Tierra Adentro
Fotografía: CONARTE

En su nueva novela, La doble vida de Jesús (Alfaguara, 2014), Enrique Serna cuenta la historia de un político conservador de Cuernavaca que inicia una cruzada contra la corrupción, la violencia y los políticos coludidos con los narcos. Jesús, el protagonista, gana la candidatura de su partido pero, por otro lado, pierde el corazón por Leslie, una travesti que se prostituye y tiene una historia secreta.

Enrique Serna (Ciudad de México, 1959) es uno de los mejores prosistas, tanto en ensayo como en narrativa, de la literatura mexicana actual. Y ahora, con motivo de la reciente aparición de su nueva novela, platiqué con él al respecto.

 

Sergio Téllez-Pon (ST-P): Enrique, lo primero que me llamó la atención es que volviste al tono irónico, paródico de El miedo a los animales, ¿crees que la sátira es una mejor crítica en estas circunstancias sociales?

Enrique Serna (ES): Creo que ese tono nunca lo he abandonado. Quizá la similitud que encuentras es más bien por entrar en temas sociales, una novela que refleja más el contexto histórico-social, en eso sí estoy de acuerdo. Y, bueno, en esta novela hay un humor subterráneo, creo yo, en parte porque a mí me gusta narrar ocultándome tras bambalinas, no quiero hacerme presente en la narración porque me parece que puede ser más eficaz cuando el escritor no aparece, sigo la escuela de Flaubert, del “realismo objetivo”. De pronto en la novela hay una distancia irónica y creo que el conflicto de mi personaje entre su vida íntima y su vida pública pues se prestaba para un tratamiento de comedia que hay en varios momentos de la novela.

En otros momentos no, paso más bien a referirme a una tragedia social, a una tragedia delincuencial, la psicosis de inseguridad en la que hemos estado desde hace ocho años. Pero también hay elementos satíricos, sin duda alguna, en cuanto a las parodias de la demagogia de los políticos, también del lenguaje de los periodistas políticos y todo eso que hace que sea una novela un tanto carnavalesca.

ST-P: En el momento en que Jesús Pastrana toma posesión de la candidatura lanza su discurso y ese discurso me suena a la misma demagogia, es decir, el lenguaje es el mismo lenguaje demagógico que supuestamente quiere combatir…

ES: Es que es muy difícil, en un medio en el que todos mienten, que una declaración de este tipo tenga credibilidad, como la de mi personaje. Los lectores saben, porque realmente pueden entrar a su mente, que en su caso sí es honesto, él lo está diciendo de corazón. Quién sabe cómo lo interpreten los receptores de ese mensaje, aunque él tiene a su favor que sabe que tiene buena fama pública entre la gente de Cuernavaca y probablemente eso lo hace pensar que su mensaje será más creído que el de los demás.

ST-P: Y precisamente, ¿por qué ubicar la novela en Cuernavaca? ¿Es algo que podría suceder en Tijuana o Monterrey o en cualquier ciudad, o representa un escenario nacional?

ES: Es un microcosmos de lo que sucede a escala nacional. Escogí Cuernavaca porque la conozco bien, he vivido allí los últimos 15 años, eso me permitió reconstruir esas atmósferas ya con conocimiento de ellas. Y, además, en este caso coincide que el estado de Morelos, en general, ha sido una de las regiones más castigadas por la criminalidad impune en México, desde los años noventa hasta acá.

ST-P: Sí, de hecho, hace años hubo un gobernador al que se le encontraron nexos con los narcos.

ES: Sí, desde los tiempos de Carrillo Olea quien al parecer tenía un contubernio con el Señor de los Cielos, Amado Carrillo, de hecho, vivían en la misma manzana y decían que había túneles secretos que unían su casa con la de Amado Carrillo. Él sigue viviendo allá muy campante, yo a veces me lo he encontrado.

Y en la actualidad, a raíz de la ejecución de Beltrán Leyva, estamos muy cerca de Iguala, a cincuenta kilómetros, la misma organización criminal a la que le atribuyen la matanza de los normalistas opera en Cuernavaca, muy cerquita, en Jiutepec, que es donde Jesús levanta a Leslie… De modo que la ubicación en Cuernavaca también es realista porque es una ciudad que ha tenido ese tipo de tragedias.

ST-P: Por otra parte, sé que tus novelas siempre tienen un trasfondo filosófico o eso te propones, ¿nos podrías revelar cuál es el de La doble vida de Jesús?

ES: Hay un guiño irónico hacia el evangelio, sin duda, porque Jesús es un redentor social, pero es un redentor social al que digamos la moral conservadora podría calificar de depravado porque está locamente enamorado de un transexual. Por eso la titulé así, La doble vida de Jesús. Hay momentos de la novela en los que se dice que él tiene doce guardaespaldas que son sus doce apóstoles, etcétera… En el momento del acto de cobardía que le deja un terrible sentimiento de culpa por no haber defendido en la preparatoria a su amigo gay ante un bullyng, él está leyendo La vida de Jesús como antídoto para el efecto corruptor, según él, el de la represión que le dejó Demian, de Herman Hesse, que era un libro muy leído en la preparatoria (a mí me lo dejaron leer en la preparatoria), y que es un libro veladamente gay pero que, me parece, es bastante subversivo sobre todo cuando lo lee un adolescente ingenuo.

