Tierra Adentro

Uno de los pilares del feminismo es, sin duda, el debate constante. En el marco de la Semana de la Mujer, buscamos experiencias frente al feminismo y su reapropiación a partir de contextos diferentes. En el caso del islam, investigadoras como Asma Lamrabet, Arzu Merali y Sirin Adlbi Sibai han ensayado alrededor de los paralelos, las problematizaciones y las desavenencias que pueden existir entre un feminismo occidental y la lucha específica de la comunidad musulmana. Estas autoras señalan el peligro de utilizar ideales de conceptos occidentales para evaluar la otredad, el proyecto de colonización que puede esconderse tras la supuesta liberación democrática y feminista.

Desde este punto de partida, en realidad, lo que proponen las autoras es una decolonización del pensamiento, así como un replanteamiento de las categorías de análisis de las relaciones de poder, del género y sus implicaciones sociales. Así, se vuelve fundamental poner atención a las experiencias, a la manera de ver el mundo desde esta postura en específico.

Por eso nos acercamos a Mariam Weston, quien plantea distintas cuestiones desde su contexto como minoría musulmana en México. Mariam ha puesto especial énfasis, tanto en su trabajo como en sus participaciones en foros internacionales, en la urgencia de un cambio en la representación en los medios de las mujeres musulmanas. Así, ha trabajado para ser un modelo para las musulmanas más jóvenes que viven, como ella, en un país donde son minoría.

Ha realizado una labor intensa como activista ambiental: es directora de proyectos de una fundación mexicana llamada Animal Karma, que se dedica a la conservación de especies, principalmente felinos y grandes primates. Estudia Ingeniería en Desarrollo Sustentable y es cofundadora de una consultoría ambiental, Clima, cuyo propósito es brindar soluciones para los problemas de las empresas del siglo XXI.

En su ponencia en la Cumbre para minorías musulmanas, abordó sus preocupaciones de visibilización de mujeres exitosas, tema que recuperó en el diálogo que se presenta a continuación.

Donají Zavaleta: ¿Cómo inició tu vida en el islam?

Mariam Weston: Mis padres son musulmanes conversos. Yo nací siendo musulmana, toda mi vida me la pasé yendo a mezquitas, eventos de convivencia, encuentros internacionales en Chicago, a los que me llevaba mi papá. Él abrió el primer centro islámico en México, en la Ciudad de México, estudió mucho la religión y lo invitaban a mil lugares a dar conferencias. Yo aprendí mucho de mi papá y siempre estuve fuertemente involucrada con la religión desde pequeña; forma gran parte de lo que soy, de mis valores.

Como preámbulo quiero aclarar que obviamente el islam es mi religión y la practico, pero a mí me falta muchísimo por estudiar. Voy a tratar de contestar desde mi perspectiva como persona y a través de mis experiencias como musulmana, pero no me gustaría que alguien tomara la entrevista como fuente de referencia para juzgar o calificar a todos los musulmanes.

A mí no me gusta decir que soy de tal o cual rama porque yo creo que seguimos la religión que nos enseñó el Profeta Mohammed y nos apegamos a sus enseñanzas. Algunos le llaman a eso ser sunni, entonces somos sunnis.

 

DZ: ¿Te consideras feminista?

MW: Es muy importante que recalque que para mí es un poco difícil catalogarme como feminista porque sí creo en muchos pilares del feminismo, sobre todo la parte de poder decidir qué hacer sin ser juzgada, pero también, algunas veces, puede llegar a ser un movimiento muy polarizante. A pesar de que coincido en varias cosas, sí siento que el feminismo debe considerar los contextos, conocer la cultura de las personas, las formaciones, todo. No porque una mujer no haga lo mismo que tú con este concepto de feminismo occidental, no quiere decir que no sea una mujer independiente o no sea una mujer autónoma o una representación de una lucha.

Quiero dejar eso en claro porque sí considero que soy una mujer líder, independiente. También sé que nuestro sistema ha creado brechas muy grandes y ha forzado una cultura machista completamente con la que no estoy de acuerdo, pero no es el mismo caso en todos los lugares del mundo.

