Tierra Adentro
Ilustración realizada por Julissa Montiel
Ilustración realizada por Julissa Montiel

Hace mucho que no venía aquí y ya quiero irme. No lo recordaba tan caluroso y tan lleno, quizás solo sea mi estado de ánimo. Cada vez hay más extranjeros y los culeros de la entrada la hacen más de a pedo para poder entrar, si no hay reservación ni se te ocurra pararte ahí mi moreno y aún con la reserva, la hacen tardada. Los meseros siguen igual, queriéndole morder al queso a cada oportunidad que tienen, ellos si agarran parejo pero su festín principal son los güeros que, al parecer, encuentran todo barato aquí.

La pista está llena, ahora ya no importa si sabes o no bailar, el chiste es moverse, no como antes, que solo se paraban ahí las personas que sacaban los buenos pasos, o las ficheras que te bailaban y te hacían ver bien aunque no supieras bailar, ya no hay nada de eso.

¿Una botella o que pedo?, pregunta Piter, pero yo no quiero beber tanto, cuando ando sacado de pedo el alcohol se me sube enseguida y estos cabrones cuando andan libres no paran hasta que amanece, sin embargo, le digo que como ellos quieran. Un Smirnoff de ¾ en más de $1,000 pesos y con solo 5 minerales mini llega a la mesa, el mesero nos sirve tres tragos cargadísimos para que pronto nos vayamos a la verga de ahí, pues al parecer, la fila de güeros que quieren entrar empieza a crecer y aún no es ni media noche.

Cámara chaparro, saca a bailar a una güera me dice Fercho quien de inmediato y junto con el Piter, van a una mesa contigua para invitar a bailar a dos chicas que no hablan español y que de inmediato aceptan. Sin ganas de hacer lo mismo, agarro la botella y me preparo una cuba más mientras veo como mis acompañantes, sonríen, bailan, coquetean y dan de vueltas a ritmo de la orquesta que como siempre, está tocando la de “Ojitos mentirosos” en ese lugar ahora trendy de la Obrera.

Cuando nos enteramos que ella tenía cáncer, todo lo que nos dijeron los doctores era favorable, ni siquiera iba a recibir radioterapia o quimios, con un medicamento vía oral sería más que suficiente por el momento. Si bien yo me alegré de oír ese diagnóstico, mi madre no se veía muy confiada, pues los dolores que comenzaba a sentir eran cada vez más fuertes, dejándola muy débil la mayor parte del día.

No me he parado en todo ese rato más que para ir a mear y Piter se da cuenta, le da las gracias a la chica con la que bailaba y se sienta a mi lado, ¿cómo vas? ¿Necesitas que te traiga algo?, respondo que no con la cabeza, y le digo que quizás no fue muy buen idea empedar después de todo, anímate, me dice, ya sabíamos que tarde o temprano eso pasaría, no te puedo decir que no te saques de pedo, pero al menos pásala bien esta noche, hace mucho que no salimos así.

Fercho sigue bailando con quien se deja, pero se acerca a la mesa y nos dice que le gustó mucho una alemana que, al parecer, sí sabe bailar. Solo sonrío, me gusta verlo cuando está muy de buenas como hoy.

Piter vuelve a la pista junto a otra chica más alta que él, me mira de reojo y me sonríe presumido, yo solo lo veo alejarse y perderse entre los cuerpos que a ritmo de “Maruja”, se mueven extasiados al sonido de la orquesta. El mesero se acerca y me sirve un trago más. ¿Usted no baila joven?, me pregunta, le digo que sí, pero que en realidad, hoy solo vengo a beber y a valer verga, pues debería de bailar joven, me responde, hay mucha muchacha bonita, o ¿le gustan los chavos? También hay harto guapetón

Los estudios siguieron semanalmente y el diagnostico cambió de pronto. Nos dijeron que era urgente operar pues había riesgo de que el cáncer se extendiera a otros órganos y mientras más pronto lo hicieran, el resultado sería más favorable. Ves, estos pinches doctores nunca saben qué pasa, me dijo al salir de la consulta. Según esto, tenía que internarse el próximo fin de semana para ser operada el lunes por la mañana. El nuevo resultado nos dejó fríos, por lo que decidimos ir a desayunar y a comprar cosas que no necesitábamos: zapatos, perfumes, un par de abrigos y hasta unas botellas. Al final del día, terminamos en un restaurant de comida china bebiendo nuestros tragos favoritos.

