Tierra Adentro
Ilustración realizada por Mrpoper
Ilustración realizada por Mrpoper

A pesar de la sequía que se ha prolongado ya varios años, y ahora se recrudeció con las temperaturas más altas registradas nunca antes, llueve. Poco, pero al fin llueve, gota a gota, jota a jota, agotadas las gotas por la crisis climática y agotadas las jotas por la permanente crisis del capital. Aquella llovizna mínima apenas logra dibujar un cierto arcoíris que se asoma con timidez en nuestro jardín yermo.

A contracorriente del sopor que asfixia cualquier ánimo, las expectativas resurgen incluso en este páramo en llamas que llamamos México. Escribo estas líneas a pocos días de que los comicios se lleven a cabo y que sea elegida -qué duda cabe de ello- la primera presidenta en la historia de este país. No es poca cosa que una mujer rompa el último techo de cristal por primera vez. Tampoco es gratuito. Es producto de los movimientos sociales y de las luchas feministas que han conmovido y sacudido todos los ámbitos públicos, privados e íntimos de la vida; es una conquista de generaciones de mujeres que cuestionaron, se enfrentaron e imaginaron otras posibilidades más dignas para sus vidas; mejores, atractivas y divertidas alternativas contrarias a los roles de género, impuestos por el heteropatriarcado.

En este tiempo urgente, las mexicanas han exigido en todos los tonos posibles y de todas las maneras un alto a la violencia de género que asesina a las mujeres un día sí y el otro también, un alto al asesinato de las mujeres cis y las mujeres trans. Sí, mujeres trans, porque esta revolución de las mujeres será trans o no será. La apremiante exigencia de una vida libre de violencia para las mujeres será uno de los mayores retos para la presidenta electa. Las expectativas son muchas y los cuestionamientos serán permanentes en su gobierno; con seguridad se le exigirá más de lo que se le pidió a cualquier hombre en la presidencia.

El 2024 pasará a la historia de México porque fue la primera vez que se eligió a una presidenta. Pero si todos los reflectores estarán sobre ella, quizá conviene desviar la mirada y prestar atención a otros asuntos que pasan desapercibidos y no están visibles en la plaza pública. Acaso es preferible revisar otras razones por las que este año también es histórico.

Y hay razones para la alegría y la rebeldía, a pesar de todo: en 2024 se cumplieron 90 años del natalicio de Nancy Cárdenas y se conmemoró su 30° aniversario luctuoso. Cárdenas fue una lesbiana de tiempo completo, cuando eso significaba un tabú y poner en riesgo la vida. Ella fue la pionera del movimiento de liberación lésbica y homosexual, mujer de teatro imparable y feminista solidaria. Una mexicana fuera de serie. En este dossier del Orgullo LGBT+ de Tierra Adentro, Ana Clara Muro revisa la poesía de Nancy Cárdenas desde la cercanía y la cotidianidad. La autora nos propone una lectura antisolemne, que es la mejor forma de disfrutar la poesía de Nancy.

Nancy Cárdenas es la abuela rebelde de una generación de autoras lesbianas que escriben sus amores y sus deseos sin rubores, en múltiples intensidades, con ternura y a los cuatro vientos de este jardín. En este número especial, Artemisa Téllez juega a la poesía “Sin decoro” e Ingrid Bringas explora renovadas sinceridades en sus poemas.

Mientras, en el terreno del cuento, Mildred Pérez de la Torre acepta el reto que le planteó Rosamaría Roffiel y nos ofrece una historia con final feliz, un relato que vibra con la ternura adolescente y la primera fascinación por su estrella de rock. Frente a esta frescura juvenil, Paulina Rojas Sánchez encuentra en la vejez y sus achaques el momento cuando todo se rompe, incluso la imagen propia de la protagonista.

Daniel Nizcub también contempla su imagen desde la poesía trans. El poeta afirma: “Las cicatrices/ son las huellas de mis pasos. // Mi jardín florece/ al latir el sol”. Él es el autor de Poesía en transición, el primer poemario trans en México y su obra se disfruta como un manantial fresco. Por su parte, Jesús de la Garza lanza varias provocaciones en su poesía homoerótica irreverente, escatológica y sin pelos en la lengua.

Este número también se puede leer como una revisión de nuestros pasados. Julio Arellano Velázquez hace una fascinante indagación sobre los términos gomosos, lagartijos y fifís, que proliferaron en la prensa del siglo XIX, para referir masculinidades alternativas al macho mexicano todopoderoso. El autor nos ofrece una lectura que atiende a los significados de las palabras en su dimensión de clase social.

Las palabras importan, no son inocentes, porque el lenguaje es una política encarnada en el habla cotidiana. Sobre ello apunta Pablo Antonio Barrera en un ensayo que analiza las estrategias del activismo que busca cuestionar y subvertir los estigmas sobre el consumo de sustancias en la población LGBT.

Además de Nancy Cárdenas, en 2024 también está presente Abraham Ángel, el joven pintor, discípulo y amante de Manuel Rodríguez Lozano. Carlos Segoviano nos da un recorrido por la exposición dedicada a Abraham Ángel en el Museo de Arte Moderno (MAM), con motivo de la conmemoración de su centenario luctuoso. La curaduría de la exposición hace patente el deseo de Abraham Ángel como motor creativo.

Nivs Trejo-Olvera analiza las prácticas en resistencia de los archivos desobedientes como un cuestionamiento a la configuración de los archivos de los museos. Nivs elabora una reflexión sobre la potencia que tienen los objetos de esos archivos para conectar con poblaciones y activar nuevas imaginaciones políticas. Asimismo, Cuitláhuac Moreno se concentra en un fotolibro que puede ser leído como un archivo y una suerte de memoria personal y colectiva: Álbum de familia, del artista visual Antonio Salazar.

Los “aires de familia” es el asunto central del ensayo de Carlos Rodríguez sobre la filmografía de Jaime Humberto Hermosillo. El autor, un cinéfilo agudo y lúdico, señala luces y sombras en las familias heterodoxas de celuloide del cineasta tapatío, quien fue pionero del cine gay en México. Por su parte, Enrique Saavedra presenta un panorama de la vibrante escena teatral LGBT contemporánea. Su crónica da cuenta de la actividad teatral imparable que ha roto la cuarta pared para dejar atrás cualquier clóset.

Destruir las paredes del clóset, incendiar la crítica e imaginar nuevas estrategias políticas es urgente. En el ensayo que cierra este especial del Orgullo, Samy Reyes convoca a una propuesta de “Orgulloco” que no olvide la discapacidad psíquica como un asunto de prioridad para hacer posible las existencias dignas. Samy Reyes concentra sus esfuerzos en escapar de los esencialismos y postula una política para atender la herida psíquica que produce el heteropatriarcado.

Durante este mes, los senderos de la escritura que nos llevarán tierra adentro nos descubrirán un jardín donde se asoma cierto arcoíris. Ojalá estos textos sean provocaciones para las luchas, los placeres y las lecturas compartidas. Así pues, aquí la bienvenida a este jardín, casa común.