Al paso del tiempo, el hip hop se ha convertido en una importante manifestación de la cultura que dejó de ser sólo del barrio y para el barrio: tras conquistar nuevos públicos, su mensaje impulsa visiones críticas sobre la sociedad.
¿Es posible juzgar de forma separada la obra pública de un creador y sus actos íntimos? ¿En qué medida interfiere la vida privada de un artista o escritor en la valoración de su obra? ¿En qué términos se puede, o debe, hacer la separación entre una y otra? Eduardo Rabasa y María Antonia González Valerio reflexionan al respecto.