Estoy muy en contra de la violencia contra las mujeres, si hay algo del feminismo que me gustaría retomar mucho es eso. La violencia contra nosotras es algo muy grave y algo que no debería de pasar nunca y no se justifica. Además, sí me ha marcado mucho vivir en un país donde hay tantos feminicidios. Ni siquiera puedo entender por qué alguien podría matar y abusar de una mujer solo por ser mujer.

 

DZ: ¿Qué ha implicado para ti la experiencia de la religión musulmana?

MW: La verdad es que yo creo que la religión me ha salvado de muchas cosas. Ha sido realmente una bendición. No quiero sonar como que estoy predicando. Por ejemplo, en mi religión no se permite el consumo de alcohol. Por cosas como esa hubo siempre una delimitación muy grande entre lo que yo podía hacer con mis amigas y lo que ellas podían hacer como grupo separado.

Me supe enfocar en otras cosas diferentes desde muy joven que me permitieron ser la persona que soy hoy. Yo me preocupaba mucho más por aprender sobre todos los tipos de animales que existen antes de querer ir a una fiesta. Tampoco quiero decir que una fuera mejor o peor que la otra, solo para mí no era una prioridad como para otras personas porque simplemente en mi día a día no se vivía eso.  Todas estas circunstancias me fueron llevando hacia la persona que soy.

También tuve muchas opiniones encontradas con varias personas. Sobre todo, con las cosas que te dicen desde pequeña, muchas otras niñas, por ejemplo, me decían que era súper importante tener novio, o no quedarse sola. Además, realmente hay cierto grado de competencia de imagen entre mujeres, que suele estar ahí mientras crecemos, y yo nunca le di tanta importancia porque realmente a mí nunca se me fomentó esa parte. La verdad es que yo no le dediqué tiempo a mi imagen porque para mí no era tan importante agradarle a la gente a través de mi apariencia.

Cuando usaba mi velo sentía que había un poco más de respeto de las personas hacia mí, me trataban muy amablemente. Me parece que México siempre ha sido un país muy inclusivo en ese aspecto. Lo único que sí me marcó es que, aun usando mi hiyab, yo iba caminando por la calle, y un hombre me dijo, ya sabes, un “piropo”. De verdad que no importó dónde estaba ni cómo vestía.

Otro asunto con el que me he encontrado es que en el medio científico o en la escuela, cuando la gente habla de religión lo hace de una manera medio despectiva, como si creer en dios fuera algo retrógrada.

No todas las religiones son represoras, por ejemplo, en el islam te inculcan mucho la búsqueda de conocimiento y también siempre se nos ha dejado en claro que la ciencia no está peleada con la religión. De hecho, los grandes libros de álgebra, química, incluso las cuestiones históricas y traducciones del griego, toda la preservación de la historia fue gracias a los musulmanes.

Sí me molesta que existan prejuicios en contra de las religiones, pero eso me lleva a ser un poquito más fuerte en la búsqueda del conocimiento. Me gustaría mucho poder ser un ejemplo para otras generaciones, otras musulmanas que se sientan solas, sobre todo en un país de minoría musulmana como México. Aquí no hay un sentido de comunidad tan fuerte como lo habría en Inglaterra o en Arabia Saudita y realmente hay muy pocas personas a quién admirar. Digo está la cultura pop, prendes la tele y vas a ver a Emma Watson o mujeres que son buenas en lo que hacen, pero al final de cuentas sabes que no puedes conectar por completo porque sí eres diferente en las creencias.

No hay suficiente representación de mujeres musulmanas exitosas y  eso de verdad desmotiva mucho a las niñas en su búsqueda de qué quieren hacer. Digo, muchas dirán que es por tu fe y todo eso, que debes de seguir y, claro, aquí estamos haciendo la lucha, pero  en países occidentales donde las musulmanas somos minoría, es desconcertante no conocer a alguien a quien puedas admirar y querer ser como ella. Alguien que practique su religión y a parte sea relevante en la ciencia, en los negocios, en el diseño. No hay suficiente representación.

 

DZ: ¿Cómo fue usar el hiyab durante gran parte de tu vida?

