Los acuerdos de Bretton Woods
El 15 de agosto se cumplen 50 años del fin del respaldo estadounidense al sistema monetario internacional emanado de la Segunda Posguerra, también llamado de Bretton Woods, por el lugar de celebración (New Hampshire-Estados Unidos) de la Conferencia Monetaria y Financiera de Naciones Unidas celebrada entre el 1 y el 22 de julio de 1944, en pleno fin de la última gran guerra.
No obstante, antes de conocer sus alcances en aquellos tiempos así como sus actuales reverberaciones, es preciso hacer un recorrido puntual sobre las condiciones previas que llevaron al desarrollo de dicha conferencia, que tendría como resultado uno de los primeros órdenes internacionales funcionales de la era moderna, de carácter económico y de gobernanza1, y que junto con el establecimiento y entrada en vigor de la ONU marcarían el auge e inicio de las relaciones internacionales 2 contemporáneas como las conocemos y estudiamos hoy en día.
Contra el imperialismo y expansionismo capitalista, los orígenes del sistema de B. Woods
A principios del S. XX, la mayoría de las naciones europeas se encontraban plenamente industrializadas (Reino Unido, Francia, Alemania, Rusia/URSS) y otras fuera del área como Estados Unidos y Japón, y en el caso de las primeras (con excepción de Alemania) el imperialismo colonial3contribuyó en buena medida a su despunte económico e industrial.
De forma paralela, el sistema económico mundial comenzaba a transitar del capitalismo mercantilista4 a uno de carácter imperial monopólico 5 que al cabo de unos años abarcaría a gran parte de los países y territorios independientes del mundo, y cuyo culmen estaría representado por los imperios británico y francés.
Sin embargo, naciones como Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos comenzaron a pujar de manera cada vez más directa por la apertura de los mercados coloniales dominados por Francia e Inglaterra, de la mano aquello con una política de militarismo expansionista6, alianzas entre otros países (como la Triple Entente y la Triple Alianza de principios de 1900) y un nacionalismo exacerbado llevarían a dichos Estados a un enfrentamiento directo entre 1914 y 1918 conocido como Primer Guerra Mundial.
Las naciones como Alemania, Italia, Japón y Estados Unidos comenzaron a pujar de manera cada vez más directa por la apertura de los mercados coloniales dominados por Francia e Inglaterra, de la mano aquello con una política de militarismo expansionista7, alianzas entre otros países (como la Triple Entente y la Triple Alianza de principios de 1900) y un nacionalismo exacerbado llevarían a dichos Estados a un enfrentamiento directo entre 1914 y 1918 conocido como Primer Guerra Mundial.
La cual tendría como consecuencia, entre muchas otras, el desmembramiento parcial o total de imperios como el Austrohúngaro, el Otomano y el Ruso para desligar de su control aquellos mercados y ser ocupados por las naciones vencedoras (Estados Unidos, Inglaterra y Francia) por medio del ya mencionado capitalismo monopólico.
Desafortunadamente, las políticas internacionales ejercidas contra los vencidos de la primera posguerra (1918-1939), junto a un rechazo estadounidense indirecto de fungir como árbitro mundial para el equilibrio de poderes en Europa y el mundo habría de ocasionar que, con el advenimiento del nazismo en Alemania, el expansionismo capital-militarista se cerniera de nuevo como amenaza destructiva en el globo.
Alentado por una ideología más radical que la precedente, el Estado Nazi (1933-1945) o Tercer Reich se valdría de las teorías raciales y de dominio imperial por medio del Lebensraum (espacio vital), elaboradas y elevadas a la máxima categoría por Adolfo Hitler tendrían su primer efecto material con la anexión de Austria y la invasión de Checoslovaquia (1938). Para agravar el panorama, en el Pacífico, el expansionismo japonés colisionaría de manera frontal con las aspiraciones de potencia mundial y marítima en crecimiento de Estados Unidos.
Con la eventual invasión de Polonia en 1939, la maquinaria bélica de todas las naciones europeas se pondría en marcha para librar un cruel enfrentamiento que habría de durar más que el anterior, y cuya huella de horror y muerte llega hasta nuestros días, y ello, de nuevo, en gran medida gracias a la desmedida ambición de controlar nuevos territorios para obtener un mejor lugar dentro del sistema económico capitalista.
