Tierra Adentro
Fotografía: ALR/Conaculta

El pasado 5 de marzo murió, a los 91 años, Luis Villoro Toranzo (1922), el filósofo catalán de padres mexicanos que nació en Europa por azares de la Revolución mexicana. Volvió a México para vivir y estudiar; para aportar más que una destacada vida académica y de funcionario ejemplar en que se convertiría en la Universidad Nacional Autónoma de México, donde inicialmente se formó en la Facultad de Filosofía y Letras (estudió después en La Sorbona, en París, y en la Ludwiguniversität de Munich, Alemania). Fue profesor de la misma UNAM e investigador de su Instituto de Investigaciones Filosóficas, del que sería más tarde director e investigador emérito. Ocupó cargos importantes dentro y fuera de la academia: en el Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, como director de la Revista de la Universidad, siendo presidente de la Asociación Filosófica de México, como embajador ante la Unesco y también al ser miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua. Lúcido activista asomado en el patio de la vida política y, frente a todo, un hombre preocupado por las paradojas de la alteridad social y la injusticia.

Algunos de sus libros, desde su laureada tesis profesional (que se convirtió en su primer libro): Los grandes momentos del indigenismo en México, 1950), son clave para comprender el pensamiento en el México contemporáneo: Creer, saber, conocer (1982), El poder y el valor. Fundamentos de una ética política (1997), Estado plural, pluralidad de culturas (1998), De la libertad a la comunidad (2001), entre otros títulos que conforman su vasta obra.

Para Villoro, el concepto de lo indígena formó parte honda de sus preocupaciones filosóficas y políticas. Para él (que guardaba en la memoria infantil el recuerdo imborrable de la humillación de la que fue testigo ante el contraste entre ricos y pobres), el indígena no fue jamás un ente abstracto sino un humano concreto, flagelado por la exclusión y la injusticia.

Para su labor de pensador los pueblos originarios representaron una razón de sus reflexiones existenciales, morales, políticas y son imprescindibles muchos de sus estudios para comprender nuestra historia, el presente y lo que mucho de su devenir implica.

Leer y releer a Villoro será primordial para la historia de las ideas más allá de nuestra geografía. Su obra es un aporte a la comprensión de la incluyente y diversa Hispanoamérica.

Luis Manuel Amador