¿Qué estamos haciendo los jóvenes para desaparecer?
Hace unos días, el colectivo capitalino Campo de ruinas visitó la ciudad de Monterrey con una puesta en escena itinerante titulada ¿Qué estamos haciendo los jóvenes por desaparecer?, la cual presentaron en distintos espacios comprometidos con la promoción cultural. El jueves 30 de octubre estuvieron en Casa Bicicletera, centro de operaciones del colectivo Pueblo Bicicletero, orientado a promover el uso de la bicicleta como principal medio de transporte. El viernes 31 de octubre, el escenario fue la Casa Universitaria del Libro UANL espacio universitario enfocado en promover la cultura entre estudiantes y público en general. Por último, el sábado 1 de noviembre tuvieron doble función, primero en Kúndul Centro Cultural y luego en The Nada Café.
Esta instalación multidisciplinaria contó con la participación de actores, artesanos y músicos (estudiantes y egresados de la UNAM); además de una intervención musical antes de dar la tercera llamada a cargo de una compañera de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, Lucía de Luna. La obra está estructurada como un recorrido interactivo, el cual da a conocer mediante los testimonios de la desaparición de cuatro estudiantes sin razón aparente, y sin ningún vínculo con el crimen organizado, en el Estado de México, Tamaulipas y Nuevo León.
Fueron esos testimonios, precisamente, una de las fuentes de inspiración del Colectivo para crear la obra hace tres años. Otro aspecto que motivó a los miembros del colectivo a realizarla fue la lectura del libro Vida y destino (1959) de Vasili Grossman, que además de abordar los conflictos bélicos de la Segunda Guerra Mundial, toca el tema de la desaparición forzada de personas a manos del ejército, quien eliminaba cualquier rastro como si las víctimas nunca hubieran existido, se dieron cuenta, entonces, que el tema de las desapariciones forzadas no era cosa exclusiva de esa época ni de ese contexto sino un tema actual en México. Otro suceso que los incitaría fue el caso de una compañera estudiante de arquitectura de la UNAM, Adriana Morlett, desaparecida meses atrás y que recién había aparecido sin vida, por lo que se cuestionaron: Si ella desapareció ¿cuántos más tendrán el mismo destino?
Los miembros del colectivo trabajan e investigan sobre este asunto, de esa manera dieron con el caso de Roy Rivera Hidalgo, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, extraído de su domicilio la noche del 11 de enero de 2011, en San Nicolás de los Garza, Nuevo León, y que ha permanecido desaparecido desde entonces. Encontraron, además, en internet la carta de la madre de Roy, Lety, a su hijo y se pusieron en contacto con ella para obtener autorización de utilizarla durante la puesta en escena. A partir de ahí, continuaron su contacto con Lety y con las Fuerzas Unidas por los Desaparecidos de Nuevo Léon, FUNDENL, asociación civil sin fines de lucro creada ante la ineficacia de organismos gubernamentales por encontrar a los desaparecidos en el estado de Nuevo León, entre los que se encuentran estudiantes y profesionistas sin vínculo con el crimen organizado.
El tema de las desapariciones forzadas no es un suceso nuevo en el país. En los últimos días ha sido más evidente debido a la desaparición de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en el estado de Guerrero, el pasado 26 de septiembre. Aunque desde el 2006 el tema de los desaparecidos ha sonado con más fuerza debido a la relación estadística entre el incremento de las desapariciones y el desarrollo de grupos delictivos en el país y la guerra contra el narcotráfico. Hasta agosto de este año la cifra era de 22 322 personas desaparecidas, según cifras oficiales de la Procuraduría General de la República (PGR), sin embargo grupos activistas estiman que las cifras ascienden a muchos más.
En 2009, la ineficiencia y desinterés de las autoridades por resolver casos de desapariciones forzadas motivó a familiares de personas que han sido víctimas de este delito en el estado de Coahuila a organizarse para formar las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, FUUNDEC. Al poco tiempo surgieron también las Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México, FUNDEM, nombre bajo el cual se agrupan las distintas organizaciones no gubernamentales enfocadas en esta problemática, así como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León y el movimiento precedido por ellos, Bordando por la paz, que consiste en bordar los nombres y testimonios de las víctimas y familiares de las víctimas, en color verde para los desaparecidos y en rojo aquellos que han muerto.
Eréndira Córdoba, Valeria Betancourt, Karina Carmona, Julio César Urbina, Luis Manuel Pantoja y Erandi Pacho son los miembros del colectivo Campo de ruinas.
En entrevista, Eréndira Córdoba dijo que hablando de teatro parece no haber demasiada gente interesada en hacer teatro social, sobre todo por el peligro de incurrir en discursos panfletarios o políticos, o ante la dificultad de definir cuál es el papel del teatro en su esencia de expresión artística en estos contextos. Aún así existen compañías y colectivos comprometidos con el esfuerzo de acercarse a las personas y tratar temas sociales, así como experimentar con otras maneras de hacer teatro y no sólo utilizar las formas convencionales donde hay un público pasivo que sólo observa a los personajes actuar. Es importante hacer el esfuerzo por tratar temas urgentes y no sólo hacer obras bonitas que no dicen nada, cuando tantas cosas están sucediendo a nuestro al rededor, menciona.
Por el momento, el colectivo planea regresar a la capital, de donde son originarios, y seguir moviendo la obra en espacios alternativos. Esperemos que continúen con sus esfuerzos y más personas tengan oportunidad de apreciar esta puesta en escena y comprometerse con temas sociales de esta índole, que, a fin de cuentas, deberían interesar a todos, porque compartimos el mismo espacio geográfico y sus múltiples problemas.