Tierra Adentro

En el marco del Festival Foto México, se inauguró Pretextos para recordar, exposición fotográfica llevada a cabo en La Presidencia, un espacio independiente destinado a las prácticas artísticas en el centro de la ciudad de Cuernavaca. La propuesta fue realizada por René Díaz y Fernando Mancera, quienes organizaron, curaron y montaron la exposición sobre la temática de esta primera edición del festival: las colecciones fotográficas y el coleccionismo.

René Díaz, curador de la exposición, parte de la idea de que la fotografía es un objeto coleccionable en sí mismo, y que en ello radica el pretexto para guardar y atesorar una imagen: «A partir de estas propuestas metafóricas que derivan de la pertenencia, la memoria y los temas personales es como se representan confesiones comunicantes, perpetuidad de los eventos y objetos recordados».

Pienso que la fotografía es coleccionable, pero no sólo por tratarse de un objeto, como lo menciona Díaz, sino también por ser un documento de registro humano que permite analizar el pasado desde una representación de la realidad. La fotografía no sólo sirve para recordar, no tiene como fin último ser un mero gesto de la memoria, también nos deja ver a través de aquello que el fotógrafo (inmerso en su propio tiempo) pensó, seleccionó y capturó.

El tema de la colección va más allá de la simple idea de conservación de la imagen fotográfica en archivos públicos o privados, pues tiene que ver con una idea de traer ese pasado a través del recuerdo. En ese proceso de evocación, los objetos, los espacios, las personas y los acontecimientos, cumplen un papel fundamental que muchas veces los fotógrafos deciden retratar en una búsqueda personal por apropiarse de su presente.

Pretextos para recordar reunió piezas de once fotógrafos mexicanos, formados en su mayoría en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. La obra de cada uno permite observar el paso del tiempo a través de diversos objetos y estados de la sustancia: baúles, cajas, muñecas, libros, nubes, basura, fotografías de registro y de paisaje. Todo ello evocando a un pasado social o familiar a través de diferentes intervenciones de la imagen y desde distintas técnicas fotográficas. A pesar de que el trabajo museográfico resulte insuficiente por las dificultades que el mismo espacio plantea para el montaje, la exposición resultó ser rica en cuanto a la selección de los artistas y de las piezas que se presentaron. Sin embargo, el formato de la semblanza curatorial que acompaña a cada obra es muy breve, por ello parece prudente hacer una revisión más profunda de la trayectoria de cada fotógrafo de la mano René Díaz, quien, en entrevista, nos explicó a detalle el por qué de su selección.

Él menciona que la elección del trabajo expuesto de Yael Martínez fue hecha a propuesta del mismo fotógrafo. «El baúl de la abuela» dio imagen a la exposición, precisamente por el objeto al que hacía referencia: «Era pertinente para que se insinuara todo el tema de la colección, ¿quién no ha tenido cajas o baúles en los que guarda cosas? Estos nos sirven para recolectar, son un pretexto para coleccionar. Este es un baúl que tiene una carga emocional privada, puesto que forma parte de un inventario de los objetos que tenía la abuela de Yael, forma parte de ese duelo por su muerte». Sin duda, la lectura debe ir más allá, pues la fotografía pertenece a la serie El Olvido, en la que Martínez documentó los últimos meses de vida de su abuela María del Carmen, quien padecía de Alzheimer. La serie consta de retratos de su abuela recostada, siendo bañada, acercamientos a su rostro, a sus pies y a su cuerpo, así como a los objetos que formaban parte de su casa. «El baúl de la abuela» es el objeto de esa mujer que olvidó todo, que no conservó sus recuerdos, que muchas veces no reconoció la cara de su nieto, que perdió la memoria que nos permite, de uno u otro modo, almacenar nuestro pasado. De la serie, sólo es posible ver El Baúl y me parece que hubiera sido bueno que se ahondara más en una serie tan vasta y rica.

Por otro lado, Paola Dávila, oriunda de Oaxaca, presentó La Torre de los Tesoros en la que reúne fotografías en formato Polaroid con el paisaje como tema principal. Cada fotografía se presenta dentro de una caja diferente. Sin duda la idea de las cajas alude a una necesidad de conservación, de guarida y hogar de las fotografías como objeto y como documento mismo. Reynel Ortiz, por su parte, expone un libro de artista en el que coloca fotografías en formato de postal que pertenecieron a su padre, todo ello para evidenciar un pasado familiar. «Él es uno que hace más el uso de la fotografía por apropiación más que por autoría, pues trabaja a partir de la autobiografía». Revisando el portafolio de Reynel me encontré con su serie Diario de Duelo que inmediatamente me recordó la serie El Olvido de Yael Martínez, pues ambos son registros de mujeres importantes en sus vidas (madre y abuela, respectivamente) que fallecieron a causa de una enfermedad. En ambos proyectos se alude al cuerpo, a la ausencia y buscar el no olvido de la permanencia, de las personas, a través de los objetos y de las imágenes.

