Tierra Adentro
Ilustración de Zauriel

EPIFANÍA ÁCIDA

I

Creo que fue idea de Gaspar, Melchor y yo le dijimos al principio que nel, ¿O yo era Melchor? quizá incluso fuera Gaspar y fui yo el que puso el Meth Z en el porro que nos fumamos después de comer LSD; entonces comenzó la historia.

Melchor: Amos por hongos, ya van a nacer.

Baltazar: Sacaaaa

Gaspar: ¿Quién va a nacer?

Baltazar: ¿Nacer de qué?

Gaspar: Pus nacer de nacer.

Melchor: Honguitos, los niños divinos.

Gaspar: Aaaaaaaah, el niño Dios.

Melchor: Nononono, la carne de los dioses.

Gaspar: El cuerpo y la sangre de Cristo, amén.

Melchor: Saca, digo, ya, a la Chingada.

Baltazar: Amos, pues.

Así, los Tres Reyes Magos se dirigieron en sus bicis hacia quién sabe dónde porque andaban bien volados, cruzaron baches, colonias donde asaltan, Frikiplazas, Tianguis, Aurrerá, Plutón, La Atlántida, Tlaxcala, Kadath, hasta que se dieron cuenta:

Baltazar: Chingao, se nos quedó la piedra.

Melchor: ¿Cuál piedra?

Gaspar: Pues la piedra, el oro pa la ofrenda.

Melchor: Ah, sí es cierto, ahorita armamos. ¿Y la estrella?

Baltazar: ¿Cuál estrella? ¿Con qué se fuma?

Melchor: Pos la estrella que tenemos que seguir.

Gaspar: Ahí está, arriba, mira.

Melchor: Ese es el sol, pendejo.

Gaspar: Te hace falta más astrología básica, carnalito.

Melchor: Se dice astronomía.

Gaspar: Yo creo que es astrología porque las estrellas dicen muchas cosas, quizá no el futuro, pero si tienen buen coto, hasta las que ya son fantasmas.

Baltazar: ¿Fantasmas? ¿Dónde?

Gaspar: Muchas estrellas, sobre todo las que vemos tilitar, ya están muertas desde hace un chingo y lo que alcanzamos a notar son proyecciones atrasadas de un cadáver con vida a millones de años luz.

Melchor: Bueno, esa es la estrella, ¿y a dónde vamos?

Gaspar: Pues a la Chingada, tu dijiste hace rato.

Melchor: Arre.

Baltazar: Pero todavía no tenemos las ofrendas.

Melchor: Vamos a conseguir las ofrendas, pues.

Y los Reyes Magos cabalgaron y cabalgaron hasta que sus llantas se poncharon.

Melchor (cantando): “Freedom is just another Word for nothing left to lose”

Baltazar: Pos hay que sentarnos debajo de ese árbol, aunque sea en el suelo, ¿no?

* c sientan *

Gaspar: Aparte de las ofrendas y al yisus ¿qué estamos buscando? osea, realmente.

Todos: [ ]

Melchor: Que buena respuesta.

Justo cuando alguien dijo algo importante y profundo (que nadie, ni siquiera el que lo dijo, escuchó porque no estaban prestando atención) se dieron cuenta de que, en medio del círculo-triángulo que formaban, estuvo todo el tiempo ¿o apareció de la nada? un cuarzo blanco enorme junto a lo que parecía

Gaspar (solemne): Ya tenemos la piedra, el oro.

Baltazar (nada solemne): ¿Y se fuma?

Melchor: ¿Y que es esta otra madre? parece un gotero de ácido, miren la etiqueta, está bien locochona, creo que es una ilustración de Alex Grey.

(Melchor le pasa el gotero a Baltazar, éste se lo guarda en la bolsa sin mirarlo)

Baltazar: Pues ya tenemos el oro y la mirra, ¿no? ya ven que la mirra es un líquido para embalsamar, nomás nos va a faltar el incienso.

Gaspar: Pero el ácido no embalsama, no te da la eternidad de la muerte, nomás un cachito de ésta.

Melchor: ¿Entonces? ¿Qué pedo?

Gaspar: Pus amos a seguir buscando.

Y siguieron buscando sin saber qué, hasta que se dieron cuenta de su lejanía de la supuesta civilización, no solo mentalmente, que sí, andaban bien pinches volados, pero físicamente también andaban bien perdidos, en medio de la nada, nunca se habían sentido tanto en armonía, como peces en el agua.

Baltazar: Eh, wachen ¿qué es eso de ahí?

Melchor: Una planta, ¿no?

Baltazar: Si, pero es de…

Gaspar: Mota, ¿no?

Melchor: ¿Si es mota?

Gaspar: Sí es, wey, se ve luego luego, wacha, ya hasta tiene flores…. aguanta, hay un papelito entre las hojas.

Baltazar: ¿Qué dice?

Gaspar: Está escrito con tres letras diferentes.

