Tierra Adentro

Titulo: Magnetofónica

Autor: Iliana Vargas

Editorial: Ediciones y Punto

Lugar y Año: México, 2015

En Magnetofónica, Iliana Vargas entreteje veinticinco cuentos con la estructura de un caleidoscopio que se alimenta a sí mismo y se sirve del juego de colocar un espejo frente a otro para adentrarnos en innumerables reflejos fantasma. No tienen finales sorpresivos o abiertos, al contrario, son historias que se cruzan y coinciden, e incluso le roban elementos a nuestra realidad.

Magnetofónica invita a pensar en un conjunto del cual es posible extraer algunos cuentos, dejándose guiar un poco por el azar y abordando el proceso del sacrificio ritual, uno de los temas más constantes del libro. La instrucción, interpretada a través de las señales de la naturaleza, de desollar a siete navegantes para ofrendarlos a siete sedentarios o la metamorfosis de una adolescente en una diosa caballito del diablo, un insecto odonata, podría ser el producto más decantado del mundo caótico, convulsivo y cambiante en el que Iliana Vargas centra sus historias, apoyándose en la iniciación, premeditada o inconsciente, o en el recorrido hacia un sendero que recuerda mucho al del proceso místico, donde el centro, el principio y el fin sólo pueden desembocar en la propia muerte o en la epifanía. Un buen ejemplo sería la historia del hombre de sesenta y ocho años que busca adentrarse en la sombra natural, el lado oscuro de lo que se cree que puede ser delineado y comprendido, para descubrir, como si fuera Heráclito, que lo que era familiar y conocido hace un momento se ha transfigurado al ocultar un anatema invisible que al revelársele le hace entender cómo su exploración sirvió sólo para cumplir la fatalidad de un sino.

Sin embargo, parece que hay algo de glorioso subyaciendo en cada una de estas muertes y sacrificios rituales, como si nos quisieran persuadir de que no hay nada más brillante, por obvio que suene, que una consumación y un deceso luminosos.

Cada puerta que se abre en Magnetofónica lleva a un mundo paralelo que converge con otra desde el terror abisal. Puede ser el efecto producido por las ondas solares en la Tierra, si es que el mundo al que nos referimos es la Tierra, o los restos de una sociedad sepultada por el agua. Lo exterior se nos revela como una amenaza, no sólo hacia la materia del hombre, sino hacia aquello que consideramos vivo, porque entender si el aire, el agua y la luz tienen vida o no, es una pregunta que subyace y da forma a la congruencia interna del texto en cada uno de estos mundos paralelos. En otras palabras, esta tierra asolada, mutable y onírica, con sus propios ciclos, es peligrosa y está plagada de espejismos materiales, como si fuera un personaje más, consciente de sí y de su poder abrasivo en la existencia de todo lo que la rodea.

Las historias que conforman este libro son, en su mayoría, tramas espejo o paralelas. El cuento «Styx y Umene» es un buen ejemplo de ello, pues incluye en su trama a la polilla acherontia atropos, mejor conocida como La esfinge de la muerte. Ésta se encuentra con relativa facilidad en ciertos cementerios y aparece en multitud como un presagio de desastres naturales, guerras, enfermedades y un número incontable de muertes en la zona donde ha decidido instalarse, como si su único objetivo fuera esperar la descomposición natural de miles de cuerpos.

Styx es una especie alada inteligente, de forma un tanto desconocida, la cual, especulo, es femenina y representa también el presagio de algo terrible para el hombre. Por otra parte Umene, una mujer que tiene una función burocrática en el espacio exterior (medito un momento en lo hilarante de esta imagen) se encuentra con Styx, y ambas deciden ocultarse en la oscuridad para no ser vistas, dándole forma a dos escenarios paralelos que desembocarán en uno solo.

El rito iniciático, el camino seguido hacia un destino delineado desde el principio, así como cada movimiento de los personajes, sirven para acelerar y darle fin al proceso de descomposición y supervivencia de otro. Esta muerte sólo forma parte de la continuidad del ciclo de vida en un mundo hecho con la materia de los sueños, un mundo potencial que puede cambiar de forma las veces que sea necesario, uno que se ha identificado en el centro del ser, poblado por fantasías y reflejos fantasmales, similar a un humo concéntrico que desaparece y se lleva consigo a quien lo sueña en el momento en que ese alguien toma conciencia de él, porque los sentidos son aquí lo único que le otorga un significado a la naturaleza de los hechos y sus fenómenos.

Si nosotros habitáramos las historias que ha escrito Iliana Vargas tendríamos que enfrentarnos con la bestialidad de la Esfinge o el Dios colérico del Antiguo Testamento en una tierra donde el hombre es un instrumento que alimenta a una fuerza oscura, aquella que produce el terror ancestral y natural donde el hombre sólo es una vía para un objeto superior que sobrepasa los propios límites que se han delineado y del cual es imposible entender o acercarse a su verdadero fin y último significado.

Éste es el centro magnetizado que atrae a todos los mundos para que se entrelacen, y está plasmado en la historia de Virna Ligsa y el Señor Magnetófono, un aparato que reproduce una voz cuyas palabras contienen las pistas para entender el mensaje detrás de cada una de las puertas abiertas a lo largo del libro. Al final se nos revelará (como decía Jim Morrison: «nadie sale vivo de aquí») el sino del Señor Magnetófono.


Autores
(Ciudad de México, 1988) es editor de la versión impresa de la revista Moria y coorganizador de Lateralia/ Festival de Edición Independiente en Morelos. Ha publicado cuentos, crónicas y entrevistas en diversas antologías, así como medios impresos y digitales.