Tierra Adentro
Jorge Mendoza, Rubí Tsanda y Juventino Gutiérrez.

La Feria de las Lenguas Indígenas Nacionales: México multilingüe, crisol de pensamientos, durante la edición del año en curso, encumbró gran diversidad de actividades que abarcaron desde la venta de artículos originarios de comunidades de diferentes Estados de la República, hasta talleres recreativos, muestras gastronómicas, lecturas de poesía, conciertos y gran variedad de eventos culturales.

En la mañana del sábado 11 se llevó a cabo el recital de poesía “La voz del árbol: raíces que se elevan”, en el que participaron Rubí Tsanda, poeta p’urhépecha, y Juventino Gutiérrez, poeta ayuujk. Rubí, además de escribir poesía, se dedica a la traducción y a la docencia en el Departamento de Idiomas de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo; publicó K’arhánkuntskuecha / DeliriosNáandi pireku ma cheti sapiini / Cantos de una mamá purépecha a su hijo. Juventino, por otro lado, ha sido antologado en Los Coleópteros Enfebrecidos, publicado por la uacm, y en Poetas de Reserva.

En palabras de Jorge Mendoza, moderador de la mesa, en México conviven alrededor de trescientas sesenta y siete lenguas, incluyendo sus variantes lingüísticas, de las cuales trescientas sesenta y cuatro son lenguas indígenas, mientras que solamente dos son romances —y la que predomina evidentemente es el español— y la última es el mascogo, una lengua criolla.

Durante la participación de los poetas, ambos tomaron una postura firme —cargada, además, con una genuina preocupación— con respecto a la preservación tanto de su lengua como de sus costumbres: ellos, como hablantes, y junto con el resto de su comunidad, tienen la obligación de transmitir su lengua a las nuevas generaciones. De manera independiente frente a la decisión de los jóvenes de usar o no el idioma, los hablantes, fueran padres, madres o abuelos, deben salvaguardar esa puerta de conocimiento que lleva siglos en nuestro país y, en la actualidad, se encuentra amenazada.

“Pensaba que el p’urhépecha era lo único que se hablaba en todo el universo; yo fui monolingüe hasta los nueve años”, confiesa Rubí en una de sus intervenciones, y continúa: “no sé hasta qué punto la literatura ayudará a la conservación de la lengua, pero al menos quedará un registro”. Juventino, después de su compañera de mesa, comenta la dificultad que hay de llevar de la oralidad a la escritura, un reto de traducción e imaginación que rodea gran parte del espectro de lenguas que existen en nuestro país.

El recital se transformó en un diálogo con los espectadores, entre los que se encontraban varios hablantes de alguna lengua indígena y con los que se intercambiaron palabras en los distintos idiomas, así fueran sólo algunos cuantos los que la emplearan. Cabe destacar que, entre las actividades culturales como forma de reforzar la difusión y práctica de la lengua, existe el ingrediente político que le da mayor peso a su lucha contra la extinción, un factor que debe ser tomado en cuenta en cuestión de políticas públicas, entre otras.

La mañana del sábado dio paso a las numerosas actividades culturales que fueron congregando más gente. Los poetas se levantaron, intercambiaron palabras con curiosos e interesados que los rodearon una vez que bajaron de la mesa, y el diálogo e intercambio de ideas continuó, como debe ser en todos los espacios de convivencia y aprendizaje.

Wunmänyjëtspy

Ëy yi ejt tëjts

tsijk kää´këxp

ja ujst äy

xäm näjxkixpy

piri xäp nkupäjk ujts jëtspy

ximi n´expääjtp tujk´jats

miuxpitsëmtip ja tsujx mäjts

mët ja tyujxk äy.

 

Memorial

Deshojará

el otoño

los ahuehuetes

de la tierra

pero en el bosque de mi memoria

veré levantarse una a una

inmensas ramas

de verdes hojas.

(poema de Juventino Gutiérrez).