Mujer y norte: real metaficción
Domingo 9 de marzo, Centro de las Artes, interior del Parque Fundidora (Monterrey, NL).
La compañía arte móvil-danza clan cerró la temporada enero-marzo 2014 de danza contemporánea con la antología de tres distintas coreografías de la maestra, bailarina, coreógrafa, directora y fundadora Judith Téllez; en éste evento también festejaron veinticinco años de su trayectoria dancística en el norte del país, quizás también tomaron en cuenta el 8 de marzo, Día internacional de la mujer, a pesar de la lluvia gélida del multipolar clima regiomontano.
El día que me vaya no se lo diré a nadie homenaje a la novela homónima de Kiko Amat; vital, humorística y punk-rock-vertiginosa interiorización mental de Octavia, protagonista; un fragmento de Torah, la sensual exposición de los cuatro (sí, cuatro) primeros personajes del Génesis, y Collette: un cajón revuelto, basada en la vida y obra de las artistas y escritoras de principios del siglo veinte, Gabrielle Collette y Jane Bowles.
Por medio de una cámara espía colocada en el interior del camerino, semejando un reality show estilo Big Brother, el público pudo observar durante las pausas entre una coreografía y otra las rápidas entradas y salidas, el retoque o cambio de vestuario, e incluso el emotivo abrazo triunfal, que prolongó el aplauso general, entre las bailarinas Tania Cardona, Sofía Frese y Judith Téllez.
—Quería mostrarle al público algo que muchas veces no toma en cuenta, el detrás de cámaras durante una función— expresó Téllez.
¿Metaficción? ¿Metarrealidad? So peligro de incurrir en el pecado interpretativo denunciado por Susan Sontag; la función, sin abordar directamente un discurso de género, presentó distintos enfoques del modus vivendi en el universo de ese casi místico personaje denominado mujer, listo para solucionar, a veces, de modos aparentemente absurdos, otras muy ingeniosos, cualquier tipo de inconveniente.