Tierra Adentro

Titulo: Octavio Paz: el poema como caminata

Autor: Hugo J. Verani

Editorial: FCE

Lugar y Año: México, 2013

Para juzgar el libro de un crítico que ha mostrado, a lo largo de una larga carrera, rigor y una suficiencia intelectual se pueden seguir dos vías no necesariamente excluyentes. La primera, mediante la lectura atenta de su propuesta crítica; la otra, mediante el horizonte de recepción y utilidad que pueda tener el libro para el campo literario del que se desprende.

Para iniciar mi aproximación a Octavio Paz: el poema como caminata, último libro del profesor y crítico Hugo J. Verani, propongo situarlo en su recepción. El libro da inicio no oficial al periodo de recuerdos y revisiones de la obra de Paz, a unos meses de su primer centenario, junto con el también recién publicado Las sendas perdidas de Octavio Paz, del también crítico y profesor Evodio Escalante; por ello no resulta un gesto fútil el que la casa editora del libro de aquél sea la misma que acogió la publicación de las obras completas de Paz en América; además de sentido de oportunidad, hay en esta publicación un asentimiento a la labor crítica de Verani.

El libro posee la estructura y orden de un texto escolar —lo que, contrario a lo que podrían pensarse en nuestro medio, no va en demérito de su calidad, sino que agiliza la lectura y es una de sus virtudes—; en la primera parte introduce una tesis que desarrollará con fortuna varia a lo largo de sendos capítulos en los que analiza ocho poemas de Paz, con los que muestra la evolución de su trayectoria poética. La tesis es que tanto cada uno de los poemas comentados, como la obra en su conjunto, tienen a la caminata como “un factor determinan- te en la poesía de Octavio Paz” (p. 14).

Uno de los logros de Verani es hacer un examen amplio de una obra que abarca varias decenas de años de escritura, cientos de páginas y no menos referencias, veladas y directas, a poetas del canon paciano (es decir, de Occidente y Oriente) y a su obra como crítico y pensador. Esto no sería posible, o resultaría un ejercicio más modesto, si Verani no fuera uno de los mayores conocedores de la obra de Paz, no sólo como lector de él, sino también de sus críticos; el profesor Verani es reconocido especialmente por ser el recopilador de la, hasta ahora, más completa bibliografía crítica de Paz. Sin embargo, esta amplitud generosa y necesaria deja de lado algunos elementos que no son menores ante las intenciones del crítico, como explicaré a continuación.

La introducción del libro está dedicada a poner en relación la biografía intelectual de Paz con el propósito del estudio. Dado que los tópicos relacionados con el paseo, la andanza y la deriva son caros para mucha poesía moderna, no resulta inconveniente que Verani seleccione, a modo de antecedente de la poética de Paz, a los más cercanos a éste, tales como Eliot, Mallarmé (en quien además profundiza debido a su idea de espacialización de la poesía en la escritura), Breton, Basho, Góngora, Neruda y otros. Caso aparte debiera ser el poeta Robert Frost que, a decir de Verani, inaugura las posibilidades del “poema como caminata”, es decir, de la analogía formal entre el ritmo poético y el ritmo andariego (p. 32); sin embargo, al autor le merece apenas una mención sin un comentario de mayor profundidad y sin mencionarlo de nuevo en análisis posteriores.

Desde la introducción se presenta un problema que continuará a lo largo del libro y que atañe a la suficiencia de la tesis; Verani parte de los mismos fundamentos y utiliza el mismo método para analizar poemas en los que la idea de camino tiene funciones distintas, sin reparar en las diferencias de funciones entre los estratos o niveles retóricos de cada poema. En unos, el camino es un tópico o tema que sirve como pivote del nivel simbólico del texto, en este caso están los capítulos “Cruce de caminos”, sobre “Himno entre ruinas” y “El cántaro roto” (aquí el análisis es forzado pues no se trata de “camino”, sino de “encrucijada”, tópico semejante pero con una genealogía diferenciada); “El camino de regreso”, sobre “Vuelta”; “Una caminata  nocturna”  sobre  “Nocturno de San Ildefonso” (también un caso inquietante, pues la andanza en el poema, aunque espacialmente definida, sucede a través de la memoria) y “Fin de camino” sobre “Carta de creencia”. En otros, se analizan poemas en los que la analogía con la caminata funciona a nivel formal, a la manera de Frost, con influencia de Mallarmé, en un encuentro entre ritmo, disposición visual y estructura del poema; en este caso están los capítulos “Por los caminos de la memoria”, sobre “Piedra de sol”; y “Los caminos de la escritura”, sobre algunos poemas de Ladera Este, con especial énfasis en Blanco, y el Mono gramático. Éstos son a mi juicio los apartados más logrados en cuanto que confirman la tesis original, mientras que el resto funciona como muestra de la recurrencia del tópico en Paz.

