Tierra Adentro
Fotografía por Pixabay.

¿Qué motiva a un grupo de actores o a una compañía teatral regresar a montar una obra con el mismo equipo creativo o tener una larga temporada en cartelera? La respuesta a esta interrogante podría ser el éxito inminente que en épocas pasadas tuvo dicha obra, de la insistencia que tiene alguno de los involucrados al respecto o simplemente que los participantes lo hacen porque les gusta y ya.

Cualquiera que sea el caso, cuando la puesta en escena es buena, resulta un gozo para el espectador que ya la vio, para el que se quedó con las ganas y para el que la verá por primera vez tenerla de nuevo en el escenario.

Dos ejemplos muy afortunados y recomendables de esta circunstancia son: Riñon de cerdo para el desconsuelo, bajo la dirección de Angélica Rogel, y Kiwi, dirigida por Boris Schoemann.

Conocí a Angélica Rogel cuando tomé el curso de dramaturgia con Ximena Escalante, ella formaba parte de los actores que leían los ejercicios dramáticos de los asistentes y acaso llegué a cruzar una o dos frases con ella; no fue hasta que coincidimos en ser beneficiarias de una beca que en realidad nos hicimos amigas. Ximena había sido seleccionada por el programa de Jóvenes Creadores en el área de Dirección, en el 2008, con la obra Riñón de cerdo, del entonces no tan conocido dramaturgo Alejandro Ricaño.

Recuerdo también que guardó integro cada pago mensual de dicha beca para invertirlo en el montaje y que puso cuerpo y alma para que nada fallara. Viví, en pocas palabras, muy de cerca el proceso creativo y asistí con gusto a una o dos funciones. Confieso que todo en esa obra me enterneció, desde el vestuario hasta la ingeniosa escenografía, pasando por las actuaciones de Pilar Cerecedo y Omar Medina. Había algo de melancolía en el texto que Rogel logró detectar bien y explotarlo hasta el punto de estremecer al espectador.

En el 2009, la obra tuvo el éxito merecido con sus presentaciones en el Teatro la Capilla e incluso fue seleccionada para la Muestra Nacional de Dramaturgia.

¿Por qué traerla de nuevo a los escenarios? La respuesta resulta más que obvia, porque es un texto redondo, sencillo, sin artificios; porque tiene una dirección brillante que sabe aprovechar el espacio, que coloca la tesitura adecuada que los personajes necesitan; porque resulta interesante ver cómo los años no pasan en vano y estos dos actores que dan voz a Marie y a Gustave han crecido y se nota al momento de plantarse en escena y porque, en pocas palabras, es una delicia para los amantes del Teatro, para los que sabemos del desconsuelo.

Kiwi, por su parte, sólo se ha ausentado de los escenarios por breve tiempo y regresa, siempre regresa; en parte, quizá, porque cuenta con, entre otras virtudes, ese monstruo de la actuación que es Olivia Lagunas, a la que uno nunca se cansa de ver en escena y porque tiene un texto sólido, escrito por el dramaturgo Daniel Danis.

El cual nos narra la historia de amor de dos exiliados de la sociedad, trotamundos de la esperanza, que conmueve a quien la observa. Todos los espectadores queremos que estos sean felices, que vivan en su casa con un cielo donde los patos atestiguan que sí pudieron, que son sobrevivientes.

Donde quiera que se presente este montaje, que por cierto ha tenido la oportunidad de ir de gira a países como Argentina y Uruguay, llena las salas.

Sería lamentable perderse la oportunidad de ver estas dos puestas en escena. Riñon de cerdo para el desconsuelo, de Angélica Rogel, se estrenó hace unos días y Kiwi tiene sus últimas funciones el fin de semana y se rumora que será la temporada final.

Riñon de cerdo para el desconsuelo se presenta en el Foro Shakespeare los miércoles a las 20:30 hrs. y Kiwi en el Teatro Sergio Magaña (últimas funciones  este sábado y domingo a las 13:00 horas).


Autores
La redacción de Tierra Adentro trabaja para estimular, apoyar y difundir la obra de los escritores y artistas jóvenes de México.
Ciudad de México, 1980. Dramaturga. Autora de Aún no recuerdo su rostro (FETA 2014). Fue Becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas (2009-2011) y de Jóvenes Creadores, FONCA, (2008-2009). Participó en los talleres de The Royal Court of London y realizó una residencia en la misma institución en marzo del 2013. Su obra Anatomía de la Gastritis, traducida al francés por David Ferré, fue editada por la editorial Le Miroir. Ha publicado Editorial El Milagro; Los Textos de la Capilla, segunda generación; Tierra Adentro, Buena tinta y la revista Este País. Su guion Distancias Cortas fue publicado en co-edición con IMCINE y Editorial Buena tinta, en 2012.