Tierra Adentro
Xóchitl Lagunes. Fotografía de Víctor Benítez.

Algo que sin duda me gusta de la literatura y el paso del tiempo es cómo lo que leemos es un reflejo de la época y el pensamiento de un autor y su contexto. Un ejemplo que me viene a la mente para explicar esta idea es El síndrome de Ulises de Santiago Gamboa, una novela basada a principios de los 90s donde exhibe de manera muy cruda la precarización de los latinos en Europa, así como los asiáticos y africanos que migran en busca de una vida mejor. Como atrapada en el tiempo, la novela puede remontarnos a una época y un contexto que hoy no nos resulta ni siquiera ajenos pero al mismo tiempo deja todo lo demás en su respectivo tiempo, sin teléfonos celulares ni internet. Donde la comunicación era con teléfonos de cabina y algunas cartas.

Hace unos meses leí Cenizas en la boca de Brenda Navarro que si bien es distinta, el reflejo de la precarización de latinos migrantes en España es muy similar; es la violencia y la discriminación un sesgo definitorio en la relación entre europeos y migrantes que no se puede negar al paso del tiempo. Sin embargo, más que hablar de los problemas sociales, una cosa que me parece que encabeza la temporalidad de ambas obras es el uso de la tecnología. La explotación de los migrantes en los 90s es una cloaca donde se lavan infinitos trastes por apenas unas monedas, sin ninguna clase de derechos laborales, mientras que hoy pareciera que la explotación es mucho menos clandestina. Cenizas en la boca en algún momento habla de cómo utilizan dos o más personas, si no mal recuerdo, una aplicación de delivery para trabajar y sacarle provecho la mayor cantidad de horas posibles. Es quizás la manera en la que la tecnología nos va situando en una temporalidad mucho más precisa de una obra pero también nos da pauta del estrato social y el contexto de quién las usa.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Sin duda esto mismo brincó en mí como una reflexión cuando leía Aprovéchate de mí de Xóchitl Lagunes, que ganó el premio nacional de novela joven José Revueltas 2020 y que recientemente publicó Tierra Adentro, pues algo que me parece interesante de este libro es precisamente su lenguaje y la temporalidad de sus personajes.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

En una época en la que existen los teléfonos inteligentes y el streaming, los personajes de Xóchitl habitan una ciudad que no es el epicentro de la capital, sino una localidad con su propio ritmo y sus costumbres, “se pasan” canciones por WhatsApp como si al mismo tiempo no existiera spotify, exploran en google y YouTube como una enciclopedia del mundo. Estudian y trabajan, beben cerveza los fines de semana. Me interesa mucho que los personajes de esta novela están simplemente existiendo en su realidad sin ninguna pretensión, una realidad donde quizás sus valores estén condicionados por la sociedad machista en la que vivimos y la diversidad sexual sigue siendo un tabú de esos pequeños entornos familiares, una realidad que quienes estamos lejos de ella, podemos verla y formar parte mientras leemos y entendemos más de estos personajes tan complejos como humanos.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

A propósito de esta novela, platiqué con Xóchitl para saber más de esta visión suya al escribir. Un mundo literario como el que nos rodea hoy en día hace que muchas novelas se parezcan entre sí, aún cuando los elementos de esta novela podrían hacernos concluir que es una novela de amor, a mí me parece que también es una novela de resistencia. Los elementos que me permiten decir esto es justamente mostrar la complejidad de las tramas que viven distintas personas en temas que nos pueden resultar tan comunes como la diversidad sexual y que para algunos sigue siendo un complejo social.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Comienzo preguntándole a Xóchitl qué piensa de la literatura de sus contemporáneos. Qué le parece que es lo que hace ella a diferencia de lo que está leyendo.

XL: Creo que ya no conecto con lo que he leído últimamente de los grandes sellos editoriales porque ya entiendo, sobre todo ahora al darme mi lugar como lectora y como mujer además de mujer que escribe, que había un cierto fanatismo en algún momento en el que una leía por el renombre de un autor. Hoy podría decir que es hasta un acto político decidir qué leer.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

VB: Me parece que hoy en día tener una comunidad de autores es lo que permite el diálogo. Platicaba con más personas sobre esto y creo que algo que le hace mucho bien a la conversación sobre la literatura hoy en día son los festivales literarios. Para que exista la crítica son necesarios estos encuentros donde se debate la literatura y la creación, los rumbos, las conversaciones también en torno a la industria. Sin embargo, también es cierto que carecemos de estos espacios aunque parezca que hay muchos. La conversación se resume casi siempre apenas a un puñado de autores, o quizás es que hay tantos que la conversación entonces parece cíclica. Me parece relevante saber qué piensan las autoras jóvenes que se reúnen y tienen talleres para leer y para escribir.

