Tierra Adentro
Luis Echeverría después de ser declarado presidente electo.

Muchos de los jóvenes en el país desconocen la figura presidencial de Luis Echeverría y su llegada al poder. En relación con esto, me gustaría que nos platicaras,  ¿cómo es que Luis Echeverría llega al poder? Teniendo en cuenta que nunca fue senador, ni diputado. Nunca tuvo un puesto de elección popular. ¿Cómo era la relación con Díaz Ordaz?

Qué angustia que tu generación no tenga en el imaginario al presidente más perverso de este país durante el siglo XX mexicano. Tal vez como chavo me vas a decir “no, no, fue Salinas o fue Fox porque era medio pendejón o fue Enrique Peña Nieto por tranza y corrupto”. Yo les diría: aguanten vara, chavos. Existe un dinosaurio horripilante cuyo nombre es Luis Echeverría Álvarez. Que, como bien mencionaste, es un individuo… Bueno, para empezar, me encanta que cumpla 100 años, porque me quiero imaginar que los fantasmas del pasado están torturando su pinche existencia. Yo soy un convencido que el infierno existe, pero existe aquí, o sea, no en el más allá o en la chingada. O sea, que el bien o el mal que hayas hecho se te va a regresar como bumerán.

Como bien dices, es un politiquillo, o más bien es un burócrata que no obtiene ningún puesto de elección popular antes de 1970, que es cuando se convierte en presidente de la república. ¿Por qué carajo? El joven (Echeverría) que sale de la facultad de leyes de la UNAM tiene la fortuna de cursar su camino y llegar con una recomendación del mismísimo General Rodolfo Sánchez Taboada. Nada más y nada menos quien le dispara al Caudillo del Sur (Emiliano Zapata). Entonces, Luis Echeverría llega con una recomendación con el General, que, en ese entonces, es presidente del PRI a nivel nacional, y se convierte en su secretario particular. Ahí inicia, ahí está el origen de la carrera burocrática, funcionareta de Luis Echeverría.

Quien posteriormente, entre otros puestos va a tener el de Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación. Siempre he dicho que, si mañana te nombran a ti, carnal, Secretario de Turismo, Andrés Manuel dice mañana “a ver, Marcos Ávalos que se venga de Secretario de Turismo”, vas a llegar a tu oficina y te vas a sentar y no te va a dar tiempo de investigar dónde se guardan las escobas para hacer la limpieza del edificio. Sin embargo, si te nombran Oficial Mayor, tienes que irte a recorrer el más mínimo rincón, por lo tanto, Luis Echeverría Álvarez, al ser el Oficial Mayor de la Secretaría de Gobernación, se convierte en el personaje del dinero, que entiende, cubre, palpa todos los sótanos de Gobernación, todo el drenaje profundo, y no solamente eso, sino se hace cuate de ellos, por ejemplo, de los miembros de la extinta policía política de la Dirección Federal de Seguridad (DFS).

 

Dirección Federal de Seguridad (México

Dirección Federal de Seguridad (México)

 

 

La DFS es la policía política que funda Miguel Alemán en 1947, y que deja de existir en septiembre de 1985. Entre el 47 y 85 existió en México un policía anticonstitucional que era un cuerpo de elite. No eran policías de uniforme, andaban de traje, eran como agentes especiales. La idea de Miguel Alemán era que fueran como una especie de FBI, pero a la mexicana, por lo tanto, siempre he dicho que fue un FBI como de la CONASUPO.  La gracia es que esta policía, anticonstitucional, no pertenencia como cuerpo represivo, o como cuerpo policiaco al poder judicial. Sino que primero dependía de la Presidencia de la República y posteriormente pasa la Secretaría de Gobernación. Cosa que es absolutamente ilegal, ya que la Secretaría de Gobernación no es un cuerpo represor, sino se encarga de la estabilidad político social del país. Lo que pasa es que la DFS se convierte en un aparato para la represión entre el 47 y 85.

En esos años si ibas por la calle y te paraba un agente DFS, ya sabías que habías ido a chingar a tu madre. Porque de manera ilegal, pero al mismo tiempo legal, te podían detener, secuestrar, te torturaban, te podían asesinar e incluso te podían desaparecer, ¿me explico? O sea, es la policía política que se dedicó a eso. A dar seguimiento a todo opositor del sistema político mexicano: campesinos, estudiantes, normalistas, obreros, médicos, telefonistas, ferrocarrileros.

