el estatus de país independiente para Ucrania, dos esferas políticas fundamentales se establecieron en la política nacional, una que abogaba por mantener los lazos con Rusia, y otra que buscaba mantener un cierto balance entre Moscú y Europa occidental para explotar a su favor esa cualidad de independencia e imparcialidad, pero que a lo largo del tiempo fue derivando en una esfera completamente orientada a su incorporación al mundo de la UE, a la vez que elementos radicales nacionalistas no solamente apoyaron esa idea, sino que buscarían erradicar cualquier influencia rusa en el país.

Lo anterior, en primera instancia, se hizo presente desde la década de los 90, y de manera más concreta en 2004, cuando líderes regionales de Donbas y regiones circundantes, amenazaron con declarar una república autónoma si los resultados presidenciales no favorecían al candidato pro-ruso y apuntalado políticamente por el este ucraniano, Víctor Yanukovich5, quien a pesar de ello tuvo que conceder la derrota6 ante Víctor Yushenko, presidente entre 2005 y 2010.

Esta última figura, a diferencia de sus predecesores Leonid Kravchuk (1991-1994), y Leonid Kuchma (1994-2005), ante serios problemas de estancamiento económico, corrupción y observando una política exterior más reactiva por parte de Rusia frente a la expansión de la OTAN a antiguos países del bloque socialista, buscó de manera general un mayor acercamiento a la Unión Europea al mismo tiempo que trataba de mantener bajas las sospechas hacia el Kremlin de un distanciamiento serio.

Para cuando Yanukovich al fin accedió a la presidencia en el 2010, los problemas de balancear externamente las propuestas de alianza económica y política entre Rusia y la UE le fueron heredados totalmente.

Decidió renovar el arrendamiento de la base naval militar de Sebastopol en 2010 con Moscú, además comenzó a negociar un acuerdo de asociación económica con Bruselas ante presiones internas, al reconocer la incapacidad de ofrecer un desarrollo económico positivo enlazado a Rusia, el camino del crecimiento por descarte lógico parecía estar con la UE, aunque ello representara un peligroso movimiento para mantener las relaciones ruso-ucranianas en buen término.

En los últimos años de su interrumpido mandato (2013-2014), Yanukovich finalmente decidió no firmar el acuerdo de alianza con la Unión Europea en noviembre del 2013, sin embargo eso provocó protestas internas que fueron debidamente aprovechadas por la oposición para organizar el 20 de febrero de 2014 una operación de insurgencia que resultaría en el penoso episodio conocido como la “Masacre de la Plaza de la Independencia” en la ciudad de Kiev, en el que grupos armados de derecha radical asesinaron a numerosos civiles y miembros de la policía Ucraniana en medio de la turbulencia política7.

Dicho evento tenía como objetivo culpar al gobierno de Yanukovich por aquella masacre, el cual tuvo éxito, y para el 21 de febrero de 2014, el parlamento ucranianio destituyó al presidente de manera ilegal,  estableciendo un gobierno interino que cada vez se encontraba más infiltrado por elementos de extrema derecha.

Esto no fue aceptado por las regiones de Donbas y para el 23 de febrero del mismo año, comenzaron a tomar edificios gubernamentales y de seguridad locales en un movimiento general de insurgencia que al cabo de unos meses se convertiría en una guerra civil.

Donetsk y el Donbas en Guerra: 2014-2015

La respuesta rusa, ante este conflicto inminente no se hizo esperar, y el 16 de marzo de 2014 desplazó tropas hacia la península de Crimea, ocupándola de facto y celebrando ese mismo día un referéndum entre la población de dicha república que arrojaría un resultado positivo (96% sí) hacía su adhesión a Rusia. 

Posterior a ello, se celebró un tratado de accesión el 18 de marzo de 2014 para incorporar a Crimea y a Sebastopol como República y Ciudad Federal, respectivamente, dentro del territorio de la Federación Rusa.