Como bien sabemos, las intenciones nazis y japonesas fueron derrotadas con no pocos costes humanos, materiales y económicos, no obstante, al término de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el gobierno de Washington tomaría medidas de carácter más coherente para prevenir futuros enfrentamientos tan directos y masivos.
Para ello, y en la esfera de la política internacional, diseñó una nueva organización internacional que agrupara al mayor número posible de países para dirimir controversias políticas, económicas y sociales de manera concertada, y evitar que aquellas cobraran un matiz bélico de mayores proporciones, aquel organismo fue la Organización de las Naciones Unidas (26 de junio de 1945).
Sea como fuere, y a pesar de los claroscuros que posee dicha institución, o las críticas que pudiesen hacerse respecto a su funcionamiento en ese entonces y actualmente, la ONU ha probado ser un mecanismo efectivo, aunque no reactivo por desgracia, para intervenir en numerosos conflictos que ha experimentado la sociedad internacional desde 1945 y lograr en algunos casos su resolución, o al menos aminorar el sufrimiento de las partes civiles involucradas.
En el ámbito económico, buena parte de las naciones europeas en 1945 se encontraban devastadas en términos productivos, financieros y humanitarios, es así como Estados Unidos decidió también dar un paso definitivo para volverse la potencia económica y militar predominante en todo el mundo occidental, por un lado transfirió 12 billones de dólares (114 en precios de 2020) por medio de planes de recuperación económica (también llamado Plan Marshall) para reconstruir el aparato productivo de las naciones del oeste europeo, pero también ello le permitió detener el avance del comunismo y su propia estrategia de desarrollo y crecimiento económico opuesto y visto como amenaza al capitalismo democrático ya asumido como ideología de Estado por parte de Estados Unidos.
Adicionalmente, también generaría una conferencia económica con diversos representantes de naciones europeas y economistas prominentes (como John Maynard Keynes), para diseñar y poner en marcha un nuevo esquema económico, financiero y comercial que tendría efectos universales más allá de dichos campos y que veremos más adelante.
El Sistema de Bretton Woods (1945-1971)
Hacia el fin de la Segunda Guerra Mundial, tanto Estados Unidos como Gran Bretaña, los países con la mayor infraestructura y desarrollo de las redes comerciales internacionales, se reunieron junto con 730 representantes de 44 naciones aliadas para deliberar respecto al futuro del sistema mundial financiero y de intercambio de la 2ª posguerra, de ahí se realizó la conferencia de Bretton Woods en el Mount Washington Hotel, en la cual se acordó como punto principal el establecer un tipo de cambio fijo y ajustable por el gobierno nacional, de acuerdo a intervenciones directas del Estado en el mercado financiero para evitar grandes fluctuaciones de la moneda nacional respecto al dólar estadounidense, el cual se convertiría en el patrón de referencia y convertibilidad a oro8 de las demás monedas involucradas en el comercio internacional.
Esto último con el propósito de evitar la consecución de los vicios previos a la llegada del Sistema de Bretton Woods (SBW), centrados en un proteccionismo financiero y comercial agresivo por parte de los Estados mundiales, que los orillara a un enfrentamiento directo por el control de mercados, y que previamente explicamos como gran fuente de ambas guerras mundiales.
Sin embargo, el anclaje al patrón dólar/oro por generaría, como vemos en la actualidad una dependencia extrema de todo el intercambio hecho por entidades públicas y privadas hacia el exterior, que generaría problemas a los pocos años de iniciado el SBW y cuyos efectos seguimos experimentando, pues hoy en día el porcentaje de total las transacciones comerciales (compra y venta) que se hacen en el mundo están dominadas en un 80% (de 200 pues se suman 100 de cada acción) por el dólar estadounidense.
De manera sustancial al objetivo del patrón fijo, tres organizaciones internacionales se crearon para ayudar a que ello se cumpliera en la realidad de manera concertada y fuera de los límites estatales, éstas serían el Fondo Monetario Internacional (FMI); el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF que hoy conocemos por Banco Mundial), y el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT que hoy conocemos como la Organización Mundial de Comercio).