Es la policía que se encarga de hacer las intervenciones telefónicas. Ubiquemos que en ese entonces no había celulares, los pinches teléfonos eran unas cosas monstruosas. Evidentemente tenían nexos con la compañía Teléfonos de México, (que no era de Slim, sino una compañía del Estado mexicano), para que Teléfonos de México les permitiera pinchar las líneas telefónicas para grabar las conversaciones que quisieran. Curiosamente, no solo grababan las conversaciones de los opositores de izquierda, de derecha y centro, también grababan las conversaciones de los propios políticos, de los Secretarios de Estado, de los que pudieran ser candidatos a la presidencia del propio PRI, de gobernadores, de senadores, de diputados, de presidentes municipales. No creas que me estoy desviando del centro de la plática, que es el culero de Luis Echeverría Álvarez, pero estoy ambientando el motivo por el cual llega a la Presidencia de la República.

 

No es solamente la simpleza de que fuera carnal de Gustavo Díaz Ordaz o que fuera amigo de Adolfo López Mateos, el presidente anterior de Díaz Ordaz, sino que tenía todos los hilos, conocía las terminales nerviosas del sistema político represivo de México. Entonces este güey, después de ser (cierro el paréntesis de la DFS) Oficial Mayor, se convierte en Subsecretario de Gobernación durante el mandato de Adolfo López Mateos, siendo Gustavo Díaz Ordaz secretario de Gobernación.

La mancuerna es de Díaz Ordaz y Echeverría junto al tercero en discordia, Fernando Gutiérrez Barrios, quién no es fundador de la DFS (hago esta aclaración porque muchos piensan que sí), él entra en la segunda generación, no recuerdo si en el 49 o 50 es que entra Barrios a la DFS, es un capitán del ejército mexicano. Pero es él quien se convierte en el represor emblemático de la DFS. Primero Gutiérrez Barrios se entrena muy bien como policía político, represor, torturador y asesino, lo cual lo convierte en director de la famosa DFS, precisamente cuando es Secretario de Gobernación Díaz Ordaz y cuando es Subsecretario Echeverría. Este triangulo del horror y perversión son los jinetes de la muerte, los albañiles que van a edificar los andamios del museo del terror en México.

El 68 es un momento clave para el país cuando Díaz Ordaz es Presidente de la República y Echeverría Secretario de Gobernación. Se genera este hermoso show de contratar a los elementos de la DFS y a otros tantos de fuera para el famoso Batallón Olimpia, los hombres del guante blanco, para que le disparen desde el Edificio Chihuahua al Ejército Mexicano, para que se haga creer que quien está disparando es el estudiantado. Pero eso ni siquiera lo sabía el ejército, incluso Hermenegildo Cuenca Díaz, Secretario de la Defensa, no sabía de la trampa que le estaban poniendo al Teniente Coronel que va al frente del batallón. Acuérdate que el primer herido, no muerto, sino herido, fue un militar. Yo creo, es hipótesis, que el mismísimo pendejín, el poblano–oaxaqueño de Gustavo Díaz Ordaz, sabe de esta trampa que realiza Luis Echeverría como Secretario de Gobernación en combinación con Fernando Gutiérrez Barrios.

Fernando Gutiérrez Barrios junto con Luis Echeverría

Fernando Gutiérrez Barrios junto con Luis Echeverría

 

A fines de los años cuarenta empiezan a surgir ciertos brotes de inconformidad, sobre todo a partir de los gremios sindicales. El gremio sindical de los telegrafistas, el magisterio, los ferrocarrileros. ¿Por qué?  Porque los trabajadores estaban controlados a partir del corporativismo de la Central de Trabajadores Mexicanos (CTM) que fundó Lázaro Cárdenas. Pinche Lazarito, fuiste muy chingón en varias cosas, pero nos heredaste el corporativismo mexicano. O sea, el control de los obreros en este país.

Y buscan surgir movimientos gremiales para la libertad de derecho sindical, escoger libremente a tus representantes, no a los que te imponía el gobierno. Todos estos movimientos fueron reprimidos. Al mismo tiempo en el campo empieza a haber una inconformidad obvia debido al precio del maíz y el frijol, los intermediarios, que son los culeros que se chingan a los campesinos, los fondos del gobierno que no terminan de aterrizar realmente en los productores. Incluso en 1943 empieza la primera insurgencia armada encabezada por el campesino Rubén Jaramillo en el estado de Morelos.

El Estado mexicano intenta apaciguar estos brotes de inconformidad sin mucho éxito, también intentan comprar al líder de estos movimientos. Esta frase famosa de Álvaro Obregón, “nadie soporta o nadie puede evitar un cañonazo de 50 mil pesos” lo decía entre 1920 y 1924. Hoy 50 mil pesos no es un cañonazo. Sin embargo los lideres de esos movimientos traen una coherencia ideológica, política, social, pues no se dejan, y entonces, ¿qué hay que hacer? Eliminarlos. La mayoría de los movimientos que posteriormente se van a convertir en movimientos armados en contra del Estado mexicano, surgen debido a persecución de represión que el Estado está provocando en su contra. Y para salvar la vida, te escondes y te armas. Lo que genera un foco de autodefensa que posteriormente se va a convertir en una ofensiva.