Entonces hay esa idea de que finalmente el legado de Jesucristo es simpatizar con las putas, con los forajidos y no con los fariseos. Y finalmente creo que este hombre, en ese proceso de liberación íntima y de liberación social que va a tratar de encabezar, se rencuentra no sólo con su destino más auténtico sino con el significado más profundo del evangelio.

ST-P: Hablando de la liberación íntima de Jesús, me recuerda a Fruta verde y a La sangre erguida y pienso que es otro de los afortunados recursos de tus novelas…

ES: Sí, claro. Yo creo que en toda novela en general es importante explorar la sexualidad de los personajes porque es un elemento muy importante de la existencia. En este caso, además, porque me parece que la vida íntima y la vida pública están muy interrelacionadas y una repercute sobre la otra.

En el caso de Leslie, me gusta el personaje por varias razones, una de ellas es para contraponerlo con su hermano gemelo: el narco, en términos de valor. Yo me pregunto quién tiene más valor: un travesti que se atreve a salir a talonear vestido de mujer o un narco que agarra una metralleta y que va a secuestrar a una persona indefensa.

ST-P: Y que siempre se está escondiendo, ¿no?

ES: Y que siempre se está escondiendo, exacto, entonces, digamos que el valor de personajes como Leslie, que finalmente nadan a contracorriente, que tienen que desafiar toda una moral que los condena, son muy importantes en un momento como el que vive México porque lo que necesita México es personas que naden a contracorriente. Y en ese sentido, creo que ella tiene un vínculo con Jesús, que está encabezando esta cruzada bastante “quijotesca” para tratar de expulsar de la ciudad donde vive a una mafia narcopolítica.

ST-P: Y este personaje redentor, ¿lo ves actualmente en alguien? ¿Crees que un político esté lanzando esta cruzada?

ES: Yo creo que sí pueden existir políticos honestos e incluso creo que pueden existir en todos los partidos, incluido el PRI. Aunque también creo que no los dejan llegar muy alto. En la actualidad hay una tendencia a satanizar a toda la clase política y ya ves que eso lo explotan incluso varios partidos que pretenden ser un “movimiento ciudadano”: nosotros no somos políticos, somos ciudadanos. Lo cual encierra un engaño porque obviamente quien se mete a la política, se convierte en político automáticamente, de modo que no creo que sea saludable satanizar a la clase política en general. Finalmente, las ambiciones de mi personaje son relativamente modestas: él no cree en las utopías redentoras, sólo cree en el estado de derecho. Y eso es algo que han logrado otros países latinoamericanos con un nivel de desarrollo parecido al de México, donde tienen una mejor impartición de justicia, no hay una anarquía tan terrible como la que se vive aquí. Por eso creo que ese personaje es verosímil aunque haya tal vez pocos en las ligas políticas actuales.

ST-P: Para terminar, Enrique, es evidentemente que esta novela no la escribiste la semana pasada (en lo que la escribiste y en lo que se editó) pero muchos pasajes parece que sucedieron ayer o que muchas frases fueron sacadas de los periódicos de esta mañana. Pero ¿te gustaría que tu novela se leyera aparte de las circunstancias sociales que estamos viviendo?

ES: Pues sí, claro, todos los escritores queremos que nuestros libros perduren, que no sólo se lean durante la temporada, de modo que ese es un anhelo que todos tenemos. Mientras la escribía tenía las antenas muy abiertas para captar cosas que estaban sucediendo: por ejemplo, me enteré del asunto relacionado con los médicos que estaban desapareciendo de Cuernavaca por una oleada de secuestros, creyendo los delincuentes que todo médico es rico. Eran cosas que yo, como una aspiradora, las aprovechaba y las metía dentro de la trama.

ST-P: O el caso de uno de los candidatos rivales de Jesús que tiene una novia que es una cantante de pop de nombre Alelí…

ES: ¡Claro! Sí, desde luego, porque a raíz de que el presidente actual, en base de este matrimonio, se colocó como una figura mediática, pues ya hay muchos que están siguiendo su ejemplo: el gobernador de Chiapas, que también está gastando millones y millones de pesos para lo que llaman los políticos “posicionarse”. De modo que esto ya se está convirtiendo en una epidemia. Y en mi novela hay una intención muy clara de ridiculizar este tipo de artimañas para encumbrar a políticos mediocres.

ST-P: Volviendo al punto, ¿hubieras querido que la novela se leyera bajo otras circunstancias o que saliera después, el próximo año, tal vez, con los ánimos más calmados y que esto ya sólo fuera anecdótico?

ES: Es una casualidad que saliera en este momento de efervescencia social, de protestas, porque en los primeros dos años del sexenio actual  parecía que se estaba logrando un relativo control de la criminalidad y no se habían conocido grandes escándalos en este asunto. Y cuando yo ya había terminado la novela, cuando ya la había entregado, vino lo de Tlatlaya y luego lo de la matanza de Iguala que ha vuelto a poner este tema a la orden del día, entonces, más bien es una coincidencia.


Autores
(Ciudad de México, 1981) es autor de La síntesis rara de un siglo loco publicado por el FETA.