Tierra Adentro
Portada cortesía de la editorial Sindicato Sentimental
Portada cortesía de la editorial Sindicato Sentimental

Primer destino: Sarajevo de Juárez

‘Bienvenidos al pueblo fantasma de Sarajevo de Juárez, lugar en donde todo puede pasar, y todo pasa’. Si el lector maneja por la carretera que cruza el amplio continente de la imaginación, se encontrará con este letrero  justo antes de dar vuelta hacia Norcorea, y no me refiero a la República Popular Democrática de Corea mejor conocida como Corea del Norte, sino a la novela de Rubén Cantor que se ubica dentro de su propio universo, uno en el que coexisten dictadores militares, brujas, viajeros del espacio, puristas de la tipografía, sectas oscuras, brazos robóticos, cachorros astronautas y cremitas, un postre poblano al que pocos se pueden resistir.

Cada lector es, de cierta forma, un turista. Antes de partir a su siguiente aventura revisa el pronóstico del clima y se viste de acuerdo al tiempo. Toma su mochila y mete en ella todo lo necesario para dar un paseo largo allá a donde sea que vaya. Sin embargo, nada, absolutamente nada preparará al lector-viajero para lo que encontrará en Norcorea. No hay mapa, pronóstico ni guía que lo oriente en este viaje. No queda más que aceptar el destino que el narrador ha dispuesto no solo para sus personajes, sino también para el lector. Quizá la descripción más atinada para esta excursión de 300 páginas sea un paseo en montaña rusa, pero son momentos delicados para evocar de cualquier manera a la nación más grande del mundo, así que lo mejor será dejar las metáforas de lado y mencionar directamente por qué vale la pena hacer este viaje.

Atractivos de (la otra) Norcorea  

En primer lugar, nos alejaremos de los convencionalismos, del peso de lo ordinario y de la oferta narrativa que, a fuerza de querer ofrecer una propuesta innovadora, hace justo lo contrario. Veremos de lejos a todos los que se atascan en el socavón de los que venden bien no por su talento literario, sino porque tratan un tema de moda. Norcorea sigue la línea de la literatura fantástica y da un brinco a lo contemporáneo al integrar elementos de la cultura pop como los periódicos amarillistas, la inteligencia artificial y el amor por la ufología. También nos encontraremos con ese toque de humor hilarante propio de las comedias gringas con las que crecimos los treintañeros y con las que nos identificamos de manera casi natural. Esta combinación ofrece un paseo literario divertidísimo que una vez que se inicia es difícil abandonar.

En segundo lugar, nos encontraremos con un abanico de personajes entrañables y complejos con nombres inolvidables: Víktor con K Lúcido, Luda Conejos, Pável y Apolinar Malo, Nasredín y Anastasia Pieldelobo, Ekaterina Piesplanos, Agustín Melgar y Agrafina Puñorosa, por mencionar algunos. Cada uno de estos actores literarios se presentan poco a poco al lector, enfrentan situaciones inverosímiles y como en todo entramado narrativo, lo acompañan a lo largo de la historia, pero les aseguro que una vez terminada, no se irán. Los habitantes de Sarajevo de Juárez tienen la costumbre de manifestarse tiempo después de terminada la lectura y de arrancar risotadas cuando se viaja en camión o se camina por la calle. Tienen la costumbre pues, de hacerlo ver a uno como un loquito.

En tercer lugar, esta Norcorea que estamos por conocer se creó a partir de la especulación, de la fantasía, porque realmente nadie sabe lo que pasa en Norcorea y ahora sí me refiero a la República Popular Democrática de Corea o Corea del Norte. Su lejanía y estricta política de censura hacen de este país un territorio inaccesible pero totalmente abierto a la imaginación, y ¿qué resulta más atractivo que lo prohibido?, mejor aún, ¿qué resulta más atractivo para el escritor que aquello que no conoce? Se nos dice siempre que debemos escribir de aquello que conocemos y Rubén lo hace, ya que en cada página hay destellos de ese México mágico por el que André Bretón nos calificó como el país más surrealista del mundo, pero eso no le basta. A partir de la lectura de una serie de historias prohibidas desde el interior de Corea del Norte, decide crear su Norcorea y nos invita ¿por qué no? a imaginar nuestro propio sitio para vacacionar.

La postal del recuerdo  

Norcorea es una novela, sí, pero se presta a otras muchas posibilidades. Norcorea podría ser un libro compuesto por 45 relatos breves, podría ser la propuesta para una nueva serie en Netflix, una oda al realismo mágico, una revisión ficcionada de la guerrilla mexicana, un manual para el uso de cactáceos alucinógenos o una abierta manifestación en contra de la crueldad hacia los animales. De igual forma me es fácil enlistar todo lo que no es Norcorea: una propuesta pretenciosa, un texto moralizante, elogio al gobierno en turno, una imposición ideológica, una reproducción mal lograda y principalmente, un libro aburrido.

Quien se decida por incursionar en esta otra Norcorea, caerá en cuenta de que hay mucho por descubrir y ese es otro de los grandes logros de esta novela, recordarnos que en el continente de la imaginación aún hay cientos, miles de páramos, montañas, bosques y pueblos inexplorados esperando a ser descubiertos.

Frente a una realidad que se muestra cada vez más difícil en todos los sentidos, frente a ese desfile de noticias catastróficas que nos ahoga, el nuevo destino turístico que nos ofrece Rubén Cantor representa un respiro, unas vacaciones bien merecidas y mucho más económicas (y seguras) que las que ofertan los parques de diversiones. Esta otra Norcorea en donde Laika al fin cuenta su historia, no exige pasaporte y no encarcela a sus visitantes. En ella nada es lo que parece, y esa incertidumbre que no tiene que ver con la que nos plantea ser habitantes de nuestro tiempo, es justo por lo que vale la pena hacer las maletas y visitar Sarajevo de Juárez, en donde más de un viajero ha decidido quedarse más tiempo del previsto. Para llegar solo hace falta abrir el libro, colocarse en el capítulo 1 y dejarse guiar por la luz del faro.

 


Autores
Estudió Cultura y Arte en la UG. Ha publicado en revista Ritmo Imaginación y Crítica, Imaginario Fantástico Mexicano Volumen I de la UNAM, Entretextos de la UIA León, Revista Enjambre de la UG, etc. Cuentos suyos aparecen en las antologías: Para leerlos todos (2009), Poquito porque es bendito (2012) y Presencial, memoria del encuentro entre colectivos literarios del Seminario Amparán (2021). Coordinó la antología Crestomatía-Gymkata que reúne textos de 10 autores guanajuatenses como parte del programa Apoyo a Espacios Culturales Independientes en la categoría de edición y promoción de libros (2020). Forma parte del colectivo Mar de nombres.