Tierra Adentro
Ilustración de Zauriel

POSADA ÁCIDA

Es cierto que después de cuatro horas de camino, María no lograba encender el bluetooth de la bocina y sus ojos ardían un poco más que la misma garganta del desierto… también es cierto que para el burro fue una excelente idea salir con los pantalones hasta el copete de yerba, y sí, José tenía cierta habilidad de enjugarse el sudor sin picarse los ojos. Todo indicaba que el verdadero viaje apenas arrancaba.

José: Es más cansado caminar sin mirar un Oxxo, solamente así sabes que ya mero llegas.

María: Más cansado es buscar el botón de encendido, no sabía que una dosis de Meth Z podía hacerme tropezar así.

José: Era eso o un malviaje seguro con ese gotero. Por cierto… ¿Sabes dónde lo dejé?, no lo encuentro.

Burro: Acá lo traigo. Pero me chuté la mitad.

María: ¿Y el Meth Z igual?

Burro: Ahorita me lo paso a brincos.

José: Dame un poco de la poderosa, ¿Traes el encendeprende?

Burro: Ah.

José: Ah.

María: ¡Ya prendió!

José: ¿Tú lo traes?

María: No, la bocina. Ya prendió el bluetooth.

Burro: Tsss. Nais.

José: ¿Y cómo voy a prender el porro?

María: Desde aquí puedo ver una aldea.

Burro: Es un mandala.

María: Un mandala en forma de aldea, allá.

Burro: Mmm, recuerdo cuando salí de mi cráneo…

José: ¡Aquí, lo encontré!

María: Ontaba.

José: Lo traía en la mano.

Burro: Aguanta, ¿De qué estábamos hablando?

María: ¿Si ustedes pudieran subir a un ovni sabrían encontrar el baño?

José: Esa está buena.

Burro: Siempre quise subir a un ovni y escuchar White Rabbit en la cabina.

María: ¿A qué olerá la cabina de un ovni?

José: Al fabuloso azul.

Burro: Ponte las rolas pue’ que el Meth Z va a revolcarse en ácido.

José: A ver, deja conectar el walkman.

María: Tsss, ¿sí trae pila, di?

José: Abuelita de Batman, checa.

De esta manera el power trio continuó su camino hacia dónde no tenían idea porque ya lo habían olvidado… Pero aquello importaba poco, y es que esta vez varias rolas burbujeaban como ellxs hasta ahora y sin detenerse.

Burro: ¿Y ahora dónde estamos?

José: Esa rola está muy buena.

María: Creo que no hemos cambiado de ruta.

Burro: Ni ruta hay. ¿Cuándo se comienza a caminar en círculos? Quisiera caminar en círculos…

José: ¿Saben qué otro power trio está así de bueno? Christopher

María: ¿Cuál?

José: Christopher. Eran una banda de psicodelia cristiana o lo que sea que eso signifique.

María: No sé. Yo no me meto a la Deep Web.

José: Neta. Eran de 1970.

María: Ah, cawn, ¿Y dónde es 1970 o qué?

José: Eso la neta no sé, ¿Pero se escucha lejos, va?

María: …

José: Aguanta, ¿Y el Burro?

María: …

José: …

María: Ahh, ¡Burro…!

José: ¡Burro!, ¡dónde estás, wey!

María: Se llevó el gotero. Ya valió mauser.

José: Hijo de su pinflois. ¿Y ahora?

María: Un río.

José: ¿Un río?, ¿dónde?

María: Un riopan es lo que va a ocupar el wey con tanto ácido encima.

José: Pensé que habías visto agua.

María: Nel, no veo nada con los ojos así de chamuscados. El río se quedó atrás hace rato.

José: ¿Cómo? ¿Ya pasamos un río?

María: ¡Ah! Mira, por allá, hay un letrero.

José: ¿Qué dice? ¿Mmm… Bienvenido a… la chingada?

María: Genial. ¿Pero adónde íbamos?

José: Yo creo que a la chingada porque acabamos de llegar.

Y fue así como el Burro desapareció sin dejar rastro y mucho menos el gotero. Pero para María y José hasta ahora todo estaba bien porque encontraron lo que tanto y sin saber aún, andaban buscando.

José: La neta qué bueno que nos mandaron para acá. Chance aquí venden mota.

María: ¿Nos mandaron para acá?

José: Pues si no fue alguien fue algo, ¿no?

María: ¿Te acabaste el porro?

José: ¿Quieres bacha?

María: A ver.

José: Ah, no mames que te estás miando.

María: No mames, no… a ver… aguanta…

José: ¿Tas bien?

María: No mames que estoy embarazada. Voy a dar a luz.

José: ¿Quieres la laira?

María: Toca en esa puerta, ¡Corre!

José: Va, ¿Pero a quién buscamos?

María: ¡AH…!

José: … No abren.

María: ¡Toca más fuerte!

José: Nambre, me madrean.

María: Ah, mira hacia allá, llévame hacia aquellas matas.

José: En corto.

María: Ayúdame a recostarme entre las ramas.

José: ¡No mames que todo esto es mota!

María: Sostenlo.

José: ¿El humo?

María: ¡El bebé! ¡Ahh…!

***

María, muchos años después; ya vieja y cansada de cumplir milagros como mantener a una familia con el sueldo mínimo y no llorar la desaparición de José el día que le ofrecieron “trabajo” en Sinaloa; se acordaría de la(s) única(s) (dos) ocasión(es) que sostuvo a su hijo en brazos, ese que nació en un sembradío de mota y al que fueron a ver unos cholos de colonia y unos weyes que decían ser Reyes y Magos, todos ácidos y hasta el culo de Meth Z, sería un nacimiento bonito, si pudiese recordarlo, ella nomás recuerda a su hijo, sus lágrimas y sus manos al sostenerlo.

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María acaricia la mejilla de su hijo//María acaricia la mejilla de su hijo.

Se siente suave//Se siente rasposa.

María sonríe//María deja caer una lágrima

“Tiene cara de que se va a llamar Armando” dice alguien.//”Era el hijo del señor Mota” dice otrx alguien.

“Se ve que tiene un futuro prometedor”//”Lo balacearon los municipales”

María tomó la pipa y le dio un jalón al Meth Z.

Entonces comenzó La Historia.

Coautores: Gerardo Szae y Diego Armando Otro.