Tierra Adentro

Titulo: Dafen: dientes falsos

Autor: Pierre Herrera

Editorial: Secretaría de Cultura / Fondo Editorial Tierra Adentro

Lugar y Año: México, 2017

Sólo uno mismo conoce sus falsedades. Todo aquello que nos aleja del modelo original. La mala pincelada en la boca ligeramente ladeada, los trazos asimétricos que nos dejaron una pierna más corta, una mano más grande, una ceja más gruesa que la otra. Somos reproducciones inexactas que se cotizan en el mercado como piezas pictóricas originales. Somos un cuadro de Van Gogh reproducido millones de veces en una pequeña villa china y, sin embargo, en la fisura del error reconocemos lo que nos distingue.

Pierre tiene dos dientes falsos.

Mientras espera en la sala del consultorio dental se abre el espacio propicio para la confesión que da inicio a Dafen: dientes falsos: «Me dan miedo los dentistas». Una copia exacta de Los girasoles de Van Gogh cuelga frente a él. Se pregunta si acaso ese cuadro será una treta del dentista para que sus pacientes olviden su futuro suplicio. Y ahí tenemos que el autor cae en el engaño y su pensamiento se traslada de los dientes al arte. El cuadro es una de muchas copias que hay de Los girasoles.

En Dafen, un pequeño pueblo en la provincia de Shenzhen, a 30 km de Hong Kong, alrededor de diez mil personas se dedican a reproducir anualmente cinco millones de cuadros que serán exportados a todo el mundo. Copias de pinturas de Picasso, Da Vinci, Van Gogh, llegan a los más diversos lugares.

Dafen está ahora en el consultorio dental en el que el autor espera.

La información sobre Dafen, villa de pintores en China, será repetida numerosas veces a lo largo del libro, leeremos con frecuencia: provincia de Shenzhen, a 30 km de Hong Kong, cinco millones de cuadros de Van Gogh, de Da Vinci, de Picasso. A veces en este orden, a veces en otro. En el texto, se ponen en tela de juicio las categorías de originalidad y autenticidad, tan apreciadas en la cultura occidental, a partir de la reflexión sobre la producción en masa de las copias realizadas en Dafen, así como de otras historias de célebres copistas y falsificadores. A su vez, el libro está plagado de copias de fragmentos de su propio contenido y de otros textos, de copy-paste. Es un ensayo que, para hablar de «lo original», copia, repite, replica. Como los pintores de Dafen. Es un ensayo que se duplica y se multiplica, es uno y muchos discursos a la vez. Porque estas reiteraciones son iguales, pero inevitablemente tienen variantes, como las miles de reproducciones de Los girasoles.

Cada repetición adquiere un matiz distinto, dependiendo del lugar que ocupa dentro de todo el discurso, de su disposición textual, tipológica. El copy-paste no como reiteración estéril sino como recurso de apropiación creativa. Las citas textuales de autores también adquieren un color especial al editarlas. Escribir también es editar. Editar a Benjamin para reescribirlo, a Bloch, a Cristina Rivera Garza. Dafen es un pueblo de copistas que conocemos a través de este ensayo copia. El autor es un copista que varía las obras que reescribe y las vuelve suyas. Reescribir. No estamos solos cuando escribimos. La noción de autor se desestabiliza. Existe, pero se entremezcla con otras voces. La transformación en verso de lo que antes era prosa y el encabalgamiento son nuevos dotadores de sentido, las notas del periódico se transforman en fragmentos poéticos.

Un ensayo en verso. Dentro de todo el caos que provoca pensar en un género tan heterogéneo y polimorfo como es el ensayo, al menos nos quedaba la idea de que era una expresión principalmente en prosa, pero aquí el ensayo se nos muestra en otra de sus potencialidades. Ensayar la forma de la idea. Usar todos los recursos que se tienen a mano: jugar con los espacios, los cortes; llenar, vaciar, copiar, borrar, tachar. Los versos permiten poner énfasis, separar ideas; los encabalgamientos, duplicar sentidos. Se potencia la diversidad de lecturas. El texto es tanto para leerse como para verse.

En alguna de sus páginas es posible observar un par de ilustraciones de bocas con dentaduras incompletas. Tratamos todo el tiempo de rellenar vacíos, poner prótesis donde antes había dientes, poner más letras donde la hoja blanca se vuelve amenazante, colgar más cuadros en las paredes de los consultorios. Pero a veces hay que aceptar los vacíos. Renunciar: «Abre la boca./ Y renuncia a tus dientes/ imperfectos,/ como renunciaste a tus dientes/ de leche./ Renuncia./ Y aprende que nada crecerá/ nuevamente ahí,/ sólo dientes falsos.»

Dafen es un libro que invita a la copia, a la réplica, a la reescritura, pero también al vacío y a la renuncia. Nunca estamos totalmente terminados, completamente hechos, perfectos. Renunciar a ponerle punto final a una idea, a crear una obra «original», «la obra». Aprender a comer con nuestros dientes ficticios, a reescribir lo que también otros han pensado. Hay mucho de Borges, mucho de Ulises Carrión en todo esto. Pero también mucho de Pierre Herrera, autor de Dafen y poseedor de dos dientes falsos.