La ausencia de distinción entre dos modos de usar la caminata como analogía en los poemas se debe, aventuro, a dos razones. La primera, el método analítico utilizado por Verani, la estilística; ésta es un modo de close reading fundada por la vieja filología alemana e introducida en los estudios hispánicos en el muy reconocido Poesía española de Dámaso Alonso; en México tuvo particular fortuna en los trabajos de Antonio Alatorre y su escuela (aunque en algunos críticos ha derivado en una pobre imitación que disfraza de semiótica lo instrumental); la estilística consiste, resumo toscamente, en la búsqueda de correspondencias significantes entre forma y estructura de los textos literarios y su tema y tratamiento; su mayor tara es el fuerte talante subjetivo e interpretativo, basado en la normalización de las intuiciones del crítico, a partir de relaciones entre figuras retóricas y ritmo de la lectura, asociaciones musicales, imágenes, etc., por ejemplo, escribe Verani: “Sentido, ritmo e imagen poética se entrelazan; mediante anáforas, aliteraciones y repeticiones se elabora un ritmo rápido, intenso y obsesivo, como si el texto se acoplara a la respiración del yo y, a la vez, a la memoria de un ritmo eterno” (pág. 55), o “La larga tirada de versos anafóricos explora un recorrido —obviamente, la reiteración del verbo ‘ir’ marca una trayectoria— por un cuerpo humano y cósmico.” (pág. 97). Utilizar el mismo método analítico para procedimientos distintos puede ocultar la riqueza retórica y poética de los textos; sin pedirle al texto algo que no ofrece de principio, creo que sus análisis serían más ricos si el autor se hubiera servido, a la par, de otros métodos o teorías sobre la poesía moderna.

La segunda razón es el afán de Verani por mostrar, con base en el desarrollo de la analogía poema como caminata, la tra- yectoria poética de Paz como una línea clara, aunque sinuosa, los capítulos avan- zan siguiendo la cronología de los poemas; paradójicamente, esta idea no termina por condensar la experiencia del libro en tanto que, como he escrito, los mejores análisis son los dedicados a los poemas más radicalmente modernos de Paz, los que muestran a un poeta afín a la experi- mentación formal y a la elaboración del poema como artefacto de la subjetividad de una época y un individuo.

Al centro del libro, más que la caminata, se encuentra el cuerpo como tópico y analogía, cuya función en los poemas analizados es central; al final, dice Verani, se camina con el cuerpo. El tema ya fue señalado por varios críticos (el primero, creo, Elizondo en su “Saludo a Octavio Paz”, no citado en la bibliografía), pero puesto en juego en los análisis de Verani, adquiere valores formal, temática y simbólicamente considerables.

Pese a mis reparos, es justo decir que el libro de Verani es una aportación importante para el estudio y conocimiento de una obra que debiera ser revisitada con frecuencia. Especialmente ante la ausencia de textos críticos, rigurosos y no menos imaginativos, que en pocas páginas condensen una obra desbordada y desbordante, cuya amplitud y diversidad requiere de guías, sobre todo si se trata de nuevos lectores de Paz; extraña, por supuesto, la poca frecuencia de estos libros (los existentes y recomendables, se encuentran citados por el propio Verani en su bibliografía). Más allá del homenaje explícito o las desavenencias que tengo con el texto, Octavio Paz: el poema como caminata es un libro que en manos de los lectores, tanto nuevos como especialistas, será una introducción rica y legible a la obra poética de Paz y un generador de lecturas por hacer; un ejercicio crítico sostenido por años de trayectoria y una pasión hija de la admiración y la amistad.