Hijo indeseable de la Revolución cubana, Reinaldo Arenas (1943-1990) resistió con su vida a los caprichos estéticos que dictaba Moscú, cuna y guillotina del realismo socialista.
Las devastadoras consecuencias de la epidemia del VIH/SIDA han dejado una huella significativa sobre la producción fílmica a lo largo de cuatro décadas.