Un laberinto de letras: reseña de El Vals de los monstruos.
Titulo: El vals de los monstruos
Autor: Lola Ancira
Editorial: Secretaría de Cultura / Dirección General de Publicaciones / Poder Ejecutivo del Estado de Querétaro / Fondo Editorial de Querétaro
Lugar y Año: México, 2018
Colección: Fondo Editorial Tierra Adentro
Ilustrador: Christopher Peste
Autómatas ajedrecistas, perros que viajan al otro mundo, asesinos incidentales, amores turbulentos y fantasmas sin esperanzas: los personajes de este libro son seres atormentados, monstruos que al mismo tiempo respiran la angustia de estar vivos y disfrutan del atractivo terror de la muerte.
Sin desprenderse por completo de su exploración anterior en la literatura fantástica, en El vals de los monstruos Lola Ancira explora la naturaleza humana desde una visión más cercana al realismo. Cada relato es una búsqueda obsesiva, un ejemplo de la incapacidad de la comunicación con el otro. Ancira no tiene ningún reparo en retratar la violencia, el erotismo fallido y la desolación interna del ser. En “Hacia el abismo”, “El don del engaño” y “La esencia de la melancolía” los protagonistas son discapacitados sociales, incapaces de formar vínculos personales, como el amor, en cualquiera de sus formas. La evasión, las barreras impuestas entre las personas y el oscuro deseo de desvanecer la existencia atormentan a los personajes.
Sus textos refieren a los clásicos modernos, tanto de Latinoamérica como del resto del mundo: es igual de probable encontrar un epígrafe de Borges, que un puñetazo de Kurt Vonnegut o una maldición profética de Salman Rushdie. No sólo los epígrafes reflejan el estudio narrativo de Ancira: en su prosa se respiran las atmósferas que Rubem Fonseca retrató en cuentos como “El cobrador” o “Paseo nocturno”, las reflexiones de la prosa psicológica del XIX y la claustrofobia que fascinó a Edgar Allan Poe.
En el cuento “Vindicta” escribe: “Con esto he llegado a una conclusión. Si no estás aquí para exterminar, serás exterminado, y cualquier ser inteligente optará por la primera opción sin titubear un segundo” , y uno se remite de manera inmediata a las reflexiones de Octave Mirbeau: “La necesidad de matar nace en el hombre junto a la de comer y se confunde con ella. Esta necesidad instintiva, que es la base, el motor de todos los organismos vivos […] Luego de que el hombre se vuelve consciente, se le insufla el espíritu de la muerte en el cerebro”. La visión autodestructiva del ser humano parece reflejar un deseo profundo de contundencia que mortifica a los personajes de estos cuentos, que se debaten en una prosa laberíntica buscando liberación, ya sea en forma de la muerte o la desaparición.
En “Satélites”, una familia de clase media emprende una cruzada para enfrentar el Otro Mundo con perros que abandonan en el océano. El sacrificio es un homenaje histórico: recuerdan a Laika, perdida en el afán de conquistar el espacio; pero el sacrificio también tiene algo de simbólico, pues parece que cada perro representa el intento inútil del padre por establecer un equilibrio familiar: “al mirar sus ojos hallaba la simpatía y el cariño que nunca encontró de forma tan sincera en ningún ser humano, incluida su esposa, con quien tenía ensayado un juego mordaz de miradas furtivas acompañadas de frases condescendientes”.
Con una prosa hipnótica y envolvente, El vals de los monstruos nos lleva a través del intrincado mundo en el que sufren sus personajes, de las reflexiones de aquellos que buscan su lugar en un mundo que parece, a todas luces, abrumador. Cada uno de estos textos comparte esta atmósfera desesperanzada que, sin embargo, contiene un intenso afán por revelar la naturaleza humana.