Esto sucedió con Rubén Jaramillo en Morelos, muchos años después también sucede, en los sesenta, entre el 63 y 65, en el estado de Chihuahua. Aquí hay que hacer la aclaración: curiosamente los dos estados de los líderes revolucionarios de 1910, Zapata- Morelos, Villa-Chihuahua, son los dos estados donde van a surgir movimientos campesinos armados. Jaramillo es asesinado el 23 de mayo de 1962 y para lo que se llega a configurar como el Grupo Popular Guerrillero en Chihuahua que tiene que ver con el intento del asalto a un cuartel militar en la Ciudad de Madera, es hasta 23 de septiembre de 1965.

A la par existen los movimientos campesinos que enarbolan desde los años 59, 60, 61 y en adelante, el resto de la década de los sesenta y setenta, los dos líderes magisteriales claves de Guerrero, Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas. Después del 68 y el 71 una serie de eventos que tiene que ver con la juventud, la represión del 68, la represión del 71, y que lo jóvenes también se percatan que no tienen otra opción mas que las armas. El sistema político mexicano les rompe la madre a todas esas expresiones de protesta.

 

En varias entrevistas que has dado y en tu libro recién reeditado Los años heridos, aparece un término interesante, con el cual no estaba familiarizado: la “Guerra de Baja Intensidad”, en lugar de “Guerra sucia” ¿Cuál fue el papel de Luis Echeverría en esta Guerra de Baja Intensidad?  

Lo que se implementó en México no fue una Guerra Sucia, sino una Guerra de Baja Intensidad. ¿Por qué? Y sobre todo el gran orquestador y director de la Guerra de Baja Intensidad se llama Luis Echeverría Álvarez. Desde que fue Subsecretario de Gobernación, luego Secretario de Gobernación, y se potencia cuando llega a la Presidencia de la República.

Por ello me aventé toda esta perorata, no era para mostrar mis conocimientos de la guerrilla en México, sino para contextualizar el momento en el cual Luis Echeverría Álvarez ejerció, desde el sexenio de Adolfo López Mateos, continuidad en la presidencia de Díaz Ordaz y evidentemente en su periodo como presidente de la República. Desde entonces se genera esto a lo que llamo “Guerra de Baja Intensidad”. No solamente fue la represión en términos genéricos, como es la aprehensión con tortura como método de interrogatorio, no solamente fue el asesinato a mansalva. Como es el caso de Rubén Jaramillo, no sólo fue la desaparición forzada, sino también fue controlar la información.

Hacer que todos estos movimientos reprimidos terminen siendo noticia de la nota roja. No de la página de sociedad o de política, la idea era despojar la causa social, la causa ideológica de los actos de delincuencia organizada que generaban los grupos guerrilleros, ya fueran rurales o urbanos. Los epítetos que le colocan a Rubén Jaramillo, a Genaro Vázquez Rojas y a Lucio Cabañas son los de robavacas y violadores, y a la Liga Comunista 23 de septiembre, al Movimiento Social Revolucionario, al Frente Unido Zapatista y a las Fuerzas de Liberación Nacional eran los de delincuentes comunes, asaltantes de bancos, secuestradores. Culeros, en los ojos del gobierno.

El objetivo de Echeverría era controlar la información que salía al público e intentar secuestrar la memoria para que no existiera residuo de esto en el futuro, y sobre todo dar una imagen ante el mundo de que México es revolucionario, de que México tiene satisfechas a las demandas populares, de que no hay protestas. Al grado que se lo compra el mundo. Porque incluso Echeverría aplica la política de relaciones exteriores de recibir a todo perseguido político de izquierda de las dictaduras latinoamericanas de los sesenta: Argentina, Colombia, Chile, Venezuela, Uruguay, Paraguay, Guatemala, el Salvador, Nicaragua. Queriendo reproducir lo que hizo Lázaro Cárdenas en el 39 con la dictadura española.

 

Todos esos perseguidos de izquierda encuentran una embajada en México en donde salvar la vida. El problema es, como diría Carlos Monsiváis, que los mexicanos nunca tuvimos una embajada de México donde salvar nuestras vidas. A ver, carnal, el dato maravilloso: construyeron una amistad inquebrantable Fidel Castro y Fernando Gutierrez Barrios. Y todo exiliado de izquierda terminó en Cuba, los que fueron exiliados a partir de los secuestros que se generaron en 1971.

