Una de las principales representantes del género del cuento en México es Amparo Dávila (Pinos, Zacatecas, 1928 - CDMX, 2020), autora de los libros Tiempo destrozado (1959), Música concreta (1964), Árboles petrificados (1977, Premio Xavier Villaurrutia) y Con los ojos abiertos (2008); quien también cuenta en su haber con cinco poemarios, entre ellos Salmos bajo la luna (1950), su primera obra publicada.
Realmente, el mundo está poblado de brujas;
unas más benignas, otras más implacables;
pero el reino no solo de la fantasía,
sino el de la realidad evidente pertenece a las brujas.
—¿Qué es un fantasma?
—Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez,
un instante de dolor, quizá algo muerto que parece por momentos vivo aún,
un sentimiento, suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa,
como un insecto atrapado en ámbar.
Cuando el hombre acaparó el poder y se estableció como el prototipo de lo humano, entre géneros surgió la desigualdad, misma que ha configurado la Historia desde hace miles de años y que causó una violencia sistemática ejercida hasta ahora contra el 49.
Desde sus orígenes —principios del siglo XIX— y hasta la actualidad, lo fantástico y la ciencia ficción han tenido distintos acercamientos teóricos y diversos intentos por definir sus características temáticas y estéticas.
En los 80, el estrecho vínculo derivado de la santería entre Cuba y México, aquella adoración de los santos a través de ritos, adivinación, rezos y ofrendas que pueden incluir sacrificios animales, la cual admite que existe un solo dios y cuenta con una organización jerárquica bien definida y establecida de acuerdo a los conocimientos y capacidades de sus miembros; protagonizó uno de los sucesos más impresionantes en la historia del crimen en nuestro país: la noticia del hallazgo de un rancho en Matamoros donde se realizaban rituales y en el que encontró una fosa común con más de una docena de cadáveres.
A unos kilómetros del Parque Nacional de las Montañas Rocosas, en Colorado, se erige un sitio lujoso que fue inaugurado a principios del siglo XX, el emblemático hotel Stanley.