Santa María del Monte

NO QUITAR

Ruega por nosotros y no nos culpes por nada.

Observanos dejar la misma palabra dos veces.

Cobíjannos con tu manto.

Amén.

Melchor: Parece que unos poetas pasaron por aquí.

Gaspar: Qué asco.

Baltazar: Al menos ya tenemos el incienso, hay que llevarnos un cogollito.

Gaspar: Y la mirra, hay que llevarnos el poema.

Melchor: Uhhh, ya te pusiste poeta tú también.

Gaspar: No, wey, es neta. Ya si no sirve de mirra mínimo le hacemos un paro a la planta, pero lo más seguro es que sí.

Baltazar: Yo me lo llevo, pues, pero tú el cogollito.

Gaspar: Arre.

Teniendo oro, incienso y un poema que pasaría por mirra, se pusieron a fumar enfrente de la plantita. Ahí divagaron acerca de lo que andaban haciendo, pero ninguno recordó esas conversaciones. Sólo saben que siguieron su recorrido en menos de lo que se acabó el gallo y se llevaron la bacha en la calceta de Melchor. Estaba chido el lugar para que los pastores apenas fueran a la mitad del viaje, ¿o no? ¿O ya era el final? No, según yo no era el final, porque pasaron más cosas.

Melchor (cantando): “Nothing don’t mean nothing honey it ain’t free…”

Baltazar (susurrando): “Now now.”

Melchor: Ájala, ¿a poco te la sabes?

Baltazar: Pa que veas, carnal, te digo que parezco rockola.

Melchor: A ver síguele.

Baltazar: Ne, no te creas. Cuando la cantaste la busqué en Google y me aprendí la frase que seguía nomás.

Melchor: Ah… Es de la Janis.

Baltazar: Simón, también vi de quién era, Google lo sabe todo.

Gaspar (de la nada): ¡WEEEYEEEEEEEES! ¡CUIDADO CON EL BURROOOOOOOOOOOO!

Melchor: AAAHHHHHHHHHHH.

El burro atacó veloz y torpemente la pierna de Melchor con una mordida. Los otros dos magos lo cubrieron a sus espaldas y confrontaron al burro, quien les dijo:

El burro: *rebuzna*

Todos: (…)

Gaspar: Tsss. Más Deep que Purple, carnal.

Baltazar: Como que anda fumado, ¿no?

Melchor: Qué dirá.

Baltazar: ¿No le entienden?

Gaspar: ¿Tú sí?

Baltazar: Creo que sí, pero no puede articular chido, por eso digo que ha de andar bien acá.

El burro: *rebuzna*

Baltazar: A ver aguanten.

El burro: *rebuzna de nuevo*

Gaspar: ¿Qué te dice?

Baltazar: Mmm. Ta difícil agarrarle el rollo, pero según yo quiere dos cosas: la bacha de tu calcetín y pedirnos un paro. Dice que tiene un gotero de ácido y nos lo va a dar si le ayudamos.

Melchor: Pues ahí te va la bacha y pregúntale qué onda, a mí sí me interesa otro gotero locochón.

Gaspar: A mí también, aparte nosotros ni le entendemos, en lo que platicas mejor hacemos otro cigarrito.

Melchor: Va.

Y así fue como los Reyes Magos siguieron su viaje con el burro y dos goteros. No tengo pruebas de que alguien más haya tenido Meth Z, pero tampoco dudas. ¿Sobre el paro que les pidió? Quién sabe. Ahora viajaban hacia allá, más lejos. En busca de hongos y nacimientos de cualquier tipo. Daba igual. Los pedazos de espacio se fragmentaban y todos andaban risa y risa por eso, hasta el burro, que ya no rebuznaba. Después de que se echó las tres dijo haber evaporado el ácido que traía en la garganta y que no lo dejaba ni hablar. Después ya iba tranqui contando su vida, nomás que Gaspar lo interrumpió.

Gaspar: Ah, cabrón.

Baltazar: ¿Qué pasó?

Gaspar: No encuentro el otro gotero.

Burro: ¿Pos cuántos había?

Melchor: Había como siete, ¿no?

Gaspar: Ne, había dos.

Baltazar: Bueno, pero ahorita cuántos hay.

Gaspar: Ah, uno nomás.

Melchor: Sobres.

Burro: Oigan…

Baltazar: Eu.

Burro: Wachen.

Melchor: ¿Qué es? ¿caca de vaca?

Burro: No es caca de vaca.

Gaspar: Tons.

Burro: Es la casita de los hongos.

Baltazar: Ah, sí cierto. Yo vi un Tik Tok sobre eso, pero dónde salen, o qué.

Burro: Alrededor, según yo.

Melchor: Entonces no hay.

Burro: Es que tenemos que buscar.

Melchor: ¿Crees? Hace rato la planta de mota apareció y no hubo necesidad de buscar.

Gaspar: Bueno, pero eso fue un caso especial. Yo creo que el burro tiene razón.