Luis Echeverría logra que Cuba, quien era el país de izquierda que decretaba las actas de nacimiento de la guerrilla latinoamericana, nunca decretara de acta de existencia de la guerrilla mexicana. Eso es a lo que podemos llamar Guerra de Baja Intensidad. No solamente es la represión sino el control mediático, control histórico, control de la memoria y la imagen hacia el exterior. También se planteaba una violación a los Derechos Humanos desde un gobierno civil. No eran militares, como en Argentina, Chile y Uruguay. Luis Echeverría Álvarez no era General de nada, pero sí es el gran represor de este país. Genera toda una arqueología del horror, como ya lo he mencionado en varios momentos de esta entrevista, pero con distintos adjetivos. Además, traía toda una ascendencia histórico-revolucionaria. Él la presumía, bueno, me presumió, no sé si sepas, en una entrevista que le hice de 6 horas.

 

¿Cómo es entrevistar a Luis Echeverría siendo alguien de izquierda y con toda esa memoria histórica detrás?

Bueno, en primera, fue el asesino de mi padre, entonces ya te imaginarás. A ver, me invitó hasta a comer, estuvimos solitos. En su jardín en su casa de San Jerónimo. Puede haber desviado el tenedor y en lugar de pinchar el delicioso camarón que me sirvieron, sin pedo, pude haberlo dirigido a un ojo, pero no estaría conversando contigo, ¿estás de acuerdo? En esa entrevista me presume que su esposa, la compañera María Esther Zuno de Echeverría, primera dama del 70 al 76 en sus documentos oficiales tenía la firma de 5 Presidentes de la República, ¿por qué?

Cuando ella nace, el entonces presidente de la República realiza una gira por el estado de Jalisco. Álvaro Obregón, que era carnal de su papá, que se llamaba José Guadalupe Zuno Hernández, que fue Gobernador de Jalisco, quien, como dato aparte, fue secuestrado por la FRAP en 1974. La gracia es que llega el general Zuno y, mientras está naciendo su hija, le dice a Álvaro Obregón “sería un honor que registraras a mi hija”. A lo que le contesta el entonces presidente “claro que sí, traigo a dos achichincles conmigo” era nada más y nada menos que los Generales Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas. Entonces también firmaron como testigos del acta de nacimiento de María Esther Zuno. Después cuando se casa con Luis Echeverría el testigo quien firma su acta de matrimonio es José López Portillo.

Brevemente, fue una entrevista en donde Luis Echeverría sabía qué me tenía que responder.  Me sentía muy chingón creyendo que lo iba a interrumpir, que se iba a marear y yo lo iba a hacer soltar la neta del planeta. Obviamente eso no pasó. Me tiró un rollo mamador, y de pronto, por fortuna casi al final de la entrevista, que es uno de los grandes aportes de mi libro “Los años heridos”, me declara, no recuerdo ni por qué, que mandó al ejército a romperle la madre a Lucio Cabañas. Eso se llama Guerra de Baja Intensidad. Cuando el jefe de las fuerzas armadas de un país manda a los militares a asesinar a un civil, aunque ese civil este armado, se llama guerra.

 

Para terminar, me gustaría preguntar lo siguiente: pienso en la reciente consulta que se realizó para enjuiciar a expresidentes, ¿qué opinas sobre que no incluyeron a Luis Echeverría?

Luis Echeverría estuvo frente a un juez cuando hicieron la Fiscalía Especial en la Presidencia de Fox, pero lamentablemente no se hizo justicia. También me pareció ridículo que no se incorporase el nombre de Luis Echeverría en esa consulta para enjuiciar a los expresidentes. Se empezó con Salinas, pero no se fue atrás de Echeverría. La verdad no encuentro ninguna justificante para no haber incluido, repito, al presidente más perverso que ha tenido la historia de este país.

 

Fritz Glockner nació en Puebla, en 1961. Estudió Historia en la Universidad Autónoma de Puebla. Escritor, historiador, periodista y editor. Ha sido librero, conferencista y promotor de la lectura y de la novela policiaca en Gijón, España, durante la Semana Negra. Investigador y catedrático en la Universidad Iberoamericana, Puebla y en el Dartmouth College. Ha colaborado para Abaco, Dissidences, entre otras. Finalista del X Premio Rodolfo Walsh 1997 por Veinte de cobre. Becario del FONCA 2010. Mario Hernández dirigió la versión cinematográfica de Cementerio de papel. Parte de su obra ha sido traducida al inglés. Actualmente es director de EDUCAL.