Tierra Adentro
Descarrilamiento de trenes en Ohio, 2023. Wikimedia Commons
Descarrilamiento de trenes en Ohio, 2023. Wikimedia Commons

Desde hace unos días, East Palestine, un pueblo ubicado casi en la frontera de Ohio con Pensilvania, ha sido foco de atención en el mundo entero por el descarrilamiento de un tren de la empresa Norfolk Southern Railway que transportaba químicos y materiales combustibles. El silencio de los medios de comunicación y el comparativo que se le ha puesto con lo sucedido en Chernóbil en los ochenta ha dejado volando los verdaderos hechos que se han reportado desde esta pequeña localidad estadounidense.

¿Qué sucedió?

El descarrilamiento de este tren, ocurrido el 3 de febrero de este año, generó un incendio con intensa humareda debido a los químicos que fueron derramados, de entre los cuales destaca el cloruro de vinilo, un producto cancerígeno que, al descomponerse, puede producir cloruro de hidrógeno y fosgeno, que provocan desde irritación de ojos, piel y vías respiratorias en exposiciones no tan prolongadas, y de manera extrema podría causar edema pulmonar y hasta la muerte.

Ante tal emergencia, las autoridades tanto del estado de Ohio como de Pensilvania pidieron la evacuación de entre mil 500 y 2 mil habitantes de la zona. Las autoridades ambientales como la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) realizaron labores para recoger las sustancias derramadas, así como mediciones del aire y del agua para descartar contaminaciones que pudieran afectar a la población aledaña.

Después del incidente, la EPA realizó la quema controlada del cloruro de vinilo para evitar su propagación, siendo este el mal menor de este accidente, y posteriormente reportó que la contaminación del aire solo sobrepasaba los niveles de detección, es decir que era controlable la situación ambiental. Un día después de la quema controlada y estas mediciones, los gobernadores de Ohio y Pensilvania permitieron el regreso de las personas desplazadas a sus hogares, diciendo que era ya una zona segura.

En los días posteriores, el Departamento de Recursos Naturales de Ohio reportó que el vertido de químicos afectó 11.2 km. de arroyos y mató a unos 3 mil 500 peces. Además, se detectó que un reguero de contaminantes que incluyen acrilato de butilo se acercaba a Huntington, Virgina Occidental. Las autoridades también han tomado medidas al respecto, asegurando que están reforzando el tratamiento de las aguas que provengan de esta fuente. Incluso se ha incentivado a quienes han regresado a sus hogares en East Palestine a tomar agua embotellada.

El otro lado de los hechos

Todo esto ha sido reportado desde los medios oficiales estadounidenses, pero los medios electrónicos y las redes sociales han generado otra perspectiva desde la cual se podría abordar todos los impactos sociales de este accidente. Y esto es porque desde el accidente en Ohio, los internautas han denunciado una mínima o nula cobertura a lo que muchas y muchos han nombrado como el ‘Chernóbil’ americano.

Alguien que ha expuesto lo sucedido es Nathen Velez, residente de East Palestine, quien desde su perfil de Facebook denuncia las diferentes situaciones a las que se ha enfrentado él y su familia desde el incidente. Según CNN, Velez asegura que la situación es mucho más adversa de lo que las autoridades han expuesto.

Mientras que la EPA asegura que los niveles de contaminación no han superado el nivel de detección, es decir, que pueden no ser nocivos para la salud, Velez asegura que tras regresar a su hogar en East Palestine, presentó dolores de cabeza y malestares que le duraron más de un día solo al estar expuesto al aire de su casa el día que regresó para saber si era seguro.

Las autoridades como el Dr. Bruce Vanderhoff, director de Salud de Ohio, aseguraron que los compuestos vertidos en el ambiente tras el descarrilamiento comparten la capacidad de causar síntomas muy comunes, aunque los niveles sean muy bajos. Por su parte, James Lee, portavoz de la EPA, aseguró que los olores que se han podido detectar en la zona e incluso a decenas de kilómetros a la distancia, se puede oler estos contaminantes a niveles más bajos de lo considerado como peligroso.

Entonces, surgen diferentes dudas y cuestionamientos debido a como se han comportado las autoridades estadounidenses. Y es que las fotos y videos de la nube tóxica que se generó por el incendio del incidente y los diferentes testigos como el de Nathen Velez, ponen a en tela de juicio la actitud de todos los responsables.

La compañía Norfolk Southern Railway ha realizado diversas contribuciones para cubrir los daños y perjuicios que ha dejado a las y los pobladores de East Palestine y las zonas aledañas, y no es para menos cuando la empresa tendría que explicar por qué se utilizó una ruta cercana a zonas habitacionales para mover químicos altamente contaminantes cuando se supone que esto es prohibido en Estados Unidos. Y por su parte, la EPA, las autoridades estatales y municipales, así como la compañía de agua en Estados Unidos, ha buscado contrarrestar la imagen que se ha difundido en redes sociales del accidente de proporciones descomunales, casi apocalípticas.

Pero algo es seguro y es que hubo una afectación importante al medio ambiente, no a proporciones de Chernóbil, pero con posibles repercusiones al corto, mediano y largo plazo. Y, además, la población de las inmediaciones de East Palestine siguen siendo ignoradas hasta el momento y parece ser que la comunicación con las autoridades es nula debido a la incertidumbre que tienen respecto a su patrimonio y su futuro como habitantes del epicentro de este accidente medioambiental.