Astillas digitales
El arte digital, ha dicho Nicolás Bourriaud, debería incorporar la tecnología menos como un calco y más como una exploración de nuestra naturaleza anfibia: somos seres analógicos a la deriva en la avasallante globósfera virtual. La obra de Julieta Gil propone un recorrido bajo esos términos. De la simultaneidad de Interiores al borramiento referencial de Fragmentos de Las Vegas, las imágenes trascienden la noción clásica de linealidad temporoespacial, a la vez que resaltan el precario reparto de nuestra visión. En ellas, intervenir el espacio se vuelve no tanto una necesidad corporal, sino una manifestación autónoma del pixel. El todo nunca está completo, aunque, en las modulaciones fotométricas en 3D de Julieta Gil, el fragmento vale más que la suma de sus partes.