Burro: ¿Encontraron una planta de mota?

Melchor: Sí.

Burro: ¿Nomás una?

Baltazar: Así es, estaba por el río.

Burro: No, no. Lo que me sorprende es que sólo haya sido una, si por aquí crecen muchas, ni las tienes que buscar como dice el Malhechor.

Baltazar: Melchor.

Burro: Ándale, ese mero. Una vez una burra me llevó a un sembradío que parecía vivero por aquí arribita en el cerro de los tejones.

Melchor: Gpi.

Burro: ¿Amos ahorita o qué mi Malhechor?

Melchor: ¿Sabes dónde mero?

Burro: No sé ni siquiera dónde ando ahorita, carnal, pero si ven un letrero que diga “Cerro de los tejones” me avisan y de ahí sé llegar

Ahí está el letrero, wey. Atrás de ti.

Tsss. En corto, ámonos para allá.

Sombras, a ver sí cierto que parece vivero.

Cuando llegaron a las matas de mota casi se mueren del susto. Oyeron unos gritos bien raros en el fondo del paisaje, que sí parecía vivero. El burro fue a ver qué onda y los pastores decidieron esperarlo donde estaban. Pasó el tiempo (ninguno sabe cuánto) y no volvió, así que fueron a buscarlo. Cuando lo hallaron ninguno presintió que sería la última vez que se iban a ver.

Los pastores: ¡Burro!

Burro: ¡Qué ondita, pastores! ¿Cómo andan? ¿Todo chido?

Baltazar: Ájala jalea, ¿ora quiénes son ellos, ma fren?

Burro: Ah, son María y José, Malhechor, estaba con ellos antes de encontrarme con ustedes. Andan bien drogados también, pero acaban de tener un niño y fue otro malviaje bien gacho. Me tocó verlo, por eso estaban gritando.

Melchor: Mmm. Pos sí está medio rara la situación, pero nosotros no juzgamos, con que ustedes estén chidos.

Burro: Ya andamos mejor, nomás fue la paniqueada. Ella no sabía que estaba embarazada.

Gaspar: Tsss. Surreal. Oye, ¿y ese otro wey?

Burro: Ah, ese wey es Armando Mota Pacheco, según nosotros no existe y sólo es otro efecto del viaje, pero no vayan a decir nada porque luego se ondea.

Baltazar: ¿Y qué se supone que hace o qué?

Burro: Pues salió de la casa de allá cuando el José les tocó, les dijo que no había chance de que pasaran, pero que se quedaran en las matas y les traería unas cobijas y una cubeta con agua para enjuagar al morrito cuando naciera. Luego necesitaron unas tijeras y también se lanzó por ellas. Es buena onda, nomás que luego sí se le van las cabras al monte.

Melchor: Oye, ¿entonces te vas a quedar aquí?

Burro: Yo creo sí, a ver qué plan tienen estos dos.

Gaspar: ¿Pues qué te parece si les dejamos las ofrendas? La neta las traíamos para los hongos, pero ya no creo que se arme, si no la noche nos va a ganar.

Baltazar: Simón, prefiero dejarlas aquí que en unos hongos. De todos modos, yo ya ando bien acá y esto también es un nacimiento.

Melchor: Sobres, aquí las dejamos entonces.

Los magos se despidieron y siguieron su camino con la preocupación de que la oscuridad llegara. Querían dejar de distraerse e irse rápido de ahí, pero era muy difícil. Enseguida Melchor dijo:

Gaspar: ¿Creen que el burro también haya sido parte del viaje?

Baltazar: Yo creo que sí, ¿no? Está muy difícil que un burro hable de neta.

Melchor: Nombre, yo pienso que la droga nomás nos hizo entenderle, pero todo fue real.

Gaspar: ¿Y Armando Mota Pacheco?

Melchor: Pues a mí me cayó bien

Baltazar: ¿Cómo te va a caer bien si ni nos dijo nada?

Melchor: Ah, pos eso sí no sé, pero me cayó bien.

Gaspar: Están pasando muchas cosas, ¿no creen?

Baltazar: Y pasará otra…

Melchor: ¿Cuál?

Baltazar: Acaba de caerme una gota.

Gaspar: No mames.

Melchor: ¿Va a llover?

Baltazar: ¿Y ahora?

Los tres comenzaron a correr como si vinieran patrullas detrás. Desesperados ante la idea de hundirse bajo el agua o quedar inmóviles como una piedra. Huían y huían entro los peñascos que quedaban de una tierra que se derrumbaba a cada paso, algunas plantitas de mota se despedían de ellos y casi lloran de la emoción. La puesta de sol ocurría detrás de las nubes cuando por fin llegaron a la carretera, ahí apareció una Chevrolet con doble cabina y estéreo bluetooth, lista para llevar a los Reyes a su destino. Vieron que Armando Mota Pacheco era el conductor y lo saludaron como si se conocieran de toda la vida.

Coautores: Gerardo Szae y Diego Armando Otro