En el caso del FMI, se creó para fomentar la cooperación monetaria internacional para el crecimiento del comercio mundial, y el desarrollo de las economías internas (por medio de préstamos principalmente), sin embargo, también adquirió funciones de consulta, colaboración y en diversos casos —generalmente cuando se condicionaron créditos para la reducción de las desigualdades de la balanza comercial9 y el crecimiento económico— de regulación pues el organismo debía ser plenamente informado cuando la devaluación fija sobrepasaba el 10%, así como la libre convertibilidad de sus monedas10. Para el caso del BIRF-BM, su acción quedó orientada hacia la concesión de préstamos a organismos gubernamentales nacionales, o instituciones privadas de los países miembros con previas garantías de los gobiernos11.
Finalmente, el AGAAC-OMC 12, aunque no formó parte del acuerdo de Bretton Woods, es imposible considerar el impacto y desarrollo del propio SBW sin dicha herramienta de carácter normativa, orientada a generar condiciones favorables que permitan el crecimiento del comercio internacional, ello a partir de principios como el de la nación más favorecida (no discriminación de ninguna mercancía extranjera y mismo trato a todo el comercio con el exterior), la limitación exclusiva de protección productiva nacional reducida a la imposición de aranceles, y de manera más extensa, la promoción del fin último del libre comercio mundial.
Gracias a los instrumentos previamente mencionados, y junto a un capitalismo estatal 13 y Estado Benefactor 14 adoptado por numerosos países, el comercio internacional alcanzó niveles nunca antes vistos, el PIB mundial tuvo una marcada expansión, las condiciones de vida y desarrollo de muchas personas en el mundo, y poco a poco se sentaban las bases del último periodo de la globalización como fenómeno, económico, tecnológico, político, que cumpliría su meta primordial totalizadora hasta algunos años después del final del SBW.
Desafortunadamente, en el propio crecimiento del SBW vendría su eventual perdición, pues cumplió su función de fomentar el desarrollo de todas las economías europeas y mundiales de posguerra pero con una excesiva dependencia, al menos en términos financieros de los dólares que pudiera proporcionar EEUU, de su propia balanza comercial que comenzaría a sufrir los mismos problemas deficitarios y de liquidez de dólares fincados en patrón oro que eran más escasos frente a la creciente actividad comercial, que muchos países de la época también enfrentarían como competidores en pleno auge y disputa por el poder económico hacia la década de los 60 como Japón, Alemania occidental, Francia y en un campo opuesto la URSS, o como economías nacionales en vías de desarrollo e inserción a la dinámica comercial de la segunda mitad del S. XX.
Durante el periodo previamente mencionado, la situación económica internacional no era la única que experimentaría nuevos confines de complejidad derivados de su boyante recuperación desde 1945, la Guerra Fría (1945-1991) entraba en una nueva etapa de reactivación conflictiva entre múltiples puntos del planeta, pasando por el teatro africano en plena independencia y descolonización (1960-1970 principalmente) , así como algunos países de Asia, el caribe latinoamericano, Oceanía, y sin mencionar el sinfín de conflictos y guerras de poder alimentadas por Washington y Moscú en todo el mundo, con el propósito de demostrar la superioridad ideológica y política de un enemigo sobre otro.
Con la problemática anteriormente expuesta, tanto dentro del SBW como fuera de él, el 15 de agosto de 1971, y frente a una inflación15 en escalada derivado de la excesiva impresión de dólares para financiar las políticas nacionales y exteriores en plena guerra fría se optó por terminar la libre convertibilidad del dólar a oro, y este tipo de patrón como de tipo de cambio fijo asociado a ello terminaría al cabo de unos años en aquel país y muchos otros (incluido México hacia finales de los 70).
Por lo que ahora, toda moneda nacional quedaba respaldada por la economía y gobierno del país representante y su tipo de cambio quedaría a merced de las fluctuaciones del mercado financiero internacional, y así el SBW que ayudó a recuperar a varias generaciones, tocaba a su fin, no sin iniciarse uno nuevo dentro de la política económica internacional, que generaría efectos hasta la fecha cuestionados y ampliamente debatidos por todos los sectores del espectro político universal.