MW: Yo empecé a usar hiyab en la prepa y lo seguí usando hasta la mitad de mi carrera. Planeo volver a usar mi velo pronto. Fue una experiencia súper enriquecedora porque me formó mucho en carácter. Me gustó porque me despreocupaba del aspecto físico y realmente me dedicaba a ser yo. Es una experiencia de libertad.

La gente me trataba como si fuera extranjera en el sentido de que eran demasiado amables. No había faltas de respeto o yo no me sentía juzgada en lo absoluto, pero en ciertas ocasiones no había suficiente inclusión. Yo creo que se presentía que era diferente, que podía no ser compatible con ciertas cosas.

Me ayudó mucho a forjarme y a ser mejor persona porque sentía en mis hombros toda la responsabilidad de representar. Quizá todas las personas en México que me veían era la primera vez que veían una musulmana en su vida; si hacía algo incorrecto automáticamente iban a pensar que todos los musulmanes son así.

Sí siento que el velo te ayuda a ser mucho mejor musulmana porque se convierte en un recordatorio constante de las cosas que realmente te importan, la modestia, por ejemplo. En ese sentido me ayudó mucho, pero es un arma de doble filo porque sentía una presión horrible: si decía algo incorrecto iban a pensar que era porque soy musulmana, o iban a juzgar a toda una religión con base en mis acciones.

Se fue acumulando mucho la presión y, a pesar de que yo sé que uso el velo por convicción propia, por mi propia fe y solo para agradarle a Dios y no a los demás, creo que para mí fue importante dejar de usarlo un tiempo. Necesitaba dejar de sentir esa presión; no quiero que juzguen a mi religión por cómo yo vivo o me desenvuelvo. Aunque me gustaría volver a usar mi velo pronto porque sí es una parte de mí muy importante.

El hiyab es parte de una reflexión relevante. Hay muchas musulmanas que no usan su velo porque en su trabajo no pueden o porque sienten que van a ser juzgadas. También es una cuestión de saber qué es lo que tú quieres hacer y por qué lo estás haciendo o por qué no lo estás haciendo. Usarlo implica valorizar eso. Nos puede ayudar mucho entender el por qué, tener la convicción de que lo estás haciendo para agradarle a Dios. Asumir la vestimenta debe ser algo voluntario, si se hace por coacción pierde un poco el valor.

Realmente considero que usar el velo es un acto de feminismo, sobre todo ahora con toda esta malinterpretación del islam. Quizá algunas lo dejan de usar porque sienten que van a ser juzgadas, reprimidas, porque aquí en Occidente se tienen muchos prejuicios, como que lo usamos para complacer a nuestros papás o al esposo. Esto no es verdad, es para complacer a Dios y es lo más importante.

A veces usar velo en muchos países donde hay islamofobia te convierte en un target, te pueden golpear en la calle. De verdad admiro mucho a las musulmanas que se ponen con orgullo su hiyab en países donde están prohibiendo su uso, como en su momento en Francia, por ejemplo. Las musulmanas cuestionamos esas prohibiciones; lo usamos porque queremos no porque vaya en contra de nuestra libertad. Esas musulmanas son un ejemplo de feminismo en sus propios términos.

 

DZ: Autoras como Sirin Adlbi Sibai declaran que no se consideran feministas porque el feminismo puede ser un arma de doble filo, un instrumento que coloniza culturas no occidentales en lugar de entender su realidad específica, ¿cuál es tu opinión sobre esto?

MW: Por eso justo siento que no me gusta decir que soy feminista. Es importante entender el feminismo, cómo surge, que es un movimiento contra cosas muy específicas, pero no necesariamente nos representa a todas de la misma manera.

El islam es una religión de miles de años, nosotros creemos que es una religión desde Adán y Eva. No podemos enfrascarlo todo en el mismo lugar y tampoco podemos pensar que para validarnos tenemos que apegarnos a los mismos estándares. Creo que hay que leer muy bien las historias, la razón de los movimientos y entender las culturas.

Cuando el islam surge se nos dice: todos son iguales, mujeres y hombres ante Dios. No hay una división, todos son musulmanes. No es separatista, en el sentido de que todo el mundo va a ser juzgado por igual, todos tienen los mismos derechos ante Dios.

