Los colmillos de la realidad

Titulo: El monstruo pentápodo
Autor: Liliana Blum
Editorial: Tusquets
Lugar y Año: México, 2017
Querido lector: puedes estar tranquilo. Todo va a estar bien. Te regalo este lugar común porque se avecina, no exagero, tu peor pesadilla. Éste no es un libro de aparecidos, es uno de vacíos y desapariciones. Y no, no puedo explicarlo desde la comodidad de la crítica, debo ser brutalmente honesta: esta novela me hizo mucho daño.
Había una vez un pederasta y una enana que secuestraron a una niña para abusar sistemáticamente de ella y devorar su infancia. No te preocupes, los dos están en la cárcel y la pequeña hoy duerme en la cama de su madre. Si no te suena familiar este desenlace es quizá porque en nuestro país los pederastas, los violadores y los feminicidas son cobijados por las instituciones y los huecos jurídicos. Los asesinos son los que duermen libres en las camas de sus madres; pero esa historia la dejamos para otra reseña, o en una de esas, para el periódico de la semana.
Estarás pensando que ya te conté el final de la pesadilla (no puede estar tan fuerte, me vas a decir). No, no creas que me estoy adelantando a tu lectura. Nada de lo que podamos escribir te dará tranquilidad si planeas arrojarte a las caricias del Monstruo pentápodo. Ésta no es una novela que persiga el qué, tampoco podría asegurar que se obsesione con el cómo. Es un texto único, un ejercicio profundo de empatía. Un estudio de la crueldad, el dolor y la vulnerabilidad.
Qué difícil ponerse en el lugar de las criaturas creadas por Liliana Blum. Por instantes somos Aimeé, estamos enamoradas de monstruos encubiertos porque quizá nadie más se atrevería a amarnos. Somos los padres despistados de los veintitantos chamacos que corren en el parque, somos los niños enlodados, somos las madres depresivas y aunque nos horrorice, somos Raymundo y tenemos que luchar con un deseo y una naturaleza prohibidos.
¿Qué hacemos con lo prohibido? ¿Nos condenamos a la contención o elegimos la violencia? ¿Qué harías tú? La respuesta se antoja obvia y sencilla. Y sin embargo… he charlado con muchos lectores de Liliana que me compartieron dolorosas vivencias y en algunos casos, aterradoras reflexiones.
Estoy enojada con Liliana Blum, simplemente porque es genial. Porque su prosa es única. Por su inesperada y retorcida narrativa. Porque me hizo sentir una herida tan profunda como madre, como hija, como espectadora a veces pasiva de la violencia. Porque su pluma es despiadada y cruel. Porque no estaba preparada para El monstruo pentápodo. Porque me obligó a hacerme preguntas que no quería hacerme y no tengo herramientas para describir este dolor más que compartir mi experiencia y decir que este libro me cambió para siempre.
El monstruo pentápodo, no me canso de decirlo, es una invitación a ser lector; pero sobre todo a ser actor frente a los colmillos de la realidad.