No sé si mi vecino lee mis historias de Facebook y le gusta darme material,o quizá ya se creyó mi frase de «no están a mi nivel”porque vino a comprar jamónno podía decirme si era una bolsa chica o grande,¿me la presta para checarla?,—sí, es de ésta, dijo mientras me pegaba sutilmente en el hombro,—aaaammm, ¿cree que pueda pasármela?,volvió a golpearme con el productopero le soltó y la atrapé en el aire,—¡es de un cuarto, vale 27!, le dije en chinga,pagó y se fue.
¿Cuánto vale la vida de una mujer? ¿Cuánto vale el sufrimiento, el sacrificio de una latinoamericana? Estos cuestionamientos, al igual que otros más duros y, me atrevo a decir, necesarios, rondan el libro desde el primer cuentoAmpuero, María Fernanda.