En el plano interno, se llegó a un punto de ruptura entre las facciones pro rusas y pro europeas al grado de que surgió un movimiento separatista armado en las regiones de Donetsk y Lugansk (sureste de Ucrania) en abril de 2014, las cuales demandaban una mayor autonomía política ante el cambio de rumbo del nuevo gobierno central; la respuesta en un principio fue de combate abierto entre el ejército de Kiev y los rebeldes.

Al no haber resultados militares decisivos para ninguno de los bandos, en septiembre de 2014 se firmaron los Acuerdos de Minsk I entre las principales partes implicadas, bajo los auspicios de los gobiernos Bielorruso, Ruso, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Y, ante el colapso de dicho arreglo en enero de 2015 se relanzaron los puntos principales del anterior tratado en febrero de 2015, nombrados Acuerdos de Minsk II bajo la negociación de Ucrania, Rusia, Francia, Alemania y Bielorrusia. 

En dicho documento, se enfatiza un alto al fuego de ambas partes, el establecimiento de una zona desmilitarizada en la región de Donbas, la reapropiación del control de todo el territorio ucraniano por parte del gobierno y la descentralización del mismo; concediendo un mayor margen de autonomía y autodeterminación a las regiones inconformes con la actual administración.

El ambiente bajo los Acuerdos de Minsk II, se mantuvo bajo una frágil estabilidad, mientras diversas escaramuzas entre los bandos enfrentados no cesaban en la zona; esto, junto con aspectos de índole económica, debilitaron seriamente al gobierno ucraniano, al borde de hacerse cada vez más latente un arreglo por otra vía a dicho conflicto, so pena de agravarse la situación de la población (económica, política y social) y, por tanto, de la viabilidad del proyecto pro-europeo de la administración presidencial de Petro Poroshenko (2015-2019).

Es necesario también notar que durante este periodo, los resultados, además de las bajas militares y civiles en Ucrania, se relacionan principalmente al reacomodo geopolítico de Kiev hacia la esfera de influencia de Washington, comenzando a recibir amplios apoyos económicos y militares para derrotar el levantamiento en el Donbas, y respecto a las regiones de aquella área, éstas se volvieron dependientes económica y militarmente del apoyo proporcionado por el Kremlin8 para mantener una paridad con el enemigo en la guerra.

Adicionalmente, el impacto social fuera de la región del Donbas, preparó en cierta medida el campo para mantener e incrementar el apoyo hacia el gobierno de Kiev de otras partes del territorio ucraniano  acrecentando el camino de solución militar que sigue hasta nuestros días, pues poblaciones locales, incluso dentro de Donetsk y Lugansk, comenzaron a experimentar sentimientos de odio abiertos hacia Rusia y su gente, nunca antes vistos9

La paz armada en Donetsk y el Donbas hasta la nueva guerra: 2015-en adelante

En 2019, el abogado, actor y comediante Vladimir Zelensky bajo una mediática campaña a favor de normalizar las relaciones con Rusia, Europa y Estados Unidos, terminar el conflicto en el Este del país y lograr una verdadera recuperación económica e independencia, ello para evitar ser un país oprimido entre la expansión irrestricta de la OTAN alimentada por el gobierno de Washington, y el deseo geopolítico desde tiempos imperiales y soviéticos, asumido como máxima de gobierno en Moscú, de tener un cinturón de países amortiguadores entre ellos y Europa occidental en términos militares.

Nada de eso ocurrió a pesar de las esperanzadoras aperturas iniciales resolutivas entre Zelensky y Putin para lograr una solución diplomática, y la obstaculización de ello por parte de Estados Unidos y la UE 10.

El conflicto siguió, las bajas civiles hasta 2021 sumaban 3,393 personas fallecidas y más de 30,0000 heridos, el 79% de ellas en las zonas11 que todo este tiempo trató de tomar el régimen de Kiev en términos totalmente desiguales (ejército frente a grupo armado de oposición), en otras palabras, toda la región del Donbas seguía bajo asedio a pesar de los entendimientos previos entre las partes involucradas. 