XL: Acabo de leer un libro de Olivia Teroba que se llama Un lugar seguro, es una colección de ensayos. Creo que es en el primer ensayo donde ella habla de esta ausencia de genealogía femenina para las escritoras, porque los casos de escritoras muy reconocidas en cuanto a las referencias que tenemos, por ejemplo, del boom latinoamericano básicamente solo tenemos a Elena Garro. Entonces ella explica o se pregunta ¿Dónde me encuentro? ¿Dónde estoy representada? Y esas mismas preguntas nos las hemos hecho todas. Sobre todo cuando me di cuenta que si yo seguía leyendo a García Márquez o a Vargas Llosa, la única representación que había de mí en esos libros iba sobre la mujer que se dejaba golpear.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

VB: La representatividad me parece súper importante. Creo por supuesto que la lectura y la escritura son actos políticos. Hoy mismo me pregunto si después de leer con perspectiva de género no hay retorno. Pienso que hay grandes libros como La Fundación donde en efecto, al leerlo uno se topa con la reflexión que acabas de plantear, la representatividad de la figura femenina es prácticamente inexistente. Me pregunto también si eso convierte en automático a estos libros en malos libros. Si eso les quita su valor literario.

XL: Estos “grandes” libros no tienen en común el género sino el arco dramático. Repiten el arquetipo del viaje del héroe y hay una correlación siempre entre la época en la que estás creando arte y obviamente los productos que estás creando en ese momento, y todo esto es reflejo de un inconsciente tanto individual como colectivo. Entonces, como Joseph Campbell lo dijo en algún momento, en el viaje heroico del hombre, las mujeres tienen solo una función pasiva: la mujer tiene que ser o la diosa que gesta al héroe, la diosa con la que se casa, o la recompensa. Pero después vino la idea de romper con ese mito del viajero heroico masculino y viene el viaje heroico femenino, donde tiene que ver más con tu propia emancipación.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Este viaje interno del que habla Xóchitl inmediatamente me hace pensar en Clarice Lispector, creo que sus cuentos justamente son una reconquista de su propio ser, de cómo ir hallando la certeza de sí misma. Quizás es por eso que me pongo a pensar en cómo se han construido esos personajes de Aprovéchate de mí. Que si bien son dos personajes masculinos, la representatividad de Xóchitl como escritora me parece que está al plasmar esas mismas estructuras patriarcales que someten a unos y a otros. Es decir, que no es un tema que someta exclusivamente mujeres sino también a hombres.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

El personaje de Manuel es justamente ese hombre que hace todo lo malo que los hombres pueden hacer: manipula emocionalmente, destroza ese primer deseo que tiene Santiago de que lo quieran, todo lo irresponsablemente afectivo que se puede ser, él lo es. Pero al mismo tiempo es él quien se le ofrece a Santiago, él es el pasivo.

Me parece que el desarrollo de sus personajes logra una verdadera comunión entre el pensamiento de Xóchitl y la novela, con estos personajes claroscuros en pleno descubrimiento de sí mismos, con los deseos y pasiones que cualquiera puede experimentar. La contradicción permanente de la incertidumbre del amor, así como una poderosa voz narrativa que pone en un contexto y una época muy precisa todo lo que sucede en la novela. Aprovéchate de mí es justamente una ventana donde cualquier persona podría identificar los patrones equívocos de las relaciones no sanas, o donde simplemente podemos sentirnos identificados en nuestros deseos más próximos por ser queridos y aceptados.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.

Xóchitl Olivera. Fotografía de Víctor Benítez.


Autores
(Xalapa, 1991) Es fotógrafo de retrato; su trabajo como tal está plenamente comprometido con la industria cultural. En 2017 comenzó su proyecto “Cartografía íntima: Habitaciones literarias” que ha documentado a más de 150 autores residentes en México, Italia, España, Francia, Suiza y Alemania; entre ellos: Jordi Sierra i Fabra, María Fernanda Ampuero, Yásnaya Aguilar, Emiliano Monge, Santiago Gamboa, Carmen Boullosa, Camila Fabbri, Patricio Pron, Marta Sanz, Juan Pablo Villalobos, Lorea Canales y Jorge Carrión. Su trabajo se ha exhibido en el Seminario de Cultura Mexicana, el Fondo de Cultura Económica y la Galería Oscar Román de la Ciudad de México, así como en distintos recintos culturales de la República Mexicana. Ha hecho documentaciones especiales para la Presidencia de México, el Proyecto Cultural Chapultepec, el Fondo de Cultura Económica, el Colegio Nacional y el Seminario de Cultura Mexicana y recientemente ilustró un boleto conmemorativo de Lotería Nacional para el 80 aniversario del Seminario de Cultura Mexicana.