Tierra Adentro

Alejarse de Cincinnati, Ohio, para establecerse en la ciudad de Nueva York terminó por convertirse en la decisión más afortunada que los hermanos Dessner ―Bryce y Aaron― tomaron para consolidar de manera definitiva a The National, el grupo de rock en el que han invertido varios años de sus vidas y que, hoy por hoy, produce lo más refinado y sensible de las canciones que reflejan el entorno de lo que se entiende por adulto contemporáneo (y el que canta su colega Matt Berninger).

La banda fue creciendo gradualmente hasta alcanzar gran notoriedad por producir una música intensa pero sobria, que da cabida a una revisión en claroscuros del fracaso, el desamor y otros abismos existenciales. Son expertos en ir elevando la energía en sus conciertos hasta llegar a pasajes de épica que se desborda entre guitarras eléctricas e instrumentos de viento.

Pero los Dessner tenían una vida que les vinculaba con la formación académica antes de incursionar en el rock. Bryce ―de apenas 37 años― es un sobresaliente egresado de la Universidad de Yale, en donde se especializó en composición y guitarra. De hecho, primero sacó adelante una exitosa carrera en la escena actual de la música de concierto antes de que su grupo vendiera muchos discos y cerrará festivales. No son muchos los músicos que pueden decir que han colaborado con figuras principalísimas como Steve Reich, David Lang y Philip Glass, además de conseguir diversos encargos para instituciones muy serias. El compositor ha trabajado tanto en solitario como con orquesta, de modo que formó Clogs, un proyecto instrumental con extensa discografía y cuya última producción es el EP The Sundown Song (2013). Bryce ha comentado que logró obtener primero una estabilidad financiera de este universo musical antes de que en el  veleidoso rock (en parte por ser el compositor residente en el Conservatorio de Eindoven, Holanda).

Con el tiempo, The National terminó siendo una de las bandas más representativas de los residentes de Brooklyn ―junto con su vecino Sufjan Stevens―, por lo que en calidad de público asistieron al Festival Celebrate Brooklyn 2009, que se realiza en las instalaciones del Prospect Park de aquella demarcación. Allí se encontraron con David Harrington (violín), John Sherba (violín), Hans Dutt (viola) y Sunny Yang (cello), los miembros del afamado cuarteto de cuerdas que representa a la parte más visionaria de la música clásica contemporánea, Kronos Quarter.

Posteriormente, se citaron para conversar y se dio un fructífero encuentro de amigos; Bryce les contó que se encontraban en el barrio al que habían llegado sus abuelos, de origen judío, al dejar Rusia y llegar a Norteamérica. Contó que su abuela había vivido la revolución y jamás volvió a ver a su madre tras salir de su país natal. Todos coincidieron en que se trataba de un buen pretexto para que el compositor se acercara musicalmente a esa historia. Además, que los Kronos querían dedicarle una pieza a Laurence Neft, su encargado de luces por muchos años y también amigo cercano. Bryce debía crear lo pendiente.

Bryce tenía pues un encargo que envolvía tanto la saga familiar como un obsequio tan apreciado por la vanguardista agrupación. Se dedicó a componer y el resultado son cuatro piezas arropadas bajo el título: Aheym (Anti-Records, 2013), que significa “hogar” en yiddish, y que antes de aparecer en disco fueron probadas en algunos conciertos para que maduraran.

Y es que el entorno de los Dessner es absolutamente artístico, tienen una hermana que posee un acervo bibliográfico especializado en poesía, fue ella quien le mostró la obra del poeta chileno Vicente Huidobro y cuyo texto: Tour Eiffel, influyó tanto en él que le dedicó un tema o un movimiento, como él lo llama.

Aheym se concentra en los dos temas finales (50%); en “Tenebre” invita a Sufjan Stevens a sumar algunas voces y ya aparece el Brooklyn Youth Chorus, que luce esplendido en el cierre huidobriano ―todo un desbordamiento músico-poético―. La composición surgió en la ciudad de Katowice, en Polonia, donde vivió el compositor Henryk Gorecki ―a quien también Dessner dedica el tema―. Partió de la música vocal del renacimiento y luego sumó un capítulo sobre la extinción de los candelabros en el siglo XV. Enfrentó el reto de amalgamar las partes y así complacer al iluminador de los Kronos, con quienes se encontraba de gira. El grupo también admiraba a tan vanguardista compositor pues en 1994 Gorecki había escrito expresamente para ellos.

Meses después asumió Tour Eiffel, que los directivos del coro le habían encargado para que los chicos ―de entre 16 y 17 años y distintas culturas― pudieran identificarse. En el centro del poema hay un chico trepando la Torre con una canción, cuyos casi 12 minutos de duración están inspirados en la obra del mismo nombre que el poeta chileno Vicente Huidobro publicó en 1918.

En general, el pulso de la obra de Dessner tiene algo que ver con el minimalismo, pero no llega a ser tan escueto, mucho menos, al existir las distintas partes para cuerdas, las líneas corales y los pasajes en los que el propio autor toca sutilmente la guitarra. Con todo, “Little Blue Something” nos acerca a algunas obras de Arvo Pärt, siempre etéreo y huidizo.

Para un autor con la carrera y la capacidad de Bryce no dejó de representar todo un reto escribir música para una de las agrupaciones con mayor trascendencia en el ámbito clásico de hoy en día; de hecho, resume de la siguiente manera la experiencia:

Ellos son seminales. Es como si me lo hubiesen pedido R.E.M. o The Clash. Me sentí en shock y un poco intimidado, sobre todo por mi juventud. Era una gran tarea, pero ellos tienen mucha energía, se comprometen con la música de un modo muy intenso y traen a ella mucho color.

 


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
De los años sesenta tomó la inconformidad recalcitrante; de los ochenta una pasión crónica por la música; de los noventa la pasión literaria. Durante la década de los dosmil buscó la manera de hacer eclosionar todas sus filias. Explorando la poesía ha publicado: Loop traicionero (2008), Suave como el peligro (2010) y Combustión espontánea (2011). Rutas para entrar y salir del Nirvana (2012) es su primera novela. Es colaborador de las revistas Marvin, La mosca, Variopinto e Indie-rocks y los diarios Milenio Hidalgo y Reforma, entre otras publicaciones.