Cuando comencé este texto, mi primer pensamiento fue que no tenía idea de quién había sido Juana Belén Gutiérrez de Mendoza y que tampoco conocía, ni siquiera de oídas, el semanario Vésper, del que fue fundadora, pero la premisa no sonaba mal: una precursora de la Revolución mexicana con tendencias anarquistas; creadora además, de un periódico de corte anti porfirista.
Doce horas que son doce días que son, finalmente, el recuento de una vida marcada por la pobreza y el hambre, la lucha intestina y la imposibilidad del amor, el tiempo circular que lo mismo acerca a la muerte que la niega, la crueldad de la carne marcescible.