Después de Bretton Woods: 1971 en adelante
Entre 1970 y 1980, diversos gobiernos, especialmente en América Latina y otros países en vías de desarrollo, trataron de mantener esto junto con el mejoramiento de las condiciones de vida de la población por medio de endeudamiento público por medio de bancos gubernamentales y préstamos otorgados por parte de las instituciones emanadas del SBW, el FMI y el BM, y de Estados Unidos de manera directa o por medio de programas administrados por agencias como USAID, el departamento de Estado entre otras.
Sin embargo, cuando las presiones económicas como el fin del SBW junto con problemas de crecimiento por parte de los gobiernos más desarrollados se enfrentarían a las primeras crisis mundiales desde 1929, éstas serían ocasionadas en parte por los shocks petroleros de 1973 y 1979, pero también por el estancamiento general aunado a la inflación en distintas naciones.
En respuesta a ello, ya entrada la década de 1980, Estados Unidos y Reino Unido desarrollarían una nueva corriente económica, y la harían extensiva a todo el mundo como la “receta del éxito” encargada de superar la crisis por medio de la reconversión de los desarrollos estatales en la economía, la sociedad y la política que en su momento llegó a generar el SBW, concentrados ellos en lo que ahora conocemos por Neoliberalismo16.
Es así como medidas concretas relacionadas a la privatización de la mayor parte posible de empresas públicas o estatales, la desregulación de la economía, la liberalización de la economía, las reducciones masivas de impuestos (especialmente a grandes empresas), el mantenimiento de la inflación en límites considerables a expensas de otras condiciones como el desempleo, la reducción del gobierno en funciones e intervenciones, la expansión de los mercados internacionales y la remoción de trabas para el flujo de mercancías y capitales se volverían la norma en los países desarrollados, y posterior a la caída del bloque socialista una norma en aquellos gobiernos que desearan formar parte de las naciones (neo)liberales de la ola democratizadora de 1990.
No obstante, y a modo de no ahondar respecto a debates sobre el valor de los impactos que ha tenido aquella política económica internacional, nos gustaría hacer un último recuento de lo que a nuestro parecer constituyen los mayores resultados del orden posterior al SBW, los cuales no hubieran sido posibles sin su aparición y desarrollo entre 1945 y 1971.
En primer lugar se encuentra la internacionalización masiva del comercio y las finanzas, lo cual ayudó a establecer un orden productivo internacional entre países con economías orientadas a la producción de materias primas, y a aquellos que eventualmente transitaron del periodo manufacturero a uno de mayor especialización productiva y por lo tanto de crecimiento económico mayor, y cuyo resultado podemos ver hoy con la diversidad y valor agregado que existe entre economías nacionales muy complejas y variadas, y aquellas que poseen un menor nivel de sofisticación, pero que no por ello en su momento se vieron rezagadas en el aprovechamiento de dicho crecimiento.
De manera conjunta a lo anterior, esta intensa actividad económica mundial dio pie al fenómeno que hoy conocemos como globalización, el cual, en términos amplios, representa la interconexión e interdependencia de Estados y sociedades a lo largo del globo en términos económicos, políticos, sociales, culturales, de consumo y de manera más reciente de comunicación e interacción en el mundo digital.
En segundo término, y ello no hubiera sido posible sin lo mencionado en el primer punto, hacia finales de la década de los 90, comenzó una revolución científico-tecnológica sin precedentes en la historia de la humanidad, sustentada en el dinamismo económico-comercial, y en el uso de los ordenadores y el internet para facilitarnos la vida, comunicarnos, hacer análisis, cuantificaciones, estudios y demás cuestiones benéficas que hoy nos permiten disfrutar mejores oportunidades de salud, entretenimiento, y hasta la libertad y capacidad de verter opiniones infinitas, e incluidas las mismas que apelan a este fenómeno como la “perdición del futuro humano frente al avance tecnológico”.
Conclusión: rescatar la esencia del SBW
Actualmente, y antes de la llegada del shock pandémico, numerosas economías nacionales, incluida la estadounidense y china, motores de la economía mundial, se encontraban en el umbral de la desaceleración tendiente al estancamiento y al enfrentamiento por el eventual desplazamiento de una por la otra en la pirámide de las potencias económicas internacionales, lo cual pintaba un futuro nada promisorio para el resto de los demás.
