Tierra Adentro

 

Si bien considero que los libros que enlistaré a continuación son los que más me interesaron, me conmovieron, me cuestionaron o me divirtieron en el 2019, debo indicar que a mí los rankings, cuando se trata de literatura, me parecen detestables, reduccionistas, caprichosos y siempre injustos. En especial si se habla de “los mejores”, como si la literatura funcionara de manera aislada y el lector estuviera a la búsqueda del libro único que lo prive de cualquier escritura diferente. Por eso esta lista no pretende ser determinante ni infalible, tan sólo se trata de una propuesta acorde a mis predilecciones lectoras, la cual le da prioridad a proyectos narrativos arriesgados y renovadores.

 


 

 

 

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10  8:38 – Luis Rodríguez (Candaya, España)

8:38 es una breve enciclopedia obsesiva que compendia parábolas literarias a manera de rompecabezas en torno a la hora exacta en la que murió Dostoievski. Luis Rodríguez teje la historia de un crimen remoto a través de experimentos narrativos que le permiten reinventar las formas convencionales del género. Ya lo dijo Alberto Olmos y lo suscribo: “El escritor más moderno de España tiene 60 años y se llama Rodríguez”.


 

 

 

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DEGENERADO – Ariana Harwicz (Anagrama, Argentina)

Si hay una escritura arriesgada en la actualidad, una que mete las manos al fuego, que se juega la vida en el lenguaje, la podemos encontrar en la obra de Ariana Harwicz. Ninguno de sus libros es cómodo ni complaciente, Degenerado no es la excepción, se trata un soliloquio laberíntico sobre un presunto pedófilo al que, antes de que lo condene la justicia, lo condenan las ansias de sangre de una sociedad que confía en rumores y verdades convenientes para cimentar un discurso aborregado, predispuesto a dañar al desconocido sin responsabilizarse de las consecuencias.


 

 

 

 

MATEN A DARWIN – Franco Félix (Caballo de Troya, México)

Jamás imaginé que disfrutaría tanto una novela de 600 páginas narrada por una jirafa. ¿Spoiler alert? ¿Demasiado pronto? Es que no hallo otra forma más concisa de aproximarme al universo que nos propone Franco Félix: ecos de Sterne, Pynchon y Foster Wallace dialogan con un repertorio de personajes carnavalescos, como un hombre con dos cabezas, dos genios filósofos con síndrome de down, un dios impotente, Joseph Ratzinger, el Subcomandante Marcos, Bruce Willis y hasta el niño predicador. Una novela tan compleja como divertida que presenta una fatídica rebelión de inadaptados por la geografía mexicana.


 

 

 

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7 CUÁNTAS AVENTURAS NOS AGUARDAN – Inés Bortagaray (Criatura, Uruguay)

Conocí este libro a través de una amiga que creo que lo sabe todo de literatura uruguaya, me lo recomendó como lo mejor que se había publicado en el año. Me bastó leer la mitad para darle la razón, la prosa honesta y reflexiva de Bortagaray, después de 10 años de silencio, me recordó por qué me gusta la literatura; ahí están todos los elementos de una gran narración localizados en una pequeña voz que se reconstruye en cada párrafo.  Lo que más disfruto de la literatura uruguaya es su extrañeza, que le permite jugar con el artefacto literario en fondo y forma. Cuántas aventuras nos aguardan es un libro que le hubiera fascinado a Mario Levrero, una suerte de Novela luminosa a la inversa, que radiografía a manera de viñetas los conflictos de vivir en pareja, de la maternidad, de la vida familiar, de la situación laboral, todo con un humor agridulce y una delirante obsesión supersticiosa.


 

 

 

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6 ESTA BRUMA INSENSATA – Enrique Vila-Matas (Seix Barral, España)

Dr. Vila y Mr. Matas nos presenta una nueva obra colmada de intertextualidad, la cual metaforiza los neurasténicos conflictos de Cataluña mediante dos escritores que conciben la literatura desde posiciones diametralmente opuestas; ambas encaminadas a la extinción. La pregunta que acecha cada página es la misma que deberían formularse diariamente todos los escritores del mundo: ¿Deben los artistas divulgar sus opiniones políticas? En esta era de slogans, en la que adherirse a una causa (aunque sea superficialmente) puede significar consolidarse en el mundo de las letras, Vila-Matas se pregunta sobre esta función pública del escritor en contraposición a las nociones de obra abierta, “el arte por el arte” y la novela como una suma de discursos modernos y antiguos que dialogan en busca no de la respuesta correcta, sino de la pregunta enmarañada que le siga dando cuerda al mundo.


