Tierra Adentro

Los monstruos aparecen con distintos rostros en las historias terroríficas que se cuentan en cada época. Uno de los primeros nació en 1819, en la obra The Vampyre, de John William Polidori, quien presentó al primer vampiro de la literatura, personaje que encarnó los terribles abusos que soportaban los pueblos empobrecidos a manos de una clase privilegiada. 

Entre los diversos rostros del terror, surgieron Mr. Hyde, creación literaria de Robert Louis Stevenson en 1886 que reflejaba la maldad de los hombres victorianos; la criatura de Frankenstein, en la que Mary Shelley plasmó en 1818 el miedo a la sociedad y la confrontación entre la tecnología de la ilustración contra los paradigmas religiosos; y el hombre lobo, que remite a una sociedad sofisticada a la bestialidad de la que ha querido escapar. Estos seres establecieron las bases de una larga tradición en los relatos de terror en la literatura y en el cine. 

Pese a la relevancia de los relatos, sólo algunos de sus monstruos logran inmortalizarse porque simbolizan los conflictos sin resolver, aquellas herencias que atraviesan océanos de tiempo hasta el presente. Se modernizan. Carrie (1974) del autor estadounidense, Stephen King, es uno de esos monstruos. La adolescente, con un terrible poder, cobró venganza tras ser víctima del bullying y las torturas de su madre fanática religiosa. Ella se convirtió en el máximo exponente de la chica marginada, pues sorteó las dinámicas sociales basadas en el abuso que aún se repiten en las escuelas y las familias.

¿Qué pasa si una ameba adquiere el poder de un humano? Carrie lo sabe

La oscuridad oculta en la religión cristiana y el sufrimiento que conlleva ser diferente en una sociedad ultraconservadora de Estados Unidos en 1950, inspiraron a Stephen King para dar vida a Carrietta N. White en la primera novela de las 65 que publicaría el autor años posteriores.

La historia de Carrie es la de una chica con múltiples miedos. Ella nació tras la violación de su madre, quien inculcó en su crianza el temor al castigo divino y el tabú de la libertad sexual. En la escuela, era sometida a la violencia reservada sólo para aquellos incapaces de adaptarse a una sociedad blanca. 

El desconocimiento de su cuerpo, la llevó a caer en un ataque de pánico cuando experimentó su primer periodo. Las alumnas se burlaron de ella en las duchas de su escuela hasta que la maestra de gimnasia detuvo el incidente. Los días de Carrie hubieran sido miserables, pero descubrió que sus poderes telequinéticos emergían con fuerza cuando se sentía triste o molesta. 

La premisa de un poder tan terrible en una adolescente marginada despiertan múltiples incógnitas en la obra respecto a qué hacer con estas habilidades, bajo cuáles circunstancias es permisible usarlas, y qué pasará con quien las posea. La obra de King ofreció una respuesta a estas cuestiones; aunque existe otra historia que contesta de una forma más accesible e igual de atemorizante. 

Akira(1988), la adaptación del manga japonés de Katsuhiro Ôtomo, publicado en 1982, realiza una ejercicio similar en versión cyberpunk con un adolescente pandillero llamado Tetsuo. En una ficticia Neo-Tokio, el gobierno experimenta con niños capaces de controlar su telequinesis luego de que uno de ellos, Akira, perdió el control y arrasó con la ciudad japonesa. Una analogía del bombardeo atómico de las ciudades Hiroshima y Nagasaki.

Cuando uno de estos niños escapa, Tetsuo chocó contra él. Después del accidente, desarrolló telequinesis. Sus habilidades crecieron a pasos agigantados mientras intentaba huir del ejército que buscaba explotarlo hasta que alcanzara niveles atómicos y usarlo para fines bélicos. La baja autoestima de Tetsuo y su complejo de inferioridad, producto de una sociedad dominada por la violencia, lo llevaron a erigirse como un dios moderno en Neo-Tokio. Estaba ebrio de poder y fue incapaz de manejarlo.

Antes de que el ejército y su mejor amigo acabaran con él, su cordura se había deteriorado. Se perdió a sí mismo al intentar averiguar qué hacer con sus nuevos dones nucleares. En este punto, una niña con telequinesis que formaba parte de los experimentos del gobierno, hizo una reflexión que también permea en Carrie: ¿Qué pasa si una ameba adquiere el poder de un humano? Tanto el manga como la novela de King dieron respuestas similares. Ambos desenlaces recuerdan al lector que el humano está motivado por pulsiones, emociones y deseos.