Sí, en la religión hay una sección para mujeres y una para hombres, pero no es para demeritar a las mujeres. No nos segregan por “impuras” ni nada parecido, al contrario, es para hermanarnos, para crear esta sororidad,  para decir: “este es nuestro lugar”.

Una mujer puede tomar parte de las actividades de una mezquita, tener grupo de estudio, ser líder dentro de su comunidad. Hay muchos ejemplos de feminismo dentro de la historia del islam como Mariam o María, la madre de Jesús. Fue una gran líder y para mí un gran ejemplo de lo que es ser una mujer independiente y fuerte en esa época.

El feminismo ha ayudado a muchas mujeres, pero es un concepto completamente occidentalizado. Tiene buenas raíces, buena causa; sin embargo, tiene que considerar otras maneras de vivir la libertad.

Yo sé que muchas de las mujeres que se llaman feministas son muy abiertas, están dispuestas a escuchar tu punto de vista. Yo creo que, en el fondo, el corazón de esto es el respeto.  Siento que sí hace falta entender los conceptos, las culturas, y no solo enfrascarnos en estereotipos.

 

DZ: ¿En alguna situación una mujer, o una mujer abiertamente feminista ha reaccionado de manera prejuiciosa frente a tus convicciones religiosas?

MW: Nunca he tenido esa problemática y tal vez se deba a que verdaderamente tus acciones hablan más que tu imagen. Una vez que me conocen se dan cuenta que no soy para nada una mujer reprimida o algo parecido.

Por eso regreso a mi parte de la representación porque siempre que vemos mujeres musulmanas en los medios están en peligro. Te voy a dar un ejemplo un poco trivial, pero que me parece adecuado. Cuando vi Spider-Man: Far from home, me gustó que una de las compañeras de Peter Parker era musulmana, y estaba ahí con los demás con toda la naturalidad. Ahora imagínate si en lugar de soft representation como esa, hubiera realmente películas de mujeres líderes musulmanas. Mujeres que no vivan en un plano de misoginia. O que haya fondos para mujeres musulmanas investigadoras.

Todas esas líderes que ya existen, pero no tienen suficiente representación en los medios. Hace poco tomé un taller en Cambridge, donde conocí a Matrah Al-Mutari, que vive en Dubai y trabaja investigando un tipo de antílope, se dedica a la recuperación de esta especie como parte del Kuwait Institute for Scientific Research. Yo quiero saber cuándo vamos a empezar a conocer musulmanas haciendo cosas extraordinarias, esa mujer lleva muchos años de preparación, de estudios y no veo las notas sobre ella.

Ibtihaj Muhammad es esgrimista y fue campeona olímpica. Tampoco tiene la representación que debería, entonces eso hace falta: para que dejen de ubicar a las musulmanes como sumisas, reprimidas hay que dejar de enseñarlas así.

Otra cosa súper importante que hay en las comunidades musulmanas de mujeres es la sororidad. Todo el tiempo estás con mujeres, se vuelven una segunda familia, entonces te haces súper fuerte. Aquí en México es bien difícil porque no hay muchos musulmanes y menos de mi edad, pero lo que he experimentado en otros países es que tus amigas de la mezquita también van a ser tus amigas de vida.

Creo que hay un vínculo muy fuerte ahí, digo obviamente no es cuestión de cierta edad o que solo pueda generarse con otras musulmanas. Al contrario, quiero muchísimo a mis amigas no musulmanas, las amo y las admiro en su propia vida.

De nuevo, lo más importante es el respeto. Lo único que sí he sentido es que en los medios de comunicación se estigmatiza a las musulmanas. Como si fueran sujetos de lástima por usar su velo o cosas como esa. Me encabrona muchísimo porque siento que ni siquiera entienden.

Algo que me pasó en la preparatoria, fue que para una materia tuvimos una actividad en la que todas se tenían que poner un hiyab. Supuestamente era para hacer conciencia sobre cómo vivían las mujeres en otros países, o realmente nunca terminé de entender el propósito. Se me hacía bastante contraproducente. Un día las mujeres se tenían que poner hiyab y no podían hablar con los hombres, un hombre tenía que pedir por ellas en la cafetería, se tenían que sentar hasta atrás, no podían hablar. Al día siguiente, a los hombres les tocaba hacer eso.