Fercho regresa después de un rato de no verlo, me dice que ya se besó con la alemana pero que ya le aburrió. Me acaba de mandar mensaje Lalo, que anda en el centro porque hace ocho días bien pedo encontró a un imitador chingón de Juan Gabriel en las chelerías de Garibaldi y quiere encontrarlo de nuevo. Tu mamá era bien fan del Juan Ga ¿no? Creo que estaría chingón recordar a tu jefa con ese wey de fondo. Le digo que sí, que estaría cagado.

Piter se acerca y nos dice esta mamada ya está hasta el culo y nos van a empezar a picar lo ojos, ya le pagué al chaquetas y ya le dijo al de la puerta que salen dos más conmigo pero dice que de todos modos nos acompaña por si hay pedo. El mesero nos lleva a la salida y les dice a los de la entrada que podemos irnos, nos subimos al coche de Fercho y con tres caguamas que compramos en la tienda de enfrente, nos dirigimos al centro. 

Agarramos un tramo de Bolívar para dar vuelta a la derecha y llegar al Eje Central con la música muy alta. Fercho reconoce la canción que suena en el radio y la empieza a cantar, pensando en ti sé que no puedo dejar de temer, andando por los bares te pasas noches y días enteros, y cuando estas a solas grabas algunas cosas perversas. Ese si es un pinche bajo ochentero dice Piter mientras bebe de la caguama. En el alto una patrulla se nos empareja y ninguno de mis acompañantes se inmuta, yo me pongo nervioso porque Piter siempre trae droga y aparte los tres venimos tomando, miro de reojo a los policías que no dejan de observarnos, el semáforo se pone en verde y no pasa nada. Piter dice, vez, esta noche el destino quiere que empédenos rico, Fercho acelera y la música sigue fuerte mientras los dos gritan a coro lo que sigue de la canción creo que creo que creo que creo que mamá se está volviendo se está voviendo loooocaaa

La cirugía que tendría para quitarle un tumor cancerígeno del hígado, se ha estado complicando, al principio los doctores nos dijeron que la operación era viable, pero ahora, han decidido esperar pues un resultado no favorable apareció en los últimos estudios que le hicieron, parece que parte del hígado que creían estaba sano, no lo está, además de que en otros órganos han aparecido pequeñas manchas que predicen lo peor.

Llegamos a un infiernito que está cerca del Panteón San Fernando, para hacer base y ver dónde está el pinche Lalo, dice Fercho, por mi está bien. Me dirijo al baño y al salir, Piter me da una bolsita de coca junto a un vodka cranberry, pa que se anime chingón me dice mientras sale del lugar repleto de gente, afortunadamente, el DJ está poniendo buena música.

El sonido es tan fuerte que no queda otra que bailar, las luces rojas y azules que de vez en vez chocan con mis ojos me dejan ciego, tengo que bajar la mirada para recuperar la vista y sentir que estoy bien. Bailo a ritmo de esa electrónica oscura que me encanta a lado de otros más, parece que estamos juntos, pero también que no nos conocemos. La voz de Nicola Kuperus se exalta cada vez más, creo que la canción es “Everything & Nothing”, que maldito buen ritmo. Los sintetizadores y la caja de ritmos de la canción se entremezclan con otros sonidos que apenas logro reconocer, un buen trago al vodka y un primer sniff a la bolsita para seguir moviéndome. Parece que la noche mejora, por un breve momento y a lado de muchos desconocidos, este sopor y enojo con la vida parece desvanecerse.

La operación se ha postergado y mi madre ya lleva una semana internada. Hoy me tocó venir por la mañana y al cambiar turno con mi tía, ella me dijo que la vio bien y que la dejo durmiendo. Cuando llego a su cama, parece que mi madre me está esperando, ¿Cómo estás? me dice, ¿no ha habido problemas en casa? Le respondo que no y que, aunque los hubiera, lo importante es que ella se recupere para que regrese pronto. Pues así como van estos doctores no creo que regrese pronto me dice un poco molesta.