Ante la negativa de cumplir los Acuerdos de Minsk II, la reiterada ayuda militar de Estados Unidos y la Unión Europea12, una declaración de Zelensky el 19 de febrero13donde sugería una conferencia especial de los firmantes del Memorando de Budapest para adquirir arsenal nuclear en franca oposición a aquel tratado, se presentó como un pretexto perfecto, y la excusa equivalente de “evidencia de armas de destrucción masiva” similar al caso de la invasión estadounidense en Iraq durante el 2003, para que Rusia interviniera militarmente en Ucrania, 4 días después.

Aunque ello pudiera parecer simple, existe otra razón por la cual, considero, que Rusia decidió iniciar la invasión a Ucrania, no solamente dentro de los confines territoriales de Donetsk y Lugansk. Esto es en primer lugar por el constante apoyo militar estadounidense, que a la fecha suma ya cientos de miles de millones de dólares en armamento y recursos financieros, los cuales ciertamente evitaron una catástrofe militar inmediata en Kiev posterior a la invasión rusa.

Pero, en términos más amplios y no expresos de manera formal, este apoyo indicaba la anuencia de Washington para que, en el caso de no hallar una salida diplomática al conflicto, una operación militar, respaldada por la Doctrina Militar Ucraniana del 201514 que delineaba los puntos para retomar los territorios rebeldes, no fuera obstaculizada por su parte.

Considerando aquel elemento del constante apoyo militar estadounidense a los gobiernos de Poroshenko y Zelensky, y ante el tambaleante Acuerdo de Minsk II 15, el gobierno de Putin también calculó que tenía los elementos necesarios, dadas las experiencias previas en la guerra contra Georgia, el salvamiento del régimen de Bashar al-Assad en Siria a partir de su intervención en 2015 y el apoyo a las regiones del Donbas desde el 201416.

Ello, aunado a las reformas militares entre 2007 y 201217, inclinó la balanza para tomar una decisión tan arriesgada como sería la invasión general a Ucrania el 24 de febrero de 2022, pues al principio del conflicto, las líneas ofensivas rusas se expandieron rápidamente por cuatro direcciones principales:

Una norte que partió desde Bielorrusia y tuvo el principal objetivo de capturar la capital ucraniana; otra noreste que pretendió tomar la ciudad de Kharkov; una tercera, que comprendió toda la costa sur de Ucrania y tuvo como principales objetivos el bloqueo naval del país por medio de la captura de ciudades importantes como Odessa (principal puerto del país) y Mariupol; y la  última que pretendió liberar toda la región de Donetsk y Lugansk para generar un cerco a la mayoría de las tropas estacionadas ahí desde 2014.

Todo parecía ir a favor de un triunfo rápido de Moscú mediante la capitulación de Kiev, pero a pesar del constante avance ruso en los frentes en unos meses sus tropas fueron insuficientes para mantener un frente defensivo tan amplio en Ucrania, ello sin mencionar las sanciones económicas por parte de Estados Unidos y sus aliados en la UE que generaron disrupción interna e internacional al tratar de alienar a Rusia del mercado comercial internacional.

Pero algo ya era evidente desde febrero de 2022, el enfrentamiento y desafío de Rusia a la atracción de nuevas esferas de influencia política y militar de Estados Unidos y Europa Occidental en el espacio post-soviético, llegaba a un nuevo y peligroso punto de tensión, pues aquella última dupla destinó amplios recursos armamentísticos posibles para contener el avance ruso en Ucrania.

Esto, por un lado, aseguró que el embate inicial que pretendió derrocar al gobierno de Zelensky y poner fin al largo problema del Donbas fracasara, inclusive, y dado el grave error de cálculo inicial de Putin, diversas regiones del norte y sur de Ucrania tuvieron que ser abandonadas y los frentes de batalla redefinidos. Sin embargo, los esfuerzos de los aliados de Kiev parecen haber alcanzado el límite que bien podría colapsar durante el 202418

De manera paralela, los recursos económicos destinados a Ucrania, solamente pueden aumentar mientras la guerra continúa, y esto será una carga cada vez mayor para Washington y la UE que puede poner no solamente en problemas serios sus presupuestos, sino que cada vez más generarán descontento entre los contribuyentes nacionales.