Me sentí muy ofendida. Yo usaba mi velo diario y no tenía que hacer ninguna de esas cosas. La mayoría de mis compañeros se llevó una idea súper equivocada de lo que es ser musulmán porque nunca hubo una reflexión al respecto de esa actividad.

Me parece importante destacarlo porque hasta hace muy poco se dejó de hacer esa actividad, pero se realizó durante muchísimos años. Eso generaba un estereotipo de misoginia de la religión. No hubo una clase en la que se reflexionara al respecto, que se explicara que esto no era por cuestiones religiosas sino por cuestiones sociales distintas. Esa pequeña parte de mi vida fue bastante frustrante. Me caía bien la maestra y no quería ofenderla, pero no estaba bien realizada la actividad. Afortunadamente ya no se hace.

 

DZ: ¿Cómo fue tu participación en el congreso de minorías musulmanas?

MW: Fue un congreso de minorías musulmanas en Turquía, Estambul. La inauguración la dio el presidente de Turquía. El propósito era hablar de los problemas de los países en que los musulmanes son minoría, tratar de abrir una conversación para ver cómo podríamos encontrar soluciones. Fui en representación de México.

Me pareció muy interesante que no había restricción, si eras hombre o mujer podías ir a participar. A pesar de que estaba abierta la invitación, de 300 personas, 15 más o menos éramos mujeres. Yo tuve una intervención para hablar de México, planteé los problemas, pero aprovechando el fórum y la atención de todos los congregado ahí ­­-gente de Canadá, Australia, México, Ecuador, Bolivia, Guatemala, Cuba, entre otros- aproveché para decirles que no había tanta inclusión.

Hablé sobre la representación y que en lugar de estar hablando de problemas deberíamos hablar de soluciones. Buscar cómo hacer que la juventud musulmana se conozca, se conecte para que empecemos a apoyar proyectos.

Realmente aquí está el panel, todas las puertas abiertas para que pueda haber una voz. Hace falta un poco más de eso, de fomentar el impulso, de unirnos. Es importante integrar a las jóvenes musulmanas para que hagamos estos eventos, encontrar soluciones, apoyar proyectos, que sí los hay, pero no son de talla internacional tan grandes como uno esperaría.

Hay un problema entre la juventud musulmana que es la asimilación. Creo que esto es precisamente por la falta de representación porque en los medios no vemos a mujeres musulmanas. ¿Dónde están nuestras futuras directoras del cine islámico?, ¿dónde están nuestras futuras diseñadoras de moda?, ¿nuestras deportistas musulmanas? Esa fue mi intervención y la verdad es que fue muy bien recibida. No esperaba una respuesta tan buena. En cuanto terminé todos me aplaudieron y cuando se acabó se acercaron para pedirme mi tarjeta, para que viéramos cómo podríamos colaborar. Estamos a la espera de que se tome en cuenta esa pequeña propuesta que se hizo.

 

DZ: ¿Qué recomendarías a otras mujeres musulmanas?, sobre todo en un contexto como el tuyo en el que señalas que la creación de comunidad es un reto constante.

MW: Les recomendaría acercarse a sus hermanas, a su comunidad, a las mezquitas, que vayan a pláticas, a eventos, que se involucren en la comunidad o en actividades extracurriculares que sean de formación. Sobre todo, si quieren acercarse al feminismo, entender el papel de las mujeres líderes en el islam, acercarse sobre todo a conocer su religión, conocer la vida de las hijas del Profeta Mohammed, la historia de Mariam.

Hay cosas en las enseñanzas de la vida del Profeta y en el Corán mismo, pero nada como involucrarse, ir a pláticas y eventos. Hay bastantes grupos estudiantiles de musulmanas mujeres que hablan mucho sobre el hiyab, el valor de por qué se usa. Hay una chava en particular que se llama Essma Bengabsia, es parte de The Muslim Network. Ella estudia en NYU y tiene un blog muy interesante, el cual recomendaría que leyeran.