En una de sus cartas al joven poeta Franz Xaver Kappus, Rilke le decía que en todo debería encontrar inspiración; que si su vida cotidiana le parecía pobre, no la culpara a ella: «acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas».
Esta es la novela que le valió a Donna Tartt el premio Pulitzer, la que le tomó once años desde su última publicación (Un juego de niños, 2003), la que la colocó inamoviblemente sobre el pedestal radiante y ambiguo del bestseller: la gloria entre sus lectores, el oprobio entre sus críticos.
En su más reciente largometraje, y primera producción en lengua inglesa, Langosta, Yorgos Lanthimos aborda nuevamente los problemas de una sociedad escindida, devorada en el conjunto de su propia simulación.