De la misma forma que sucede con Akira, quien arrasó con todo a su paso. Carrie provocó un incendio con sus poderes cuando fue víctima de un episodio icónico que dio un rostro más al terror. Su rostro bañado en sangre de puerco en medio de la coronación de un baile de graduación en secundaria. La broma fue el combustible perfecto para desatar un infierno contra quienes la agredieron.  

La venganza alcanzó a su madre, a quien asesinó porque apuñaló. Incapaz de manejar su propio poder, destruyó gran parte del pueblo. La herida tras el encuentro con su mamá hizo que se desangrara hasta la muerte en brazos de Sue Snell. Ella fue la única alumna que intentó darle un baile de graduación a Carrie cuando logró convencer a su novio de llevar a la chica al lugar donde otros estudiantes arrojaron sangre de puerco sobre ella.

Akira y Carrie terminan en una destrucción tan avasallante que en sí misma es una oportunidad para comenzar de nuevo. Es un Big Bang moderno, cuyos autores fueron un par de dioses limitados en una naturaleza humana, atormentados a manos de otras personas que se impusieron sobre ellos con dinámicas violentas. 

En la novela, el lugar se convirtió en un pueblo fantasma donde murieron más de 400 personas. El aspecto más atemorizante es el miedo de facto, que paralizó a las personas que decidieron conservar el trauma de los hechos en la memoria colectiva, pese a los intentos del gobierno por dejarlo en el pasado. Una reacción que pasa en la vida real cuando una tragedia sucede ante la inacción de cualquier estado. 

La novela con la que debutó King, Carrie, también tiene raíces en las propias experiencias del autor y sus observaciones respecto al odio y el resentimiento en su entorno. Ambas fueron la inspiración principal con las que había tenido acercamiento desde que era un niño hasta sus años de educador en su natal Maine, EE.UU. 

Stephen King, el escritor de pesadillas vivió sus propios temores

Stephen Edwin King, nacido el 21 de septiembre de 1947 en Maine, EE.UU, es reconocido mundialmente por su prolífica carrera como escritor. Antes de ser un fenómeno Best Seller, era un niño que intentaba sobrevivir junto a su hermano adoptivo David y su madre Ruth Pillsbury King, quien a menudo tenía dos o tres trabajos para suplir el abandono económico de Donald King, padre del autor, quien desapareció de sus vidas.

El arduo trabajo de King labró una reputación de escritor incansable, pues ha declarado ante varios medios de comunicación que intenta escribir mil 500 palabras al día. A través de los años siguientes, King se ha consagrado como uno de los escritores más exitosos a nivel mundial. Ha sido galardonado con el National Book Foundation Medal for Distinguished Contribution to American Letters en 2003 y el National Medal of Arts en 2014, además de premios Bram Stoker en múltiples ocasiones.

El público lo conoció en 1976 tras el lanzamiento de la adaptación cinematográfica de Carrie. Los cinéfilos querían ver más películas al estilo del Bebé de Rosemary (1968). La historia de una adolescente con telequinesis capaz de matar a John Travolta en su lujoso auto, despertó la intriga de la gente en las salas de cine. 

Desde Carrie hay más de 94 producciones para la pantalla grande y chica basadas en la obra de King. Una relación que parece eterna pues aún en 2024 se planea una serie de Salem’s Lot (1975) para la plataforma Max. Este fenómeno podría ser un antecedente de las dinámicas que se observan en la actualidad entre la literatura y las adaptaciones televisivas, o cinematográficas.

El publicaciones y adaptaciones mantenía contentos a los productores, editores y al autor, salvo a la crítica. En la mayoría de las reseñas, King ha sido el blanco de comentarios mordaces que lo acusan de ser un autor cuyo interés sólo es el dinero, con ideas poco originales, sin capacidad de crear personajes femeninos, o afroamericanos que sean verosímiles. Un juicio que mantuvo al autor en un constante miedo a nunca ser respetado.

Para probarse a sí mismo que podía conectar con la gente y la crítica a través de sus historias publicó Range (1977), bajo el pseudónimo Richar Bachman. En la trama un adolescente comete un atraco a su escuela y toma como rehenes a sus compañeros. En comparación con los múltiples tiroteos escolares que ha vivido EE.UU, la novela parece profética. La inspiración detrás de esta idea surgió en sus años de enseñanza frente a los estudiantes que ejercían bullying y el resentimiento de quienes lo recibían. 

En 1988, Jeffrey Lyne Cox cometió un acto similar en su preparatoria donde. Luego de ser capturado, declaró que una de sus inspiraciones fue Range. En el incidente nadie murió, pero King intentó que esa novela saliera del mercado. Durante su trayectoria el autor siempre ha temido que alguien cometa más crímenes tras leer sus obras.