Finalmente, y por mencionar una última cifra que pinta el escenario bastante sombrío para Kiev, pasado un mes después de la guerra, el PIB de Ucrania se derrumbó de 204,000 MDD 19 a 97,000 MDD, mientras que a pesar de todas las sanciones impuestas desde 2014, el PIB de Rusia se proyecta, según el Fondo Monetario Internacional, a crecerá en promedio 1.1% para el 2028 20.

Lo anterior, junto con la eventual elección presidencial y legislativa en noviembre de 2024 en Estados Unidos, puede terminar por agravar la situación para Zelensky, junto con la ya desatada crisis de Medio Oriente que el gobierno de Joe Biden ha colocado como prioridad, y relegando a segundo plano al problema ucraniano, por si todo ello no fuera ya suficiente para la inestabilidad mundial.

Conclusión, el destino de Donetsk

Luego de 10 años de iniciado este conflicto separatista que tomaría dimensiones no solamente regionales sino mundiales, los últimos reportes indican que, al menos para la región de Lugansk, lo peor de la guerra comienza a vislumbrarse como pasado, pues fuerzas rusas controlan casi el 100% del territorio, empujando lento, pero de manera constante, al ejército ucraniano hacia el oeste.

Respecto a Donetsk, del que aún queda aproximadamente un 30% de su territorio bajo control del gobierno de Kiev, el mismo desarrollo que en Lugansk parece estar sucediendo, ya que tropas rusas y locales insurgentes presionan constantemente al enemigo para expulsarlo de los límites de la recién formada República Autónoma de Donetsk.

Con lo explicado de manera previa, relacionado al decremento de recursos militares, materiales y financieros por parte de Kiev y sus aliados, y posterior al gasto intenso con resultados casi nulos después de una contraofensiva a mediados de 2023 para retomar los territorios ocupados por Rusia en todo el este de Ucrania, existe una alta probabilidad futura de que el gobierno de Zelensky no pueda obtener una victoria militar, y tenga que entablar negociaciones con el Kremlin para evitar poner en aún mayor riesgo su ya delicada situación económica, política y social.

En caso de optar por este último punto, Ucrania deberá dejar de un lado la cuestión territorial, al menos para las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporizhia y Jerson, pues aquellas ya han sido incorporadas, posterior a referéndums aprobatorios entre la población local, como sujetos integrales de la Federación Rusa, los cuales, al menos dentro de la ley nacional, ya se encuentran dentro del territorio y gozan de la protección ante cualquier amenaza presente y futura.

Ahora, en el supuesto de seguir por el camino de la confrontación, es probable que ningún objetivo pueda ser cumplido ni por Zelensky ni por cualquier otro presidente sucesor, ya que ante el apoyo cada vez más menguante por parte de sus aliados, el bando ruso aprovechará la situación para apoderarse de más territorio en Ucrania, pues su aparato militar industrial continúa operando de manera efectiva para lograr una capitulación incondicional ucraniana.

Finalmente, y con los nuevos desarrollos bélicos en Gaza y el Medio Oriente, evidenciamos de nueva y desafortunada cuenta, que el empleo de la fuerza en las relaciones internacionales sigue siendo una constante altamente vigente, y es preciso establecer un nuevo arreglo mundial que regule dicha actividad, ya que de no hacerlo, corremos todos peligro de prolongar esta Nueva Guerra Fría, cuyos resultados ya se encuentran presentes de manera negativa para muchas regiones, y se corre el serio riesgo de que aquello se expanda, ante una negativa reticente de las potencias mundiales de guiarse por el camino de la cooperación y negociación.

