Tierra Adentro

Titulo: Escritos sobre Foucault

Autor: Miguel Morey

Editorial: Sexto Piso

Lugar y Año: México, 2014.

El gran pensamiento francés, que inició en el siglo XVIII, tuvo su apogeo a finales del siglo XIX y durante todo el siglo pasado, así que al decir de Luis Antonio de Villena, fue “el gran faro europeo”. Francia, pues, fungió como cabeza pensante o iluminadora del viejo continente para de allí extenderse a todo el mundo. Los nombres del siglo XX francés aún resuenan en nuestras tesis, en nuestros debates, en nuestra literatura: André Gide, que fue fundamental para poetas como Luis Cernuda y Xavier Villaurrutia; los surrealistas, cuya influencia en todo el mundo aún se aprecia sobre todo en la pintura con Remedios Varo, Leonora Carrington, Frida Kahlo, el peruano César Moro; Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, con su existencialismo que influyó en la obra temprana del Nobel Mario Vargas Llosa; los estructuralistas, Roland Barthes, Louis Althusser, Claude Lévi-Strauss, Jacques Lacan, cuyas teorías fueron determinantes en las universidades durante las décadas de 1960 a 1980; separados están Michel Foucault, por un lado, y por el otro, Albert Camus. No es extraño, entonces, que Francia sea el país que más premios Nobel de Literatura tenga en su haber.

Tal vez de entre todos ellos, sólo de Foucault y de Camus tengamos en nuestros días reminiscencias de sus respectivos pensamientos. El filósofo catalán Miguel Morey (Barcelona, España, 1950) ha reunido en este libro algunos ensayos que había publicado dispersamente sobre el pensamiento y la obra de Foucault. Morey advierte, sin embargo, que es un libro de un profesor de filosofía, no de un divulgador o, menos aún, de un experto en el filósofo francés. Escritos sobre Foucault funge, entonces, como continuidad o complemento de otro libro suyo, Lectura de Foucault (1983).

A treinta años de la muerte de Foucault, que se cumplieron el pasado 25 de junio por las complicaciones de SIDA, Escritos sobre Foucault es una especie de recorrido intelectual: desde su ambiguo paso por el estructuralismo, de la “arqueología” a la “genealogía”, sus polémicas con Sartre y con Jacques Derrida, su revisión de la pintura de René Magritte, de sus temas capitales: la locura, la enfermedad y la sexualidad, etcétera… A lo largo del libro se puede percibir que a Morey le interesa el lugar (incierto, desde nuestro punto de vista) que tendrá el pensamiento de Foucault en las generaciones venideras pues escribe:

En cualquier caso, los hombres del futuro sabrán que esta cultura que fuimos, consagrada a jugar sus suertes ontológicas sobre la línea límite del presente, creyó en ellos y a ellos encomendó su pensamiento en cada tirada decisiva. Y que nos sentimos en cierto modo sus semejantes, tal vez porque alcanzamos a comprender que nos serán completamente extraños.

Foucault fue alumno de Georges Dumézil y Paul Veyne, compañero de Barthes, Lacan y Lévy-Strauss (el llamado Banquete Estructuralista en el cual Foucault, hace notar Morey, tenía una posición ambigua), maestro de Alain Robbe-Grillet y del grupo de novelistas reunido en torno a la revista Tel Quel y, finalmente, con sus teorías sobre la sexualidad Foucault es la base de la hoy tan en boga teoría queer y por eso no es extraño que sea uno de los personajes centrales en novela de Hervé Guibert, Al amigo que no me salvó la vida (Tusquets, 1991). El libro de Morey hace ver que la permanencia de Foucault en nuestra época es indiscutible pues aún tiene un impacto como pocos filósofos contemporáneos.

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