En Florida, un crimen ocurrió en 1982. Un nutricionista apodado el Doctor de la Comida Basura fue brutalmente torturado y asfixiado por asesinos que consumían comida rápida durante el acto. Los criminales escribieron Redrum en la pared, la palabra que aparece en una de las obras de King, The Shining (1977), comentó el autor en una entrevista para Playboy en 1983.

En Boston, en 1977, una mujer fue asesinada y desmembrada con utensilios de cocina, un acto que la policía consideró inspirado en una escena de la adaptación cinematográfica de Carrie, en la cual la protagonista mata a su madre utilizando objetos cotidianos como armas.

Por último, en 1980, se produjo un intento de robo contra una mujer que leía The Stand (1994) en una parada de autobús de Baltimore. Ella se resistió al ataque, lo que el autor consideró imprudente y de alguna forma alentado en su novela porque los protagonistas se oponen contra cualquier representación del mal.

El trabajo de King es un relato de los temores de su época, a través de una mirada íntima hacia las tensiones que atraviesan la vida de las personas en diferentes contextos, como la crueldad en las escuelas, el extremismo del fanatismo religioso, la paranoia a los comunistas y la violencia racial. De la misma forma, realiza una introspección a sus miedos personales.

The Shining es una de las novelas más honestas con la vida que tuvo el autor antes del estrellato. En la historia, un niño con poderes psíquicos intenta sobrevivir a los fantasmas del hotel Overlook que quieren consumirlo y a la maldad de su padre alcohólico. El tema central de la obra es la desintegración familiar a causa de las crisis económicas, un matrimonio disfuncional, la violencia machista y la ira de un hombre que se odiaba a sí mismo. 

Jack Torrance, el padre de familia en The Shining, funciona de alter ego de King cuando tuvo a su primera hija o en una situación económica complicada. En palabras del autor, la idea surgió por las tensiones por la falta de dinero y la forma en que su paciencia estaba al borde del colapso.

King ganaba un salario precario de educador en Hampden Academy. En más de una ocasión tuvo que solicitar el recorte de la línea telefónica mientras escribía en las noches para publicar relatos en revistas masculinas por dinero. 

Ante la tensión, recurrió al alcohol y las drogas. En la misma revista con Playboy, confesó que en el pasado consumía drogas duras. Durante su época universitaria a finales de los años sesenta, en una época en la que adquirir drogas no representaba un gran obstáculo incluso en la Universidad de Maine, King experimentó intensamente con LSD, peyote y mescalina. 

En la década de 1980, era un consumidor de cocaína, de acuerdo con sus declaraciones para la revista Rolling Stone  en 2017. Su alcoholismo también estaba fuera de control al punto de recibir rehabilitación después de que sus amigos y familiares lo pidieran.   

El amor de su familia fue un incentivo para evitar que King se transformara en Jack Torrance, un hombre desposeído por la frustración de haber fallado como padre, escritor y esposo. El talento del autor también se debe a la forma en que logra capturar sus miedos y usarlos de base para construir la vida de sus personajes. 

Los pasos para llegar a este punto, los escribió en su ensayo Danse Macabre (1981). Existen tres categorías: terror, horror y repulsión. El primero es el suspense anticipatorio antes de la revelación de un monstruo. El segundo escalón se relaciona con el momento de choque al ver la criatura. 

Según las palabras de King, el terror yace en la espera, en la tensión del desconocido, mientras que el horror es la culminación de dicho suspense. Respecto a la repulsión es catalogada como una respuesta visceral, un impulso básico de desagrado ante lo grotesco, a lo cual recurre con menos frecuencia, pero reconoce su utilidad en ciertos contextos de sus historias para generar reacciones en el lector.

Una de las respuestas que ofrece Kin es si el horror es arte:


El trabajo del horror, no puede ser otra cosa, alcanza el nivel de arte, porque simplemente está buscando algo más allá del arte, algo que depreda al arte: está buscando lo que puedo llamar puntos de presión fóbica. Una buena historia de horror hará su danza hasta el centro de tu vida, y hallará la puerta secreta del cuarto que tú creías que nadie conocía.1

Él mismo se ha sometido a estos puntos de presión fóbica, a sus demonios de la infancia y la edad adulta que toman cuerpo en sus obras. Muchos de estos miedos también poseen diferentes dimensiones en un amplio espectro de la población de su tiempo y su pueblo natal. 

