Tierra Adentro
Ilustración realizada por Iurhi Peña
Ilustración realizada por Iurhi Peña


―Quiero que quede muy claro.
señor Juez,
su delito no es bailar cha cha cha,
sino el no haberlo bailado conmigo.(64)

Nancy Cárdenas fue una mujer muy política, eso fue lo primero que supe de ella; los datos que me llegaban al azar eran como de personaje de fantasía, la activista lesbiana que marchó en el 68, que habló en televisión nacional sobre su identidad y la injusticia de que la homosexualidad fuera un motivo de discriminación, que había escrito poesía. Pero, ¿cuál poesía?, ¿dónde estaba?, ¿por qué no sabíamos más de ella?

No había mucha información ni muchos textos. Presentí que se trataba de un caso de injusticia histórica (no hay que ser demasiado perspicaz para sospechar algo así); sin embargo, ¿cómo comprobarlo sin pruebas? Afortunadamente, un día me encontré la primera edición de Cuadernos de amor y desamor en en Mi primer día en el salón de la fama (una librería de joyas que tiene el poeta Sergio Ernesto Ríos), y no dudé en comprarlo.

Lo primero que me llamó la atención fue la brevedad de los poemas. Me pregunté si esta habría sido la razón para que hubieran sido tan menospreciados; no porque la brevedad en sí misma sea un problema, sino porque ya sabemos lo fácil que es encontrar pretextos para descalificar o menospreciar textos de mujeres, nunca son lo suficientemente enormes, majestuosos, grandilocuentes como para ser tomados en cuenta (aunque lo sean).

En círculos concéntricos

-como el sonido-

y en muchas otras formas y direcciones

los universos viajan -constantemente-

hacia adentro y hacia afuera de sí mismos.

Tú y yo sólo somos

un instante,

realidad presente accidental. (96)

Lo segundo, claro, fue el tema: el amor. El amor en ciertas voces de autoridad puede ser sublime, pero en una lesbiana, ¿cuenta realmente?, ¿existe realmente?, ¿qué tanto da para ser un tema literario? Está bien que ellas lo hagan en su intimidad, ¿pero en público?

Que no es

antinatural, antisocial, antibiológico

aceptan ya los que más saben

de cuerpos y conductas.

Disfrutar este amor sin culpa

es vivir en el siglo XXI:

mujeres siempre en movimiento que se atreven

a jugar a todo sin salirse de ellas mismas. (93)

Lo tercero es más difícil de desentrañar. Porque si aceptamos que la extensión no es importante y cualquier tema puede ser literario, nos enfrentamos con algo todavía más escurridizo, eso que hace que un texto sea bueno, que lo podamos llamar literatura, que pertenece únicamente a la persona que escribe (si pensamos de manera romántica, claro): el estilo.

El estilo de Nancy tira hacia lo cotidiano (lo cual, sabemos, ha llegado a ser motivo de descalificación, sin que deba serlo). Sus poemas nos muestran sus heridas y su gozo sin la necesidad de convertir su experiencia en un ejemplo, en una historia desgarradora ni en una idealización de la historia de amor perfecta; aún más, recurre constantemente al sentido del humor para evidenciar que las personas somos difíciles e incongruentes, que el amor a veces tiene fallas y no por ello pierde eso que lo hace especial y poético.

Quieres las cosas

cuando yo las quiero (o poco antes)

y militas convencida de que somos especiales.

Media naranja conceptual,

las ciencias exactas no mienten:

tus 40 y mis 50

suman un 90% de posibilidades. (107)

Nancy Cárdenas es una poeta directa que se fija en los detalles, que sabe mostrar apenas una rendija a través de la cual podemos asomarnos e imaginar lo que sucede alrededor de la escena. Como buena dramaturga y directora de teatro sabía que ciertos elementos ya cuentan una historia, marcan un tono y despiertan el interés.

En verdad deseaba que lo nuestro

fuera cosa privada,

pero cuando Beatriz, Isabel, Alicia,

Vindia, Susana, Javier, Virma, Lynn

-supe- ya tenían tu versión,

le pedí a Gatolomé que me ayudara

a encontrar la forma de que Beatriz,

Isabel, Alicia, Vindia, Susana,

Javier, Virma, Lynn

y todos aquellos a los que les interesara

el chisme

conocieran la mía. (57)

Yo no sabía que Nancy Cárdenas había sido tan importante en el teatro nacional, pero gracias al documental Querida Nancy de Olivia Peregrino me enteré que había hecho teatro, mucho, muchísimo teatro; que fue una de las primeras mujeres en dirigir teatro en la Ciudad de México; que llevó a escena obras icónicas de la historia LGBTQ+ como Los chicos de la banda de Mart Crowley y Claudine en la escuela de Colette; que puso su casa para organizar encuentros de mujeres en donde había activismo, risas, baile y la imposibilidad de que la política se saliera del cuerpo y de los afectos.

