Cuídese mucho, Sophie Calle
“Pase lo que pase, tenga presente que no dejaré de amarla de ese modo que me es propio como lo hice desde que la conocí; un modo que seguirá vivo en mí y, estoy seguro, no morirá”.
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El correo electrónico de despedida que le mandara su ex pareja a la fotógrafa francesa y artista conceptual Sophie Calle en el año 2004, sería el detonador de un proyecto que presentaría en el Pabellón francés de la Bienal de Venecia en el 2007. Se trataba de una instalación en la que Calle presentaba la interpretación de 107 mujeres de distintas profesiones de la carta de ruptura que le había sido enviada, haciendo que cada análisis diera un significado distinto a aquel escrito. La obra se compone de fotografías de cada mujer, videos con la lectura, danza o actuación que hicieron algunas de ellas y textos con las correcciones y las anotaciones que otras tantas habían realizado en un intento por entender lo que aquel hombre había querido decir a Sophie.
En octubre del 2014 llegó a México la instalación Cuídese mucho (Prenez soin de vous), que ha sido expuesta en el Museo Rufino Tamayo en colaboración con el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO). La instalación de Calle muestra la forma en la que los humanos nos relacionamos afectivamente y cómo es que estas relaciones se encuentran llenas de contradicciones en las que podemos ver una infinidad de interpretaciones. Los humanos entendemos el mundo a través de lo que somos, de nuestras vidas y de nuestras propias experiencias, y eso es lo que Calle ofrece en su exposición, una vasta cantidad de formas de entender una misma carta a través de la mirada, de las mentes y los cuerpos de otras mujeres.
El trabajo de Sophie Calle se reconoce por “explorar los límites privados de relaciones interpersonales en un espacio público y llamar la atención sobre cuestiones importantes de la experiencia personal”.[1] Cuídese mucho es un claro ejemplo de la forma en la que Sophie borra la línea que divide lo público de lo privado, presentando un trabajo en el que muestra un parte de su vida y de la cual está constantemente explorando al momento de realizar sus proyectos fotográficos. La obra de Calle se distingue por llevar más allá la idea que sirve de base al proyecto, que por hacer énfasis en el resultado. La exposición cuenta con fotografías de gran formato en las que se muestra a las mujeres leyendo la carta; a muchas de ellas no se les logra ver el rostro que está siempre escondido debajo del cabello, oculto detrás de una mano o detrás de la carta que tienen frente a sus ojos. En las fotografías se aprecia un juego de luces y sombras, sobre todo porque algunas de las mujeres se muestran cerca de alguna ventana dentro de la casa o dentro de la oficina, como si a través de ella pudiera filtrarse todo lo de afuera, lo público.
Sin embargo, la idea detrás de las fotografías y de los videos es lo que importa en Cuídese mucho, pues se trata no tanto de las fotografías de las mujeres que interpretaron el texto, sino de leer cómo es que cada una de ellas entendió la carta de un hombre que, en palabras de Calle, no sabía cómo decir que se iba. Los parámetros, menciona Sophie Calle en una entrevista a la curadora Louis Neri, fueron establecidos de tal modo que cada mujer hablara desde el punto de vista de su profesión sin que sus sentimientos hacia ella y su situación influyeran en su interpretación.
“Dice que siempre la amará. Si la ama no sé entonces por qué la deja”. Ambre, estudiante de 9 años.
“Esta carta, si es auténtica, fue escrita aparentemente por un manipulador, un seductor, cuyas relaciones con otras están basadas en la dominación y el poder.” Michéle Agrapart, criminóloga.
“(…) él no puede soportar ser despojado de las prerrogativas tradicionales del macho (…)” Francoise Héritier, antropóloga.
Aparece la imagen distorsionada de un mismo hombre, el ejercicio es descomponer a una sola persona en pequeñas partes hasta lograr encontrar su verdadera esencia, sus verdaderos sentimientos, su forma de pensar, sus muchas caras y múltiples facetas. Lo encuentran ególatra, amoroso, despreocupado, descarado, despiadado pero honesto. Es a su vez víctima y victimario, jugador, incoherente, producto de sus traumas de la infancia, de las relaciones sociales, de las relaciones de poder, de los roles de género, de la cultura y de la historia. De este modo, tras la disección interpretativa de la carta, Sophie se distancia de la realidad de su propia experiencia y en cierto sentido se cuida a sí misma,[2] tal como se lo pidiera su ex marido.
El hecho de que Calle saque a la luz un asunto privado de su vida no sólo hace que el espectador se cuestione sobre la obra en sí, sino que al mismo logre cierta conexión con ella, que se identifique con algún elemento del trabajo. La exposición permite que el visitante interiorice sobre sus propias relaciones personales, que defina la forma en la que entiende su manera de interactuar afectivamente. Al mismo tiempo permite observar la manera en la que una persona define y reconoce a otra a través de una carta, de una palabra, de un sentimiento o de una emoción. El trabajo de Sophie Calle es notable, sobre todo por la forma en la que crea conceptos basándose en su vida y en sus experiencias personales. “Su arte es la forma en la inventa su propia vida”,[2] mencionaba el artista, ex pareja de Calle. La carta hace mención de dos cuestiones que muchas veces pueden llegar a confundirse: el amor y el contrato. Se trata pues de una muestra en la que claramente vemos cómo es que un grupo de mujeres entienden la relación entre ambos elementos, y al mismo tiempo nos da un coctel visual en el que las fotografías son sólo un medio por el cual se hace visible una gran cantidad de emociones en torno a un mismo texto.