El Maine de Stephen King

En los años posteriores en su carrera, el escritor exteriorizó los horrores que acechan en la cotidianidad y en las dinámicas comunes desde el seno familiar hasta los lazos de amistad en la infancia. Una de las grandes constantes en la literatura de King es cómo una buena persona podría corromperse y hasta qué punto el bien resiste.  

Desde su niñez, tuvo años sumidos en la pobreza. Los King vivían con sus abuelos maternos en una casa sin servicios de agua. El consuelo que el futuro autor tenía eran los cómics, cuentos de Edgar Allan Poe y películas de terror o ciencia ficción. Disfrutaba de atemorizarse en cualquier lugar de Maine: las cloacas, espacios cerrados y oscuros, callejones solitarios e infinidad de parajes lúgubres en su cotidianidad. Esta visión del mundo definiría la forma en que atemorizaría a sus lectores futuros con el horror en escenarios cotidianos. 

Sin embargo, lo que más aterrorizaba al joven King era la delgada línea entre el bien y el mal. A sus 11 años coleccionaba noticias de Charles Starkweather, asesino que junto a su novia adolescente tomó la vida a once personas en tres años hasta que en 1959 fue ejecutado en la silla eléctrica. El interés que el muchacho sentía por el criminal era el vacío que percibía en sus ojos. En palabras del autor, era algo inhumano, no había bondad o maldad. 

La marginación, la violencia y el abandono eran parte de los lugares donde vivía el joven King. Estos elementos lo acercaron a un mundo sombrío que habitaba. Por esa razón, donde los demás veían un cementerio tenebroso y lleno de tumbas olvidadas, él encontraba un lugar donde residían sus inquietudes sobre la muerte. También veía un empleo. Así, se convirtió en un cavador de tumbas. 

Las pasiones de King tomaban forma en la literatura. Sus  ambiciones lo llevaron a matricularse en la Universidad de Maine, en Orono. En este momento de su vida, comenzó su carrera como autor con la venta del relato, “The Glass Floor”, publicado en la revista Startling Mystery Stories en 1967. 

El autor recibió 35 dólares, una paga insignificante si se compara con los grandes gastos que conlleva el nacimiento de un primer bebé, ese era el caso de King. Él y su esposa Tabitha tuvieron a su primogénita en 1970.  En ese entonces, el autor trabajó en una gasolinera y una lavandería hasta que ejerció de docente.

Las ideas para nuevas novelas nunca cesaban, ni siquiera mientras estaba en las aulas de una escuela. De nuevo, esa visión enrarecida del autor comenzó a trabajar e identificó que odio y reconocer un sitio que los demás asumían como un lugar de aprendizaje. Comenzó a trabajar en una historia sobre una chica blanca con un tremendo poder psíquico, pero el autor consideró que carecía de potencial suficiente y que necesitaba más perspectiva de género. 

Tabitha, descubrió el manuscrito en la basura. En cuanto lo leyó, supo que se trataba de un tema real para las personas que suelen ser rechazadas. El autor contactó a Bill Thomson, un viejo amigo editor que aceptó el manuscrito. Luego de un par de correcciones, King dejó la enseñanza en la primavera de 1973 para dedicarse a tiempo completo a la escritura después de que Doubleday & Co. publicara la novela que vio nacer un fenómeno en la literatura de terror  y en el cine: Carrie.

La obra tuvo una excelente acogida entre el público en general. En ese mismo año, fue necesaria una edición de bolsillo para la demanda de un nuevo público que buscaba conectar con esa historia. El autor recibió 200 mil dólares tanto su economía como su popularidad en las editoriales llegaron a niveles estratosféricos. Aunque su madre apenas pudo ver el inicio. Falleció a causa de cáncer de pulmón en 1973. 

Después de la publicación de Carrie, King publicó novelas icónicas para la literatura de terror contemporánea: Salem’s Lot, la historia de un pueblo de Maine asesinado por vampiros; The dead zone (1979), protagonizada por un hombre con dotes clarividentes que intenta impedir el ascenso de un político de ultraderecha. Estos funcionarios suelen ser villanos habituales para el escritor.

En su trayectoría también ha explorado el horror cósmico con It (1986), con un simple vistazo a una coladera. En ese lugar oscuro común y desagradable, King exploró la maldad que podía existir en los confines del espacio. La imaginación del autor vislumbró su novela más famosa en la que una criatura toma varias formas para alimentarse del miedo de los niños en el pueblo natal del autor cada 27 años. 

El avatar más usual de este ente espacial es un payaso, inmortalizado en la memoria colectiva por salir de las cloacas de las regaderas. De nuevo, el terror se desencadena al unir estos dos elementos de la cotidianidad en una situación extraña. 