A veces podemos medir el transcurso del tiempo recurriendo a los recuerdos, contando nuestros años o a nuestros muertos. Alexandra Germán cronometra Diez minutos de vida en los que observa una nube disiparse. «Estas fotografías fueron realizadas en un formato Polaroid, con una lectura secuencial cinematográfica, casi cuadro por cuadro. Germán se identifica por abordar el tema del tiempo creando series con historias en las que las nubes son protagonistas. «Metamorfosis de una nube» y «Sobre las turbulencias», no mostradas en esta exposición, son un ejemplo más de la manera en la que hace manejo del tiempo en tomas secuenciales, así como de dejar registro de aquello que es efímero, que desaparece rápidamente.

Por otra parte, Kenia Nárez es conocida por sus fotografías sobre cuentos infantiles, pues revisa las historias de la infancia desde una perspectiva de género para construirse a través de las imágenes y de los objetos. La fotógrafa ha trabajado con series que iniciaron con Cuento no.1 en 2005. Así la exhibición de Cuento no. 5 (obra realizada en 2015) es una serie de seis libros, tres de ellos como esculturas de papel y tres con transferencia Polaroid, en los que Nárez «hace un autorretrato de su cuerpo caracterizando personajes».

Siguiendo la misma línea en la que se revive la infancia, nos encontramos con La casa de las muñecas de Sarai Ojeda, una serie de diez retratos. «Esta es una colección de muñecas de carácter generacional. Hay una forma de representar el papel de la madre, de la abuela, el papel del personaje femenino». Así que el acercamiento de Ojeda con su infancia no es a través de los cuentos, sino a través de los objetos con los que las mujeres comúnmente asimilan la idea de maternidad.

Carlos León, por su parte, presenta Mutación, una serie de fotografías en la que hace referencia a la infancia a través de la repetición del retrato de un niño. Del mismo modo que Nárez y que Ojeda, el trabajo de León es de carácter autobiográfico y sus fotografías nos acercan a nuestra propia niñez. León retoma las fotografías de la infancia en un intento por reconstruir su pasado, buscarse a sí mismo en él y obtener respuestas. Sobre el trabajo de León, René Díaz menciona que «Todos nos identificamos al ver una imagen de un niño». El reconocimiento de la propia infancia en estas obras por parte del espectador, se ve influido por una cuestión de género. Como mujer, reconozco más mi pasado a través de la obra de Ojeda y de Nárez, pues me identifico con los temas que ellas abordan.

El trabajo de Alonso García y de Mayra Martell confluyen en varios sentidos, pues hay un acercamiento a dos ciudades que se caracterizan por ser zonas en las que prevalece la violencia: Medellin y Ciudad Juárez. «Mayra es originaria de Ciudad Juárez, y muestra este lugar en su esplendor postraumático. Ella recupera la idea de que la fotografía de arquitectura puede evidenciar la transformación del espacio y cómo la imagen se vuelve parte de esa ésta». Por otra parte, Alonso García «tiene un proyecto que se llama Spectrum, basado en fotografías que muestran la condición social y el desplazamiento al que se enfrenta la gente de Medellin. Hay un gesto basado en la arquitectura, en el paisaje, en lo social».

De Pericles Lavat se mostraron dos fotografías de la serie From Trash en las que aparecen desperdicios plásticos que yacen sobre la arena de alguna playa sin nombre. Puede ser difícil insertar el trabajo de este gran fotógrafo dentro de la misma línea discursiva y temática de la exposición. El protagonista de la obra son los objetos que se encuentran en un paisaje al que no pertenecen. La imagen expuesta de Cassandra Galloti también parece fuera de contexto. «Ella ha trabajado en una serie de fotografías en las que retrata diversos perros que son importantes en su entorno». Quizás podría darse una lectura de su pieza pensando en lo que representan estos animales en su vida y la relación de pasado y presente que tiene con su perra Martina, quien es el tema de la imagen que presentó en una impresión cromógena sobre un círculo de madera.

Más allá de la reminiscencia, la exposición ha sido un pretexto para revisar el trabajo de estos once fotógrafos, para darse un clavado en sus proyectos pasados y entender su producción en la actualidad. Para René, pienso, fue un pretexto para repasar la lista de amigos y compañeros fotógrafos a quienes pudiera incluir en la propuesta de participación en el Festival Foto México a través de la Red de la Imagen. Este texto es, sin duda, un pretexto para seguir dando a conocer el trabajo de los artistas, para no perderles pista, para hacer una revisión de sus nuevos proyectos, pero sobre todo para celebrar que se sigue haciendo fotografía y que hay quienes nos reunimos para ver y reflexionar en torno a ella.


Autores
(Distrito Federal, 1991) estudió Historia en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Durante su carrera enfocó sus investigaciones a la fotografía del México decimonónico. Ha tomado cursos de retrato y fotografía digital en la Escuela Activa de fotografía y en la Facultad de Artes de la UAEM.