Entre tantas liberacionistas que conozco,

sólo tú,

-de apariencia tan frágil-

has querido llevar a la cama

esos principios básicos de la teoría. (27)

Nancy Cárdenas y Carlos Monsiváis (quien probablemente se esconde detrás del personaje Gatolomé) fueron muy amigos, él le dice, en la carta que le escribió antes de su muerte, que lo primero que le atrajo de ella fue su body lenguage, su modo de discutir, “yo era tímido y tú, sin poder evitarlo, protagónica” (9). Esto resulta importante para la lectura de sus poemas pues, sin duda, su carácter tuvo todo que ver con la soltura de sus versos, con la facilidad de sentir en el cuerpo las posibilidades de la palabra. Nancy era consciente de que nombrar era existir.

La sangre alborotada se me agolpa

-preciso- donde tus labios me muerden

y la salud de tu cuerpo -súbitamente mía-

me estremece, me vuelve a estremecer y me estremece.

Tengo al instante contigo 23 años de conocer las cosas. (28)

Nancy puso sobre la mesa lo que significaba ser lesbiana. Lo dijo en voz alta desde el principio, no lo escondió en la facultad ni en el noticiero ni en el Día Internacional de la Mujer. Importaba decirlo porque el deseo, la sexualidad y la voluntad de amar eran parte fundamental de su identidad, porque sabía que ese era un motivo de discriminación y era ridículo que los asuntos amorosos se convirtieran en la razón para negar, ocultar o humillar a alguien, cuando esas minucias, las relaciones afectivas con los otros, son precisamente lo que nos convierte en personas.

A ver,

tu sexualidad contra la mía:

media alta la frecuencia, muy marcada la preferencia,

media baja la promiscuidad.

O sea: 5, 5, 2 en la escala de Kinsey

(el práctico 0 a 6 de los cincuentas)

muy libremente aplicada.

En otras palabras: 2 a 3 a la semana, sólo devaneos

con el sexo contrario y + de 10 – de 100 parejas. (39)

Me atreveré a decir que es justo en la aparente sencillez en donde recae la maestría de la escritura de Nancy, sabe qué decir y, sobre todo, sabe qué omitir. La economía de las palabras se convierte en una poética que ejerce la contención y la ironía. Es una poesía de amor apasionada, mas no ingenua. La voz sabe verse con sus fallas y debilidades, pero también conoce sus fortalezas.

Pretenciosa como soy

aspiro a que estas líneas exhiban la frescura

del chisme de fin de semana San Miguel de Allende

y oculten el esfuerzo de tantas relecturas. (104)

Así, detrás de frases cotidianas y este intrincado universo íntimo de encuentros, traiciones, desesperanza y fugaces momentos de felicidad, Nancy muestra una voz poética compleja donde se despliegan múltiples voces y puntos de vista. Esto lo podemos ver en la voz que le concede a sus gatos para complejizar el monólogo interior. Los gatos opinan, juzgan, ofrecen consejos y se aburren de las historias de amor fallidas de su dueña.

―La tratabas

como a una niña tonta, apunta Gatolomé.

―¿Y cómo tratarla, apresura Toto,

si se consume en mantener la apariencia

de una religiosidad que no practica? (44)

El sentido del humor se entremezcla en sus poemas con fibras sensibles, una ácida crítica social, reflexiones filosóficas y un erotismo vibrante que nos demuestra la importancia de tomar en cuenta al cuerpo cuando hablamos de identidad. No existe la mente sin el deseo, sin las dolencias, sin el corazón roto ni la enfermedad. 

El pasado y el futuro

son meras abstracciones

ante la lima tierna natural de tu entrepierna,

la exquisita sustancia volante de tu cuello,

el almendrado retoque a esa piel óptima…

oloroso universo que somete el transcurrir del tiempo

porque me aprisiona a mí. (36)

La voz poética de Nancy Cárdenas nos recuerda que la identidad es compleja, que la creatividad se entremezcla con las experiencias y las relaciones, que encarnamos muchas contradicciones y adentrarnos en ellas para sentirlas y comprenderlas nos enriquece, que se requiere valor y coraje para voltear a vernos hacia adentro y sostener la mirada hacia afuera con sinceridad.

Referencias:

Cardenas, Nancy (1994). Cuadernos de amor y desamor. Hoja Casa Editorial.

Peregrino, Olivia (directora). (2021). Querida Nancy [película]. Olivia Peregrino.