The Stand (1994) forma parte de sus obras más ambiciosas. La trama se desarrolla tras una pandemia del virus llamado “super gripe”. En este escenario, los supervivientes se dividen en dos facciones para encarnar la última batalla entre el bien y el mal sobre la Tierra. Es una novela con notables inspiraciones de los autores del siglo XIX. En las mil 584 páginas se desarrollan, de principio a fin, las vidas de todos los personajes excepto del temible nigromante Randall Flagg, villano recurrente en la mitología de King. 

El conjunto de novelas que conectan y exploran el mundo que el autor creó son los ocho tomos de The Dark Tower. Esta saga de fantasía es la piedra angular de las demás obras de King. El protagonista es un pistolero con dones extraordinarios en el manejo de las armas que intenta proteger a la Torre Oscura, un lugar donde se conecta el multiverso. En sus aventuras combate a Flagg y al Rey Carmesí, el ser culpable de propagar la maldad en el universo. 

Incluso, el autor hace un ejercicio metaficticio al incluirse dentro de esta saga y considerarse sólo una ínfima parte de los factores que mantienen en pie a la Torre Oscura. Un aspecto que generó controversia tanto a los fanáticos y la crítica fue la premura con la que King terminó una historia que detuvo durante años. 

En 1999 fue atropellado, el episodio cercano lo dejó malherido e hizo que el autor escribiera un final que dividió a los lectores. Las críticas calificaron a la conclusión de ser anticlimática y prematura. Además, fue el retorno del interés que sentía por la muerte, un tema que ha explorado en varias novelas. 

Entre las más icónicas está Pet Sematary (1983), novela en la que se transgreden los límites de la muerte y la creencia en Dios con un cementerio maldito donde resucitan quienes son enterrados en aquel suelo corrompido. Esta idea surgió cuando el hijo del escritor casi fue arrollado por un tráiler en una casa cercana a una carretera peligrosa. Los accidentes eran tan comunes que los niños improvisaron un pequeño panteón para enterrar a sus mascotas atropelladas. 

El terror y la ciencia ficción son las grandes pasiones de King, pero ha incursionado en novelas cargadas de drama. Una de ellas es La milla verde (1996), donde un hombre afroamericano con la capacidad de realizar milagros es condenado a la silla eléctrica. Su personalidad bonachona hizo que los guardias del pabellón de sentenciados lo consideraran un amigo. Ellos tuvieron que permitir la ejecución porque el protagonista así lo pidió luego de que su espíritu se quebrantó ante la crueldad del mundo. 

Otra de sus obras de corte similar es El cuerpo (1982), basada en los vínculos que King formó con sus amigos de la infancia en los que se apoyaba mientras soñaba con ser escritor. Hay un pasaje en especial que inmortalizó un evento importante para el chico de Maine. Cuando era niño, regresó a casa y permaneció en silencio hasta el anochecer. Tiempo después, su familia supo que vio morir a su pequeño amigo en las vías del tren. En la novela, los chicos tuvieron mejor suerte y lograron salir de los rieles. 

A través de sus obras, el lector accede a esa otra realidad que Stephen King veía en los parajes cotidianos de Maine. Desde una cloaca hasta una carretera peligrosa, el pueblo que él habita está poblado de horrores, en una constante lucha entre el bien y mal que se libra dentro de cada persona y repercute en la sociedad de la cual forma parte. 

Las pesadillas que el escritor retrata en sus obras son las mismas que yacen en las personas de a pie: el temor a perder la vida a manos de la violencia, a perder a un familiar, a sucumbir ante la maldad, o a fracasar. La vida puede ser atemorizante, y King ofrece una forma de abrazar y enfrentar los miedos reales a través de otros ficticios.

Fuentes y referencias:

Stephen King.  Danse Macabre (Danza macabra). Everest House 20 de abril de 1981.

Stephen King. Carrie. Doubleday. 5 de abril de 1974.

https://stephenking.com/

http://repository.pedagogica.edu.co/bitstream/handle/20.500.12209/13392/horror_literario_king.pdf?sequence=1&isAllowed=y 

https://digitalcommons.usf.edu/etd/692/

https://www.vox.com/culture/2017/8/4/16066180/stephen-king-themes-cultural-influence-explained

https://escueladeescritores.com/blog-los-dos-niveles-del-terror/

https://lazonamuerta.substack.com/p/entrevista-stephen-king-playboy-junio-1983

https://www.youtube.com/watch?v=m–7ulZEwZE 

  1. Stephen King.  Danse Macabre (Danza macabra). Everest House 20 de abril de 1981.