Murió el poeta Leopoldo María Panero Aquí nos quedamos los héroes inútiles
Hay una vida que se construye mientras la gente muere. Hay una resistencia. La partida: un falso futuro.
La primera vez que leí a Leopoldo María Panero estaba sentada frente a mi vieja computadora; tenía 22 años y estaba sola. Imposible no gustarme. Ese loco se había convertido en mi mejor amigo, el único. Compartimos el ideal y la lucha. Después, la vida me llevó a emparejarme con otro fanático suyo a quien, después de separarnos, yo perseguía en las bibliotecas o librerías. Obviamente, un día me hallé en mitad de un pasillo de la Biblioteca Central de la UNAM leyendo con desesperación Orfebre, hasta ese entonces mi libro favorito. Fueron años crueles. De no ser por Leopoldo, habría enloquecido.
En su enfermedad existía una especie de cuerda de rescate . Pienso en LMP y lo que hay es liberación. Ver las fotografías de él encerrado en ese hospital canario no me estristece. ¿Quién realmente estaba detrás de los barrotes?
Sin duda Leopoldo fue un hogar. Después de 7 mudanzas, desempaco algo de mi adolescencia paneriana. Mi trabajo literario no tendría cabida sin:
Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma lanzando gritos y bromeando acerca de la vida: y no sé sus nombres. Y en mi alma vacía escucho siempre cómo se balancean los trapecios. Dos atletas saltan de un lado a otro de mi alma contentos de que esté tan vacía.
Sin él no tendría familia. Hallé joven y en la soledad absoluta una habitación donde dormía un hámster, una piedra y un hombre atando planetas de un sistema solar perdido en mi infancia. Me conformé con las historias maternales de los Panero. Crecí y ahora me despido.
Leopoldo María Panero murió el pasado 5 de marzo, en Las Palmas de Gran Canaria.
Se fue, en palabras de Roberto Bolaño, “uno de los mejores poetas españoles.”
Sólo la nieve sabe…
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Leopoldo María Panero (Madrid, 1948 – Las Palmas de Gran Canaria, 2014). Poeta. Hijo del poeta Leopoldo Panero y hermano de Juan Luis Panero. Militó en movimientos antifranquistas, lo cual lo llevó a diversas estancias en prisión. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Complutense de Madrid y Filología Francesa en la Universidad Central de Barcelona. Ingresó por primera vez en una institución para enfermos mentales en la década de los 70. Después estuvo una larga temporada en el psiquiático de Mondragón. Finalmente se estableció por propia voluntad en la Unidad Psiquiátrica de Las Palmas de Gran Canaria (o El manicomio del Dr. Rafael Inglott, como lo nombraba). Entre la abundante obra de Leopoldo María Panero están los libros Por el camino de Swan, Narciso en el acorde último de las flautas, El último hombre, Orfebre, Gólem, entre otros.