Es bien conocido el tránsito de Ulises Carrión: de ser un escritor mexicano prometedor (poco más que joven promesa) en la notabilísima generación del Medio Siglo pasó a ser reconocido como archivista y artista conceptual en Ámsterdam.
Una historia de la poesía moderna, aventuro, podría pensarse como la tensión constante entre los procesos y los procedimientos; ya sea que los poemas se elaboren como reconstrucciones de acontecimientos, ya que lo hagan como un diálogo con la historia como una serie de sucesos inaprensibles en su totalidad; ya sea que busquen las estructuras y formas precisas para la expresión o provocación del mundo, ya que busquen la singularidad mediante los programas de escritura, sus repeticiones y sus diferencias.
Somos cuerpos en el mundo, somos, también, imágenes de esos cuerpos, modos de construirnos en lo público de las representaciones y modos de pensarnos en lo privado de las formas que reproducimos.
Una versión del mito romántico de la práctica de la literatura suele suponer, en su versión más elemental al menos, que ésta se origina en una esfera anterior a su circulación material.