Landscapes: el arte de habitar espacios en blanco
El proceso creativo suele inspirarse en un sinfín de formas, y en Landscapes: escrituras móviles (Los libros del perro, 2021) desfilan los cuerpos, huellas e imágenes que desbordan los ensayos de Fabiola Eunice Camacho.
Desde el diseño de la primera y cuarta de forros, el lector encuentra las páginas en las que comenzaron las reflexiones del libro. A partir de esta ilustración, que no es sino una instantánea de la libreta de la autora, Landscapes promete un viaje íntimo hacia las experiencias que originaron los trece ensayos en la obra, un recorrido por las sensaciones y objetos en los que se oculta la nostalgia.
En “Cuadernos de trabajo”, aparecen las definiciones de una mirada personal a los cuadernos: improntas de quien los llena con instintos y obsesiones. El primer ensayo es una autoreferencia hacia las prácticas de Camacho al escribir emociones en aquellas libretas interminables que, en sus palabras, “no aspiran a ser obras”, aunque son sus cuadernos de trabajo la esencia de su primer libro.
A través de la lista de objetos que la autora guarda en sus cajones, el lector encuentra una excusa para enumerar sus memorias y desarrollar el libro con su propia historia personal, en especial con el recuerdo de lo que ha perdido.
“Soporte: origen y silencio” se ambienta en las noches de terror, en las que no se teme a lo que está en los rincones de la habitación, sino a lo que falta. El silencio hecho palabra en este ensayo, encauza de forma inevitable a la ausencia, que Camacho explora al pedirle al lector que inserte la silueta de un ser querido para representarla.
El estilo en Landscapes tiene destellos de literatura ergódica, con la que ilustra la cartografía del ser a la que apunta. Los mapas, trazados con el orden vertical y descendente de las sílabas, evocan las rutas de la ciudad, tatuadas en el inconsciente de quien no se cansa de recorrer la capital.
La autora piensa en este territorio como una deidad femenina que la dirige al pasado y hacia un reconocimiento de sí misma. El fenómeno, capturado en una prosa performativa, resulta reconocible por el hecho de habitar la ciudad y repartir vivencias entrañables sus escenarios, incluso en aquellas citas bajo el reloj de alguna estación del metro.
Los lugares retoman presencia mientras avanza la lectura, protagonizan el ensayo que titula al libro. En “Landscapes: escrituras móviles” surgen las preguntas respecto a qué pasa en la ciudad, y las paradojas de encontrarse con fronteras definidas por la plusvalía y la política; aun cuando los cuerpos están en tránsito.
Ante los callejones sin salida a los que la sociedad se somete, Camacho apuesta por un escape a través de la escritura, pues solo con el acto de escribir se crean espacios habitables. Es un movimiento constante que la autora domina al plasmar aquello que la desborda desde dentro.
Por medio de este ritual, Camacho formula un lenguaje de la creatividad que ya demostraba en su trayectoria como ensayista. Su voz, tan auténtica como perspicaz, atraviesa las piezas de la infancia hasta la maternidad, uno de los temas más discutidos en la literatura; pero en la obra, es el proceso de gestación en el que convergen las ideas y las pulsiones de vida.
Landscapes: escrituras móviles no es solo un vistazo a lo que hay detrás del proceso creativo de la autora, sino una invitación a escribirse y convertir al cuerpo en palabras. Es una oportunidad para habitar de forma libre los espacios en blanco, donde se puede guardar lo que escapa del interior, o como lo expresaría Camacho:
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