La urgente necesidad de humanismo
Titulo: La pulga de Satán
Autor: Mariana Orantes
Editorial: Secretaría de Cultura / Fondo Editorial Tierra Adentro
Lugar y Año: México, 2017
Imaginen una pequeña embarcación en medio del mar con una característica extraordinaria que es la de ser más grande por dentro de lo que es por fuera. Una nave cargada de tesoros de todos los tiempos y lugares: reliquias, bellas aves de enormes alas, cantos de gorriones, gatos complejos que viven un único y eterno día, un violonchelo con su caja-laberinto de la cual sale un sonido que simula la voz humana; personas y personajes. Adentro también hay reflexiones no sólo profundas sino necesarias: el nombre de dicho galeón no es ingenuo, bien sabemos que Satán es el embaucador que conduce a la humanidad por el mal camino, el adversario, el enemigo y el acusador. Todo lo que convive en el interior tiene forma de ensayos literarios que bien podrían ser cuentos o poemas. En esa nave capitaneada por Mariana Orantes encontraremos historias asombrosas y también algunos horrores.
Hace algunos años vi un documental sobre el genocidio camboyano, recuerdo sentirme impresionada al escuchar de voz de Pol Pot, el principal dirigente de los Jemeres Rojos, decir que la tortura y la muerte de millones de camboyanos eran necesarias, y que él solo recibía órdenes, para después detallar esa forma de tortura en la que era de suma importancia no dejar morir a los prisioneros. Recordé esto al leer «Pequeño funcionario con cartera», en el que la autora nos habla de la deshumanización en la que vivimos, y hace un llamado a la vida, a tener una conciencia propia. Con un tono que raya en lo pícaro, pero sin nunca perder la seriedad de lo dicho, brincamos como pulga de palabra en palabra, de idea en idea e imaginamos «el mal» no sin preguntarnos cómo es que llegamos ahí si estábamos en la fila de un banco, aterrados sí, por burócratas que no pueden dar salida a nuestros problemas. Las palabras burocracia, miedo, tortura y poder resaltan. Leemos: «las personas son capaces de actos crueles cuando pueden depositar la culpa en otros». Es ahí cuando el miedo entra y se instala, ya que lo siguiente es pensar en esas acciones que responden a la obediencia y que eximen de culpa a sus ejecutores, desde aquellos pequeños funcionarios que pueden o no reponerte una tarjeta de crédito, hasta esos genocidas que con un sello decidieron el destino de un sinnúmero de personas. Un «sinnúmero de personas» porque al parecer el olvido nos ha hecho repetir tragedias una y otra vez. Y es entonces cuando pensamos en el mal y en la urgencia del bien.
Hay una urgente necesidad de espíritu, nos dice Orantes, al referirse al sacrificio de la humanidad en favor de lo virtual donde parece suceder la vida, el amor, el desamor, la muerte e incluso el más allá. Hay una urgente necesidad de humanismo, de memoria para seguir buscando a los desaparecidos. Daniela Xochitl Elizarrarás Rojas es sólo un caso entre tantos de desaparecidos en nuestro país. Ella tenía seis años cuando dejó de ocupar un lugar y después de muchos años sigue sin aparecer en ese acto de continuidad. En este libro Orantes nos confronta con nuestros miedos más grandes: vivimos en un país en el que cualquiera puede desaparecer; en el que las mujeres son punto de ataque y el feminismo es un movimiento desestimado; en el que el derecho a defendernos y ser nosotros mismos está mal visto porque «gustamos normalizar la violencia en aras del bien común».
Tal es el caso de «…Y me gusta ser una zorra (Anarcoma)», el ensayo que cierra el libro de Mariana y que relata su adolescencia en una preparatoria del Estado de México. ¿En serio es normal que se culpe a la víctima de una violación por ofrecida, por su vestimenta? Es decir, que la normalidad depende de lo que establezca la mayoría como «normal».
La normalidad se ha pervertido porque lo cotidiano debería ser el canto del gorrión por la mañana, el café cargado, los gatos negándose a ser amigos o servidores, los albatros rompiendo el viento con sus enormes alas, los pericos y sus palabras, los cometas, un camino por las calles de Tlatelolco, pero en su lugar «Buscamos teorías que nos expliquen la violencia del día a día, que nos digan en qué reside el mal, cómo funciona…».
Mariana Orantes está enojada, y ¿cómo podría no estarlo? Cuando todos los días tenemos que retar a una serie de imposiciones y falso bienestar.
La pulga de Satán es una pequeña embarcación que guarda un mundo que necesita ser mejor.