Fuentes Consultadas

  1.  Neologismo compuesto a partir de las palabras Donets (Донецкий/Donetskiy) y Cuenca (Бассейн/Basseyn).
  2. Katchanovski, Iván, Cleft Countries: Regional Political Divisions and Cultures in Post-Soviet Ukraine and Moldova, ibidem press, Alemania, 2014, p. 63.
  3.  Ibíd., p. 184.
  4. Ministerio de Estadísticas de Ucrania, Producto regional bruto (2004-2020), teniendo en cuenta la revisión de los datos de la balanza de pagos, en web.archive.org, S/F, disponible en: https://web.archive.org/web/20230401100756/https://ukrstat.gov.ua/operativ/operativ2021/vvp/kvartal_new/vrp/VRP_%20reg_04_20_II_ue.xls
  5. Katchanovski, Iván, Ibíd., p. 99.
  6. Posterior al movimiento patrocinado por el Departamento de Estado de Estados Unidos y sus aliados europeos conocido como “Revolución Naranja”, dentro de toda una lista de Revoluciones de Colores en el espacio post-soviético, orientadas a forzar cambios de régimen en aquellos países para establecer unos de carácter político y económico más afines a los intereses de Washington.
  7. Katchanovski, Iván, The “snipers’ massacre” on the Maidan in Ukraine, en tandfonline.com, 16 de octubre de 2023, disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/23311886.2023.2269685.
  8.  Katchanovski, Iván, The Separatist War in Donbas: A Violent Break-Up of Ukraine?, en academia.edu, 2017, disponible en: https://www.academia.edu/31242663/The_Separatist_War_in_Donbas_A_Violent_Break_Up_of_Ukraine.
  9. Uehling, Greta Lynn, Everyday war : the conflict over Donbas, Ukraine, Cornell University Press, Estados Unidos, 2023, p. 162.
  10. Wood, Elizabeth A., et.al., Roots of Russia’s war in Ukraine, Columbia University Press, 2015, p. 74.
  11. Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Conflict-related civilian casualties in Ukraine en ukraine.un.org, 8 de octubre de 2021, disponible en:https://ukraine.un.org/en/151093-conflict-related-civilian-casualties-ukraine-8-october-2021 .
  12. Solamente entre 2014 y 2021, Estados Unidos ha destinado 1,960 MDD en asistencia militar para Ucrania, promediando 300 MDD anualmente, mientras que en periodos anteriores, aquel rubro era de aproximadamente 130 MDD. Esta cifra es muy interesante, pues para el 50% de países aproximadamente en el mundo eso representa el gasto anual de sus aparatos de defensa.Fuentes directas de gobierno: https://foreignassistance.gov/
  13. S/A, Zelensky asks Foreign Ministry to convene Budapest Memorandum summit en tass.com, 19 de febrero de 2022, disponible en:https://tass.com/world/1406455.
  14.  Sakwa, Richard, Frontline Ukraine: Crisis in the Borderlands, I.B.Tauris & Co. Ltd, Reino Unido y Estados Unidos, 2016, p. 476.
  15.  Sakwa, Richard, The Lost Peace: How the West failed to prevent a Second Cold War, Yale University Press, Estados Unidos y Reino Unido, 2023, p. 263.
  16. D’Anieri, Paul, Ukraine and Russia: From Civilized Divorce to Uncivil War, Cambridge University Press, Reino Unido, 2023, p. 281.
  17. Rojas, Gerardo, Evolución del Estado Ruso a partir de la desintegración de la URSS: 1991-2018, FCPyS-UNAM, México, 2021, pp. 88-91.
  18. Lendon, Bran, et.al., Western ammo stocks at ‘bottom of the barrel’ as Ukraine war drags on, NATO official warns, en cnn.com, 24 de octubre de 2023, disponible en: https://edition.cnn.com/2023/10/04/europe/uk-nato-ukraine-war-ammunition-intl-hnk-ml/index.html#:~:text=Video-,Western%20ammo%20stocks%20at%20’bottom%20of%20the%20barrel’%20as%20Ukraine,drags%20on%2C%20NATO%20official%20warns&text=Western%20militaries%20are%20running%20out,the%20fight%20against%20Russian%20invaders.%E2%80%9D.
  19. Kolodko, Grzegorz w., Global Consequences of Russia’s Invasion of Ukraine: The Economics and Politics of the Second Cold War, Springer, Suiza, 2023, p. 190
  20. Fondo Monetario Internacional, World Economic Outlook, en imf.org, Octubre de 2023, disponible en:https://www.imf.org/external/datamapper/profile/RUS.