Gravity de Alfonso Cuarón
Titulo: Gravity (Gravedad)
Autor: Alfonso Cuarón (Dir.)
Lugar y Año: Warner Bros., Estados Unidos, 2013
Fotografía: Emmanuel Lubezki
En los primeros segundos del plano secuencia de 13 minutos que abre Gravity se puede ver el perfil de México desde el espacio. Si se va a una sala de cine apropiada —desde ya hay que saber que la mejor forma de ver Gravity es en IMAX 3D el perfil se verá en tres dimensiones. Desde la aparición de Avatar de James Cameron flotaba en el aire la pregunta de que pasaría si se dieran las herramientas técnicas y los recursos de la nueva generación de efectos especiales a un cineasta. Alfonso Cuarón responde a esta cuestión con Gravity, una cinta que ha recibido el aplauso unánime de crítica y pública, donde la única discusión parece ser si se trata simplemente de “el espectáculo visual más grande del año”, como dice la reseña de The New Yorker o “una obra maestra que cambiará la forma de hacer cine” como reza la reseña de Forbes.
La trama de la cinta es engañosamente simple. Mientras realizan una tarea de mantenimiento en el telescopio espacial Hubble, la doctora Ryan Stone —Sandra Bullock, en el mejor papel de su carrera— y Matt Kowalski —George Clooney, pidiendo perdón por Solaris— deben escapar de los restos de un satélite ruso que viajan a 50,000 kilómetros por hora. Finalmente estos restos destruyen el transbordador en el que viajaban, y los obligará a buscar maneras cada vez más descabelladas de volver a la Tierra. Stone queda a la deriva en el espacio y pronto descubrimos el horror de un universo donde las leyes del movimiento son tal cual las que aprendimos en la escuela.
En el espacio no hay aire. No hay nada que propague el sonido. No hay resistencia que detenga tu movimiento. Mientras vemos a Stone luchar contra su propio instinto de supervivencia —que es totalmente inútil para la mecánica del espacio— Cuarón recuerda con solvencia como el virtuosismo técnico no está peleado con la expresión artística (por si Welles y Kubrick nos parecen ya demasiado lejanos). La cámara de Cuarón, que pensábamos ya había llegado al máximo en Children of Men se deleita de las posibilidades que le ofrece el espacio exterior, entrando un momento dentro del casco de la astronauta para adoptar su punto de vista, para un momento después, salir y obsequiarnos una majestuosa imagen panorámica del universo (entre otras cosas, Gravity le da un nuevo alcance la idea de profundidad de campo).
Ya desde Y tu mamá también, pero en especial en Children of men, Cuarón había experimentado con los planos secuencia no como un simple ejercicio de dificultad sino como una ética. La cámara de Cuarón es un ojo crítico que se cuestiona, explora, engaña y se conmueve. Este experimento llega a su culminación en Gravity donde, contra todas las leyes del 3D comercial, los desechos espaciales se lanzan directamente sobre nosotros, los espectadores y lo atraviesan para recordarle que en realidad no nos encontramos ahí, que sólo somos testigos privilegiados de un drama privado pero de proporciones cósmicas.
Mucho se ha comentado ya sobre el realismo de la cinta, que ha sido alabada lo mismo por el ya mencionado James Cameron como por Buzz Aldrin, del impresionante trabajo de fotografía de Emmanuel Lubezki y de la maestría del equipo de efectos especiales de Tim Webber, que con seguridad no tendrá oponente digno en la próxima entrega de los premios de la Academia. Pero todo este trabajo no valdría como arte de no ser por el cuidadoso guión de Alfonso y Jonás Cuarón, el cual presenta una multitud de significados, desde la historia de éxito y supervivencia en la superficie hasta un cuestionamiento profundo de cómo puede enfrentarse el hombre ante la verdad de un universo que es demasiado grande y demasiado extraño para él.
Si Gravity puede desbancar a 2001 como la mejor película en el espacio es cosa que los críticos podrán discutir en los años venideros. Lo seguro es que Gravity es mucho más amena y graciosa, y logra colar referencias a todas las grandes películas del espacio, desde 2001 a Star Wars, pasando por Apollo 13 y Solaris. No está de más repetirlo: vayan a ver Gravity, de preferencia en una sala IMAX 3D.