Por otro lado, la dinámica iniciada por el SBW de comercio internacional y flujo de divisas de manera irrestricta ha generado crisis más recurrentes para todas las economías nacionales, e incrementadas aquellas por el actual estado de interdependencia económica que existe entre todas ellas, esto sin mencionar el desbalance comercial nacional que se ha generado y en algunos casos parece ser asumido como condición de normalidad.
Lo anterior irremediablemente ha fomentado a construir un orden económico internacional contemporáneo de comportamiento incierto, asimétrico y fuertemente influenciado por grandes empresas transnacionales que hoy poseen las ganancias y capacidad de influencia similares a Estados nacionales e incluso mayores.
Por lo tanto, es necesario elaborar un nuevo programa, concertado con las economías más importantes de nuestro tiempo, incluidas las de China y EEUU, que generen un nuevo acuerdo económico internacional para reformar el sistema financiero y de comercio, ello para generar un nuevo panorama de crecimiento y desarrollo general más equilibrado, sostenible, y que impida (como en tiempos de Bretton Woods), repetir condiciones de inestabilidad y enfrentamiento que resuciten viejas prácticas imperiales y militares de los Estados, para hacer valer sus intereses económicos, pues los resultados, como ya bien sabemos y no debemos olvidar, pueden ser sumamente desastrosos.
Fuentes Consultadas
Teunissen Jan Joost y Akkerman Age, Eds., Global Imbalances and Developing Countries: Remedies for a Failing International Financial System, FONDAD, Países Bajos, 2007.
Jones, R.J. Barry, Routledge Encyclopedia of International Political Economy, Routledge, Reino Unido, 2001.
Steger, Manfred B. Steger, Globalization A Very Short Introduction, Oxford, Reino Unido, 2020.
- Entendido esto último como el conjunto de prácticas, leyes y políticas que ejecutan los gobiernos de varios países para administrar sus asuntos.
- Estudio de la interacción de los Estados-nación entre sí mismos y con otros actores no estatales de alcance internacional (ej. organizaciones internacionales, empresas transnacionales, movimientos políticos multinacionales etc.).
- Control político directo de otros territorios y países fuera del nacional por medio del sistema colonial de gobierno.
- En el cual el intercambio comercial con las colonias o territorios dominados fomentó e impulsó la dinámica del capital como flujo financiero y por medio del comercio de materias primas para su transformación en las metrópolis industriales.
- En el cual el Estado impulsaba de manera agresiva la entrada y dominio de las empresas monopólicas dueñas de los medios de producción de cierto sector (energético, mineral, manufacturero etc.) para el control de nuevos mercados en territorios extranjeros.
- Política de expansión económica y territorial por medio del desarrollo de un fuerte aparato militar que haga valer los intereses estatales por medio de las armas.
- Política de expansión económica y territorial por medio del desarrollo de un fuerte aparato militar que haga valer los intereses estatales por medio de las armas.
- Pues en ese entonces y hasta 1971, el patrón oro, o el respaldo que hacia que cualquier moneda nacional valiera en el mundo era su carácter de convertibilidad hacia dicho metal precioso. Después de ello se tomó la decisión de “respaldarlo con la cantidad de bienes producidos por un país y su reconocimiento internacional”.
- Cuando un país por lo general importa más bienes y servicios de los que exporta, su economía comienza a alterarse, siendo su moneda nacional una de las primeras impactadas al perder fuerza.
- Seara, Modesto, Tratado General de la Organización Internacional, FCE, México, 1974, pp. 577-578.
- Ibíd. p. 585.
- Formalizado con la paradójica Carta de la Habana el 24 de marzo de 1948.
- En el cual el Estado fomentó el crecimiento económico público y privado por medio de políticas e incentivos económicos o en especie directos para la inserción de sus economías dentro del sistema capitalista, con la excepción de los países del bloque socialista con una orientación totalmente distinta.
- Aparte del crecimiento económico, es característico de esta etapa un interés real y plausible de muchos gobiernos pertenecientes a dicho concepto estatal, en mejorar las condiciones de vida de la población nacional, tales como servicios públicos (educación, salud, salarios, condiciones de trabajo óptimas, transporte entre otras), comunicación, cultura etc.
- érdida del poder adquisitivo de una moneda.
- El cual en resumidas cuentas recoge los principios liberales del S. XVIII, en los cuales la mejor manera de realizar las libertades del ciudadano y la economía es con la menor intervención posible del Estado en ello.