Sin querer tocar el tema de su salud, hablamos de cosas triviales, de la serie que estamos viendo y que me prohibió ver sin ella, de lo que haré con mi vida ahora que terminé mi relación con Tania, y otras cosas más con las que me esfuerzo para que por lo menos en ese momento, no recuerde que su salud está empeorando.  

Fercho entra por mí y me dice que Lalo está en Garibaldi, vamos ¿no?. Ambos salimos y esperamos a que Piter termine su cigarro mientras suena “Run” de Boy Harsher adentro del cuarto de baile, esto se va a poner bueno nos dice.

Fercho le marca a Lalo pero no le contesta, ¿Pues qué hora es? Pinche Lalo ya ha de andar bien pedo, dice molesto. Seguro perdió su cel de nuevo dice Piter fastidiado. Yo le doy otro sniff a la bolsita mientras veo a los mariachis y a los borrachos que comienzan a inundar la explanada de Garibaldi. ¿Te acuerdas cuando íbamos por piedra con tus compas de la escuela a esas vecindades gallo? me dice Piter mientras señala los edificios de atrás del mercado, a lo que le respondo que sí, estaba bien bara esa madre ¿no?, remata.

Pues chingue su madre dice Fercho, les invito un mezcal en el Tenampa y ahí preguntamos qué pedo con el doble del Juan Ga. Entramos y enseguida nos dan mesa, un mariachi canta a todo pulmón “El mono de alambre” mientras la familia que la pidió, ríe desenfrenadamente. Fercho pide tres mezcales más cervezas para empezar, cuando las traen, le pregunta al mesero si sabe qué onda con el doble del Juan Ga, pues hay un chingo joven, más en los antrillos gays, pero no sabría bien bien decirle en cuál, más bien láncense a los de República de Cuba o a los de por ahí sobre Eje Central, seguro ahí encuentran al Juan Gabriel, sonríe.

La operación se hará, pero con ciertas precauciones, si bien parte del hígado está sano y bien podría regenerarse, el tumor es muy grande por lo que implica un mayor riesgo, entonces, como su familiar más directo, tiene que firmar algunas responsivas sobre esto por si la operación no resulta favorable, ¿está de acuerdo? Yo asiento con la cabeza, el tiempo de mi madre se acaba y los otros métodos para evitar la operación no funcionaron, además ella así lo quiso, si este es el último recurso para intentar recuperarme, se tiene que hacer para bien o para mal, me dijo.

Piter se siente incómodo ante tanto grito de mariachis, y le dice a Fercho, como me cagan estos weyes gritones, jálate mejor a esos norteños y pídete una rola, al fin a este wey también le gustan, me señala. Fercho les llama y el trio se pone frente a nosotros con su acordeón, contrabajo y tarola. Tóquense la de “Aguanta corazón” y le siguen con “Alma enamorada” del Chalino por favor. Piter acompaña a coro mientras le da un trago a su cerveza y otro a su mezcal, yo hago lo mismo, te imaginas que se sepan unas del Komander, estaría cagado ¿no?, me dice al oído.

Ya me llegó la ubicación de este pendejo nos dice Fercho, sí anda por Cuba, ¿nos echamos la última y ya o nos movemos? Piter y yo le decimos que la última y ya.

Caminamos sobre Eje Central inundado de gente como si fuera de día, dejando atrás un sinfín de lugares en los que se ve buena fiesta a ritmo de electrónica y reggaetón. Fercho señala uno y nos dice mejor hay que quedarnos aquí con las trans, se ven bien buenas, a lo que Piter sonríe. Mientras caminamos me voy dando cuenta que el alcohol empieza a atontarme, Piter también lo nota y me dice jálale a esa madre, ponte vergas carnalito, a lo que enseguida, le doy otro sniff a la bolsita si dejar de caminar. Un par de chicas ven lo que hago y me empiezan a pedir, míralo, no se veía que estuvieras tan guapo, invitas o te da pena, a lo que Piter les responde, le da pena, mientras me jala del brazo y me dice, vámonos pinches viejas piojosas. Yo solo me río mientras doy otro jale.

Los dolores en su vientre y en casi todo su cuerpo cada vez son más fuertes, la hacen replegarse mucho y de sus ojos brotaban algunas lágrimas. A veces, cuando estoy con ella, le agarro la mano para que la apriete y sienta que estoy ahí con ella, no sé por qué lo hago, ni por qué pienso que eso es bueno, pero lo hago y ella no suelta mi mano hasta que el dolor pasa.

