No hay razón para que nada sea
o siga siendo como es;
todo debe, sin razón,
poder no ser y/o ser capaz de ser
diferente de lo que es
Quentin Meillassoux
Me temo que detrás de la mística
se esconde una realidad mundana,
que a veces es más extraña que la ficción
Negarestani
Comencemos por el final.
Al leer por segunda vez Barranca, de Diana del Ángel, pienso que es una obra con una cantidad monumental de elementos de los cuales hablar, y que la configuran, más que como un objeto de estudio, como un sujeto: complejo, de múltiples voces, traumas, obsesiones, deseos y, sobre todo, con alma.
Con Principia, Elisa Díaz del Castelo propone una forma única de habitar el mundo encontrando en la ciencia una veta prometedora para la imagen y el pensamiento poético.
Principia, primer libro de Elisa Díaz Castelo, toma su nombre de Principia Mathematica, de Isaac Newton, del que también proviene el epígrafe: «Y para nosotros es suficiente que la gravedad realmente exista y que actúe de acuerdo a las leyes que hemos explicado y sirva de sobra para dar razón de todos los movimientos de los cuerpos celestes y de nuestro mar».