 

 

 

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5 SEROTONINA – Michel Houellebecq (Anagrama, Francia)

Uno de los conflictos más profundos e irreconciliables en este siglo polarizado es el que confronta los pensamientos del campo y la ciudad. En esta novela profética, el controversial Houellebecq nombra las causas económicas y culturales que depauperaron a la provincia francesa, las cuales, más tarde, desatarían el levantamiento de los chalecos amarillos. Serotonina, como todos los libros de este autor, es protagonizada por un nihilista desesperanzado que rememora, a la manera de High Fidelity, el fantasma de sus relaciones fallidas para entender el fracaso de Occidente y la crisis sexual que nos ha vuelto adictos a la felicidad en píldoras.


 

 

 

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4 LOS ERRANTES – Olga Tokarczuk (Anagrama, Polonia)

Antes que cualquier editorial en lengua española, el gran Sergio Pitol ya apuntaba en su prólogo al Elogio del cuento polaco que “era urgente la traducción de toda la obra de Olga Tokarczuk”. No es coincidencia, con Los errantes la recién galardonada con el premio Nobel firma una obra que hubiera maravillado al veracruzano. “El arte de la Fuga” desde el punto de vista de una mujer de Europa del este, un cuaderno de viaje que tiene como tema central el viaje mismo, pero también narraciones magníficas como el traslado del corazón de Chopin a Varsovia o la historia de un vendedor de nombres. Un libro para leer viajando, un libro para revisitar los lugares más hermosos y terribles del pensamiento occidental.


 

 

 

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3 LA PARTE RECORDADA – Rodrigo Fresán (Random House, Argentina)

Culminación del que tal vez sea el proyecto narrativo más ambicioso de la década, después de La parte inventada y La parte soñada, este tercer y último volumen nos instala en los terrenos del recuerdo como principio esencial del quehacer literario. Fresán asume aquella idea de Peter Handke según la cual uno no existe en el tiempo presente sino en la memoria de un ayer remoto o inmediato que, a fin de cuentas, nos termina de construir como seres humanos. En un escenario más apocalíptico que los anteriores (el cual se representa como el cerebro de un creador y recuerda a la tercera parte de Mantra) el argentino nos devuelve a sus obsesiones recurrentes: Kubrick, Pink Floyd, The Beatles, Nabokov y un sinfín de posibilidades distópicas sobre el inenarrable futuro que ya nos alcanzó.


 

 

 

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2 LECTURA FÁCIL – Cristina Morales (Anagrama, España)

Que esta novela ganara el Premio Nacional de Narrativa causó controversia. A los que admiramos la arriesgadísima apuesta narrativa de Cristina Morales (novela a cuatro voces con cruce de géneros y estilos de temática anarquista) nos pareció sospechoso, como si las autoridades quisieran neutralizarla. A sus detractores les pareció precipitado premiar a una autora tan joven y una obra panfletaria. Lo cierto es que los que más se quejan de esta novela son aquellos a los que Morales destina su crítica. No la derecha ni el fascismo extremo, sino los izquierdistas bien portados, que han construido una retórica hipócrita para quedar bien política, social y culturalmente sin cuestionar de raíz las condiciones crueles del capitalismo heteropatriarcal. Lectura fácil no es una lectura fácil, pero sí una lectura indispensable para entender de qué se trató la segunda década del siglo.


 

 

 

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1 DESIERTO SONORO – Valeria Luiselli (Sexto Piso, EUA-México)

En cuanto terminé de leerlo en inglés, idioma en el que fue escrito, pasé a la versión mexicana solo para comprobar que esta obra maestra conserva su esencia en todas las lenguas. Un libro perfecto para clausurar una década oscura y malograda. Desierto sonoro es la historia de una familia en vías de extinción, pero también es un canto herido a la destrucción de la memoria tal como la conocemos, un angustiante road trip embalado en cajas de mudanza, que ilustra por medio de voces íntimas e intertextuales la gran metáfora de la migración, la condena de las nuevas generaciones y los malentendidos lingüísticos. Sin ser una novela panfletaria, Desierto sonoro aborda todo los grandes conflictos del nuevo milenio, los cuales, quizás, en un futuro voltearemos a ver avergonzándonos de nosotros mismos y lamentándonos por todo aquello que pudimos hacer mejor.