Llegamos al lugar indicado, pero no sabemos cuál es, hay al menos 4 diferentes lugares en los que Lalo podría estar. Fercho empieza a preguntar en cada uno si ahí se presenta el doble de Juan Gabriel, tres responden que no y el otro nos dice que en el antrillo de a la vuelta siempre se presenta uno.

Llegamos al lugar y pedimos la entrada, subimos unas escaleras y vemos a lo lejos a Lalo sentado con su novio y con un par de amigas que se están besando. Fercho lo saluda a lo lejos y nos acercamos a su mesa. La música a ritmo de cumbia sonidera inunda el lugar con un mix de Selena, en la pista bailan varias parejas mientras en las mesas la cerveza es lo que más circula.

Te pasas de verga pinche Lalo, llevamos un rato buscándote, ¿A qué hora sale ese wey?, pregunta Fercho. Perdon pero ando acá con mi morro y ustedes se tardan un chingo siempre, el Juan Ga sale hasta después de las 4, ya casi ¿no?, miro mi reloj y en efecto, están por dar las 4 am y la fiesta sigue con todo.

Es la noche previa a la operación, y tengo que quedarme con ella, dormir en una silla junto a su cama o en un sillón afuera, son las opciones que me dieron. No recuerdo que ella me contara tantas anécdotas de cuando era pequeño como hoy, algunas las recuerdo, pero la mayoría no, parece que con esos recuerdos, se está despidiendo de mí. Sin querer tocar el tema de la muerte y esas cosas, le digo que es mejor que descanse para que mañana esté más entera para la operación, pero ella me dice es que no quiero dejar de hablar, puede que esta charla sea la última y ya, y no quiero que se acabe. No sé qué decirle, pero comienzo a hacerle preguntas de su pasado, ella abre los ojos y feliz continúa respondiendo todas las preguntas que le hago.

Pedimos una silla extra para Piter y una cubeta con 10 cervezas. Mientras miramos el lugar rodeado de espejos, un wey barbón saca a bailar a Fercho a quién le encanta bailar con quien se deje. Lo vemos moverse y bailar mejor que con las chicas de hace rato, se avienta más vueltas y se deja llevar por el barbón sin ningún problema, hasta parece que se lo están ligando. Piter me dice que va al baño a miar y a ver si encuentra algo más de diversión. Yo me quedo en la mesa, bebiendo cerveza y en espera del wey que según es el doble de Juan Gabriel.

A lo lejos miro a una mujer enorme con plataformas y peluca que se acerca a la mesa y me dice ¿bailamos? Le digo que no por el momento, pero Lalo me escucha y me dice no seas mamón baila con Crystal culero. No me queda de otra y ya medio ebrio me levanto y de la mano de ella empezamos a movernos. En la pista mis malos pasos me hacen chocar con otros bailadores que se molestan al verme, hasta que ella me dice, no te pongas nervioso, mira, agarra mi mano y con la otra agarra mi cintura, pero fuerte, sin miedo, no muerdo, a menos que quieras, me dice mientras me repega sus enormes senos operados. Como puedo trato de darle unas vueltas, pero su altura me lo hace muy difícil, me he de ver muy gracioso bailando con ella y sus más de 1.80 de estatura a ritmo de “dicen tus jefes que a mí no me quieren, y yo me agüito y me salgo a beber, dicen que yo soy un gran mujeriego…

Sin haber dormido más de tres horas, las enfermeras llegan al cuarto de mamá para prepararla para la operación, salgo de la habitación mientras eso sucede. Minutos después dos camilleros la llevan un piso abajo indicándome que los siga, uno de ellos me dice al ser una operación de alto riesgo, es necesario que se despida de su familiar. Me acerco a ella y le tomo las manos, le beso la frente y le digo que la espero de vuelta, que todo estará bien y que la quiero mucho. Ella sonríe y me dice yo te quiero más hijo, no estés de preocupón, todo estará bien. La veo alejarse, esperando que nada malo suceda.

