Tierra Adentro

Titulo: Nacimos irritilas en el acuario del mundo

Autor: Julio César Félix

Editorial: Andraval Ediciones

Lugar y Año: México, 2013

En el principio, cuando el mundo era simplemente una bahía, entre la nada y el caos ya flotaban los deseos. De ellos brotó todo lo imaginable: “caza, pesca, fauna, alucinaciones”. Desde entonces, aquella tierra fue el acuario del mundo, la dársena paradisíaca y al mismo tiempo, un “mundo violento, ridículo”.

Heredero de irritilas, los pobladores originales de La Laguna, a quienes los misioneros jesuitas describieron como “medio peces, medio hombres”, Julio César Félix Lerma canta en este libro a los mares del Pacífico y a las lagunas de Mayrán, al valle, a la sierra y a las criaturas que allí habitan. Para decirlo con sus palabras, celebra al “mar y la arena/ en coito”; a “los seres planetarios [que] rodean nuestras casas”.

Desde el principio, el poeta declara su premisa: la intención de registrar “los quehaceres cotidianos de los hombres/ y sus visiones nocturnas”. Desde ahí queda planteada la noción de dualidad que recorre todo el libro: el hombre y su circunstancia de los que hablara Ortega y Gasset; naturaleza exterior y naturaleza humana. Afuera, el paisaje: la blancura del desierto, los azules del mar, los cielos enverdecidos, las especies animales, un río vertiginoso; adentro, el reencuentro diario con el amor: el aroma del cáliz, la boca dulce, la concupiscencia de los cuerpos que se buscan, que se anclan uno en el otro.

El cuaderno se estructura sobre la base de un rejuego de dicotomías. Hay una segunda: de un lado, ese paisaje prístino “de tinta de pulpo y de cactácea”; del otro, la selva urbana: la violencia del entorno social, ese caos que regresa, tornasolado y sangriento, y que marca una cotidianidad a ratos escalofriante.

“Navego mar adentro en la víspera de la noche”, dice Julio César y describe “un cuadro azul marino en todo su esplendor”. Yo, sin embargo, también preveo navegaciones hacia esos mares interiores que se tornan luminosos entre el celaje de los cuerpos que aúllan en medio de las emanaciones insaciables del amor. Porque a través de estas páginas desfilan, en un constante vaivén —como el de las mareas y el oleaje, como el de las visiones del desierto—, “soles y sexos”: los fuegos naturales y los íntimos, los de la noche ardiente y las lenguas precisas del deseo.

“Mi carne precipitada al juego de nuestros abismos”, versa Julio César, y aun en la noche singular, el canto se hace plural. Ya lo asentaba el propio título de la colección: Nacimos irritilas en el acuario del mundo; no se trataría del poeta en su torre de marfil o su jaula de oro, sino del hombre en su comunidad, en su tierra prometida. Una vez más, mundo adentro y mundo afuera, ahora en forma de individuo y colectividad: son los habitantes terrestres, ebrios de luminosidad, de vino tinto y de palabras, embarcados en esta nave de los locos que es la vida.

“Hay que colgar a la poesía/ de un gancho […] en la incertidumbre/ del aire/ y de las miradas transitorias”, dice Julio César y huele a nostalgia de palabrero. Brazos y puertos se vuelven alas sobre el desierto de Mayrán. Como en el origen, en esa noche de los abandonados que es la misma noche de los amantes, siguen flotando los deseos. Brotando desde ellos, “el agua estimula los partos de la luz” y “germinan sueños,/ duendes/ y música”. Así, al final, y lo digo con los versos del poeta, “sobrevive un presente/ embriagante,/ fundador”.


Autores
nació en Santiago de Cuba y reside en México desde 1992, por lo que ya mienta madres como toda una chilanga. Autora de once poemarios, la novela Espejo de tres cuerpos (México, Quimera, 2009), que ha asustado a más de uno, y los libros de relatos Con la boca abierta (Madrid, Odisea, 2006) y Hotel Pánico, de la Universidad Veracruzana. Como le gusta meterse en camisa de once varas, compiló una Antología de la poesía cubana del exilio (Valencia, Aduana Vieja, 2011) donde reúne a más de 150 escritores y organiza desde hace siete años el ciclo “Escritoras latinoamericanas”, en el marco de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. Lo que no sabe es preparar mojitos. | Escribe una tesis de doctorado acerca de una revista de poesía de los años veinte, llamada Prisma.
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