Hay un agua nocturna, un lejano desplome de pequeñas violetas, un reloj que regresa en medio de las calles: llueve la noche antigua de paredes borrosas, llueve, se está mojando el corazón del aire, se moja el corazón de este aire que ahora poco a poco se enfría y me entume los dedos; mi amor por la llovizna se parece a esta noche ruidosa de septiembre.
Para juzgar el libro de un crítico que ha mostrado, a lo largo de una larga carrera, rigor y una suficiencia intelectual se pueden seguir dos vías no necesariamente excluyentes.
Las primeras referencias que encontré de Carlos Chimal fueron reseñas sobre su trabajo como divulgador de la ciencia y autor de libros para niños y jóvenes.
El impulso por hacer de la literatura un vehículo de primera necesidad tiene como preámbulo un ordenamiento del mundo, de ahí que el editor elija, censure y apueste por aquello que su buen gusto bosqueja.