Termina la canción y el sonido del lugar avisa que en pocos minutos Juan Gabriel tomará las riendas del escenario, no sin antes ver el show de unos gogos que, sin pudor, enseñan su miembro erecto y lo restriegan a quién se deja y así lo quiere. Fercho y Piter están enfiestadísimos, ríen y bromean con Lalo, los gogos, el mesero y con Crystal que desde que regresamos a la mesa, no se ha a apartado de mi lado. Si quieres, podemos ir al baño y te la mamo, me dice Crystal al oído, le digo que no estoy interesado y que, realmente, solo me gustan las mujeres, y que soy yo tontuelo, a poco nunca habías visto a un mujerón como yo, me dice. Sonrió y le digo que tiene razón pero que por el momento no estoy interesado, es más, así como estoy dudo que se me pare, uy nene, eso déjamelo a mí, me dice, a lo que le digo que mejor le invito un poco de coca y ahí la dejamos, ella se carcajea y me dice, vale chaparrito, eres muy adorable, mientas besa mi mejilla.

El sonido y las luces del lugar empiezan a bajar, Lalo llama al mesero y pide una ronda de tequila para todos. Piter se está besando con las dos amigas de Lalo mientras les pasa con la lengua una pastilla que de seguro es MD.

El sonido regresa en forma de mariachi y del fondo del lugar, sale un Juan Gabriel que poco se parece al divo de Juárez, eso sí, porta un blazer de lentejuelas y trae copa en mano para hacer el playback de “Por qué me haces llorar”. Fercho me mira y me dice, por tu jefa bro, mientras Piter alza su cerveza para brindar conmigo a lo lejos.

En una pausa entre canciones Piter me da una pastilla, lo último de la noche carnalito, pa amanecer chingones me dice. Miro la pastilla y sí es MD, la tomo con un trago de chela y a seguir mirando al Juan Ga del lugar.

Mamá ya no tuvo fuerzas para regresar consiente, mientras la operación se hacía hubo complicaciones y necesitaron mi autorización para entubarla. Lo sentimos mucho pero solo así, podemos postergar la vida de su familiar un poco más, sin embargo, ya no hay nada que hacer, ¿nos autoriza la entubación o dejamos que lo inevitable suceda? Aún tiene unos minutos para decidir, en un momento vuelvo von usted, me dice el doctor que operó a mamá, pero le respondo enseguida que no es necesaria la espera y que, si ya no hay nada más que hacer, podemos evitar entubarla. El doctor asiente y se retira, me dice que, en un momento, un colega mío saldrá para que nos llene y firme algunos papeles más

El tiempo ha pasado, pero a la mayoría parece no importarle, cantan a coro el clásico “Mi fracaso”, muchas gracias, te agradezco, los momentos de felicidad, te deseo, buena suerte, porque no me veras ya jamássss. También aplauden demasiado a ese divo del escenario venido a menos y pienso que no es para tanto. Yo apenas puedo mantener los ojos abiertos mientras Crystal me acaricia la pierna. Fercho y Piter están extasiados, no dejan de ver y de cantar a coro con ese “doble”.

El divo falso se despide del público que le pide otra, pero al parecer ya es algo tarde, sin embargo, regresa y nos dice, bueno pues, la última y ya. Parece entonces que la fiesta en el lugar continuara al menos por un rato más.

Poco a poco siento que me desvanezco, la mirada me falla y cada vez veo más borroso todo, pinche MD creo que no me cayó tan bien. Piter se acerca y me abraza, me dice que le dé un jale más al regalo que me dio para que me reponga, hoy no se acaba hasta que amanece mi chingón, además hoy fiestamos por ti, tu jefa y porque estamos vivos papi, me dice. Yo solo sonrió porque ya no puedo más, la cabeza me da vueltas y por momentos quiero vomitar.

En la mesa escucho a Fercho y a los demás, ponerse de acuerdo para ir a la casa de Lalo y seguir la fiesta. Creo que necesitaré otro sniff pero ya no tengo, la pinche Crystal se lo acabó todo…


Autores
(Ciudad de México, 1985). Es narrador y periodista. Escribe sobre música, futbol, terror y literatura en diversos medios impresos y digitales. Fue becario del FONCA (2015-2016) y del PECDA del Estado de México (2014-2015), en ambas como joven creador en letras con especialidad en cuento. Estudió la Licenciatura en Creación Literaria en la UACM y la Maestría en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana. Actualmente da clases de periodismo y de escritura creativa.