El cuento que da el título al libro de Laia Jufresa es una historia situada en un futuro remoto en el que el género humano vive hacinado en ciudades hechas de edificios, calles y autopistas que se conectan y entrecruzan a diferentes alturas, de tal manera que el suelo ya no es visible y la mayoría de los pobladores perdió el recuerdo de él.
La dramaturgia, como género, se encuentra rezagada, a merced de que su último fin es producir un montaje que involucra a toda clase de instituciones y personas.